Muere apuñalado tras pegar un bofetón a un menor etniano.

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Un camionero muere linchado tras arrollar y apiolar a un bebé de un año en Valencia
La tragedia comenzó cuando un camionero atropelló y mató a un niño etniano de 12 meses mientras maniobraba junto a una base de contenedores del Puerto de Valencia, en el barrio de Natzaret, una de las zonas más deprimidas de la ciudad. Pero alcanzó categoría de salvajada cuando el conductor bajó del camión a auxiliar al bebé. Fue acuchillado hasta morir y sobre su cabeza cayeron tantos golpes que quedó convertida en una amasijo sangriento. Anoche aún no se había detenido a nadie por su linchamiento, aunque fuentes policiales atribuyen el asesinato a familiares del pequeño. "Esto es una salvajada, un ensañamiento criminal", proferían ayer indignados varios vecinos. Según la policía local, el pequeño J. M. M. cruzó por delante del camión. En cambio, unos vecinos afirman que fue arrollado mientras el vehículo daba marcha atrás en una zona en la que, según fuentes de la federación de vecinos, está prohibido que circulen camiones. El conductor, Antonio Civantos Armenteros, conocido como Pinocho, de 44 años y vecino de Alboraia, deja mujer y dos hijos. Tras arrollar al niño, descendió de la cabina y trató de auxiliarlo. Enseguida se vio rodeado por los familiares y conocidos del niño, de etnia etniana, que residen en unos chalés de la misma calle de Algemesí, según fuentes conocedoras del caso.Algunos parientes del bebé lloraban desconsolados pero otros empezaron a increpar y amenazar al camionero, que intentó escapar pidiendo socorro. No llegó muy lejos. A un centenar de metros fue agredido por una o varias personas que se ensañaron brutalmente con su cabeza, que quedó totalmente desfigurada, convertida en un sangriento amasijo de carne. En la agresión se utilizó un cuchillo de cocina de 30 centímetros de hoja que quedó entre las piernas del cadáver, una navaja que se quebró y cuyo filo se sospecha que quedó dentro del cuerpo del fallecido, además de un bastón de empuñadura metálica que también se rompió a consecuencia de los violentos golpes. Al parecer, el camionero linchado recibió la mayor parte de los navajazos en la cabeza. Ninguna detención Los atacantes se dieron rápidamente a la fuga. De momento, no se conoce que se haya producido ninguna detención por el linchamiento del camionero. La policía local, que se personó rápidamente en el lugar, encontró el camión todavía con el motor encendido. No había ni rastro de los agresores.Los agentes trasladaron al pequeño, a su progenitora y una tía y un tío al hospital Clínico, pero los médicos del centro sanitario no lograron reanimarle y sólo pudieron certificar su fin. En la puerta del centro sanitario se congregaron numerosos familiares del niño. El camionero trabajaba para la empresa Jocami Cargo, cuya base está situada a escasos metros del lugar de la tragedia. Según Efe, el vehículo que conducía Antonio Civantos era una cabeza tractora sin carga que estaba efectuando labores de enganche de una plataforma en el momento del atropello. Según la presidenta de los vecinos de Valencia, Carmen Vila, una resolución judicial obliga a cerrar la base, pero el Ayuntamiento "ha incurrido en una dejación de funciones y no la ha cerrado".
A las nueve menos cuarto de la noche llegó la viuda de Civantos para reconocer el cadáver de su marido, del que el juez mandó realizar el levantamiento judicial hacia las nueve de la noche. Efectivos policiales tomaron huellas dactilares del camión implicado en el accidente y de un turismo que se encontró abierto enfrente del lugar del suceso.
La policía cree que una mujer participó en el asesinato
Uno de los agresores que se ensañó con el camionero Antonio Civantos el pasado viernes en el barrio de Natzaret, en Valencia, hasta darle fin era "probablemente" una mujer. La Policía ha llegado a esta conclusión por las pesquisas realizadas y el análisis de los resultados de la autopsia. Esta mujer sería, según los investigadores, la que asestó los pinchazos poco profundos que presentaba el cadáver en la parte superior de la espalda. "Son cuchilladas efectuadas por una persona de escasa fuerza, seguramente una mujer, con un estilete", aseveran.La autopsia también ha revelado que al tras*portista le abrieron literalmente la cabeza, al golpearle violentamente con un objeto contundente. Podría tratarse del bastón quebrado que hallaron en el lugar del crimen, pero los agentes mantienen sus dudas por la liviandad de este objeto y se inclinan a pensar que los golpes se hicieron con una tranca o una maza. Con el cráneo abierto en canal, el camionero aún recibió varias tortas -asestadas con una navaja estrecha y alargada- que se clavaron en su cerebro. La policía afirma que se trata de la navaja que se rompió por la violencia de los impactos. El cuchillo de cocina de 30 centímetros de filo que yacía en el suelo entre las piernas del camionero lo utilizaron los agresores, según el trabajo de los forenses, para cruzarle el lado izquierdo de la cara con un tajo vertical. En total, el camionero fue asesinado con 20 tajos "casi todos en el cuero cabelludo", según la autopsia. Los investigadores creen que en el linchamiento participaron cuatro personas, aunque no descarta que fueran cinco. Aparte de los que prestaron su complicidad, "tal vez media docena más", cerrándole la huida a la víctima y jaleando a los agresores. De momento, el único detenido -que se entregó el pasado domingo y confesó su culpabilidad- es el padre del bebé arrollado, José Muñoz, El Sordo. Las sospechas se centran en dos tíos del pequeño y en la progenitora.

