Paletik "Paletov" Pasha
Dios, Empresa y Concejo
Mal llamado Sexenio Democrático.
¿Fue producido por causas reales o fue todo una jodienda de la masonada?
En los años 1860 España marchaba por la senda del desarrollo, aunque en 1866 se vivió la primera crisis capitalista en el país, con ciertos disturbios por algunos impuestos indirectos impopulares, la situación no era para que estallase una rebelión popular contra la Reina y el Gobierno.
Regía con mano firme el país el General Narváez, al que nunca bajo su mandato le estalló una revolución, precisamente porque tenía un gran prestigio entre el ejército. Por eso cuando murió él, el ejército se quedo sin alguien que le controlase, sin un padre director, y se empezó a dividir, alentado por diversos grupúsculos de conspiradores.
Los descontentos causados por la pequeña crisis económica de 1866 fueron aprovechados por ciertas sociedades secretas, dirigidas por gente ambiciosa (entre ellos, Serrano y Prim), para azuzar al pueblo inconsciente a la revolución, como así sucedió.
Si no no se explica lo que ocurrió entre 1868 y 1875, cuando España se convirtió en un escenario de una opereta de Offenbach; con multitud de gobiernos en escena, tres reyes pugnando por el trono de Madrid, revoluciones de pitiminí, cantones independientes como el de Jumilla, peticiones tan extravagantes como la inclusión de Galicia en el Reino Unido o la declaración de guerra del cantón de Granada al cantón de Jaén. Esto sería gracioso si por estas tonterías no hubiese muerto gente, pero lo cierto es que en la rebelión cantonal, fomentada por republicanos federalistas radicales (en definitiva, masones puros), murió bastante gente.
Fueron 6 años perdidos de desarrollo, todo por la ambición de unos masones de cosa.
¿Fue producido por causas reales o fue todo una jodienda de la masonada?
En los años 1860 España marchaba por la senda del desarrollo, aunque en 1866 se vivió la primera crisis capitalista en el país, con ciertos disturbios por algunos impuestos indirectos impopulares, la situación no era para que estallase una rebelión popular contra la Reina y el Gobierno.
Regía con mano firme el país el General Narváez, al que nunca bajo su mandato le estalló una revolución, precisamente porque tenía un gran prestigio entre el ejército. Por eso cuando murió él, el ejército se quedo sin alguien que le controlase, sin un padre director, y se empezó a dividir, alentado por diversos grupúsculos de conspiradores.
Los descontentos causados por la pequeña crisis económica de 1866 fueron aprovechados por ciertas sociedades secretas, dirigidas por gente ambiciosa (entre ellos, Serrano y Prim), para azuzar al pueblo inconsciente a la revolución, como así sucedió.
Si no no se explica lo que ocurrió entre 1868 y 1875, cuando España se convirtió en un escenario de una opereta de Offenbach; con multitud de gobiernos en escena, tres reyes pugnando por el trono de Madrid, revoluciones de pitiminí, cantones independientes como el de Jumilla, peticiones tan extravagantes como la inclusión de Galicia en el Reino Unido o la declaración de guerra del cantón de Granada al cantón de Jaén. Esto sería gracioso si por estas tonterías no hubiese muerto gente, pero lo cierto es que en la rebelión cantonal, fomentada por republicanos federalistas radicales (en definitiva, masones puros), murió bastante gente.
Fueron 6 años perdidos de desarrollo, todo por la ambición de unos masones de cosa.