No, ese es el problema. Y Argentina es la prueba.
Si se llegó a ese extremo fue precisamente porque el PP hizo el cagón ya con Rajoy, aún teniendo la mayoría absoluta. No puedes tener miedo a defender tus ideas, no puedes aceptar las de los demás a regañadientes para que no te funen.
Porque eso se lo tras*mites a la sociedad, y llega el momento en que nadie se atreve a decir su opinión porque esa censura parece tan mayoritaria y tan brutal que parece hegemónica.
Nos hemos comido años en los que nadie podía ni siquiera matizar una coma al feminismo, bajo pena de ser socialmente apartado o incluso miedo a perder el trabajo.
Todo eso parte de agachar la cabeza, en el momento en que ha habido gente con narices para decir lo que piensa, todo cambia. Eso lleva a otros a no callarse. Y lo puedes ver ahora, que después de un feminista radicalsmo ilustrado, cualquier chorrada que saquen hoy en día es fuertemente criticado.
Y todo eso parte de que, cuando se generan estas ideas y se va creando la estructura extractiva que hará coro de eco, los que tienen posibilidad de debatirlas fuertemente se callan.