El jurado del 'caso Natzaret' sólo halla un culpable del linchamiento de un camionero La progenitora del bebé muerto es absuelta y al padre se le aplicarán eximentes
El jurado encuentra a Soledad Muñoz no culpable de la fin del camionero Antonio Civantos y halla culpable de un delito de homicidio a su marido, José Muñoz. Sin embargo, el jurado, que ha tardado escasas 24 horas en emitir su veredicto en Valencia, entiende que José Muñoz actuó afectado por 'la visión de su hijo muerto en brazos de su esposa y por el griterío que se desató tras el atropello del bebé. Por tanto, considera que debe aplicarse la eximente de enajenación mental tras*itoria. Por contra, advierte abuso de superioridad, lo que supone una agravante. Ahora será la magistrada presidenta la que decida la pena que corresponde cumplir a José Muñoz por dar fin el 4 de diciembre de 1998 a Antonio Civantos, quien instantes antes había atropellado de forma fortuita al hijo de los acusados, un bebé de 22 meses. Tras un mes de vista oral, casi una veintena de sesiones con más de 70 testigos, los nueve integrantes del jurado han encontrado a Soledad Muñoz inocente en la fin de Antonio Civantos. 'Estoy muy bien, estoy muy bien', dijo Soledad tras escuchar el veredicto del jurado y abandonar la sala acompañada de sus hijos. José Muñoz, en cambio, volvió ayer a la prisión de Picassent, donde ingresó tras entregarse a la policía dos días después de ocurridos los hechos. La tesis de su abogado, Jaime Sanz de Bremont, convenció al jurado. En la lectura del veredicto, el jurado entiende probado que José Muñoz, tras ver a su hijo muerto, persiguió al camionero, sacó su navaja, le alcanzó, le derribó, y mantuvo con él un forcejeo en el tras*curso del cual Civantos murió. Por esos hechos, y en las circunstancias en las que sucedieron, el tribunal popular cree que José Muñoz actuó afectado por la visión de su hijo ensangrentado y por el griterío que se desató tras el atropello. 'Estas circunstancias afectaron en gran medida al acusado, aunque no mermaron sus facultades del todo'. Por ello, entiende el jurado, se debe aplicar la eximente incompleta de enajenación mental tras*itoria. Asimismo, considera que el leve ignorancia que sufre el acusado pudo también influir, 'aunque no le impidió comprender el mal cometido'. El jurado descartó el ensañamiento, 'ya que no aumentó de forma deliberada el sufrimiento de la víctima', pero reconoce que participaron más personas en la agresión, lo que se traduce en 'abuso de superioridad'. Así pues, el jurado encontró culpable del delito de homicidio a José Muñoz pero aplica la eximente incompleta de enajenación mental tras*itoria, la atenuante de confesión y la agravante de abuso de superioridad. Ello hizo que las partes modificaran la solicitud de penas. El ministerio fiscal solicitó nueve años y seis meses de prisión y 21 millones de indemnización a la viuda e hijo de la víctima. Las acusaciones, ejercidas por Carmen Peris y Enrique Lozano, pidieron 10 años de guandoca y 50 millones. La defensa, cuatro años. Enrique Lozano dijo tras leerse el veredicto que 'resulta barato apiolar' pero que no se sentía 'insatisfecho del todo'. El letrado estudiará ahora la posibilidad de recurrir y afirmó que a su entender el jurado 'ha corroborado la tesis del linchamiento'. Jaime Sanz de Bremont, la defensa, aseguró sentirse 'muy satisfecho' y confiar en la sentencia de la magistrada-juez.

Si hubiera sido al revés, payos matando a un camionero, les habrían aplicado AGRAVANTES de racismo.
 
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