Mayor Oreja
Himbersor
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Esta mañana he ido al Mercadona a hacer la compra de la semana como acostumbro hacer religiosamente todos los martes. Tenía ya todo listo cuando he ido para caja y una vez más la falta de personal había formado dos colas casi interminables de gente ya quejándose. Una vez más las charocajeras(una estaba buena), interpretaban pedir ayuda por el interfono pero era mentira, siempre lo es porque no suele venir nadie a abrir otra caja.
Resignado a pasar 20 minutos para que me cobren en aquel wannabe de economato socialista, me he fijado en las dos chicas que tenía delante. Una parecía algo mayor aunque no estaba mal con buenas berzazas, la otra era una auténtica chortincita cocoavainillada que parecía universitaria. Con unas mallas que dejaban entrever un ojo ciego antológico, pelazo de yegua en celo, y con la mirada de poder dejarte seco de una churrupaica con unos labios carnosísimos que posó en mi unos instantes.
Aquellos 20 minutos de espera se me pasaron volando mirando furtivamente a estas dos. Casi ni me importó que la Charo de caja se pusiera a hablar con una abuela cinco minutos de insensateces cuando tenía tanta gente en cola.
Cuando por fin llegó el turno de estas dos y fueron a pagar la tarjeta no les funcionó, tuvieron que pagar en efectivo y no llevaban suficiente. Cavizbajas por la vergüenza empezaron a retirar productos de la cinta. Se que me vais a juzgar duramente por esto pero fueron veinte minutos de caliente espera y la carne es débil.
Como si estuvieran amenazadas por un peligro inmediato di un paso al frente e intercedí pagando yo la diferencia que no llevaban encima. Unos míseros 15 euros. Hasta la cajera me reconoció la caballerosidad. La tetona me lo agradeció como si le hubiera salvado la vida, y aquella pizpi tremenda no apartaba la mirada de mí con una aparente admiración incontrolable. Casi como dirimiendo en sus adentros si debía amarme o no.
Se fueron, yo pagué bajo la sonrisilla de admiración de la charocajera, que hasta me ayudó a poner las cosas en las bolsas, y me fui. El siguiente en la cola era un alopécico malhumorado que me estaba mirando amargado con desaprobación así que me fui rápido.
Cuando salgo me encuentro a las dos apoyadas en un coche, estaban esperándome. Se me ha acercado la chort y me ha dado el ticket diciéndome que le diera la vuelta. Antes de poder hacerlo ha dado media vuelta meciendo en el aire su larga melena rubia y ha impregnando todo el ambiente con un olor a fresa y canela que me ha dejado obnubilado y casi inconsciente unos instantes.
Al recuperarme ellas ya habían desaparecido de la escena, pero seguía teniendo el ticket que ella me había dado en la mano con un número de teléfono escrito en el dorso.
Ya en casa he agregado el teléfono al wassap y es ella, estoy que no me lo creo y no sé qué hacer o decir porque nunca se me han dado muy bien las mujeres. La chica está tremendísima. Algo así:
Consejos?
Resignado a pasar 20 minutos para que me cobren en aquel wannabe de economato socialista, me he fijado en las dos chicas que tenía delante. Una parecía algo mayor aunque no estaba mal con buenas berzazas, la otra era una auténtica chortincita cocoavainillada que parecía universitaria. Con unas mallas que dejaban entrever un ojo ciego antológico, pelazo de yegua en celo, y con la mirada de poder dejarte seco de una churrupaica con unos labios carnosísimos que posó en mi unos instantes.
Aquellos 20 minutos de espera se me pasaron volando mirando furtivamente a estas dos. Casi ni me importó que la Charo de caja se pusiera a hablar con una abuela cinco minutos de insensateces cuando tenía tanta gente en cola.
Cuando por fin llegó el turno de estas dos y fueron a pagar la tarjeta no les funcionó, tuvieron que pagar en efectivo y no llevaban suficiente. Cavizbajas por la vergüenza empezaron a retirar productos de la cinta. Se que me vais a juzgar duramente por esto pero fueron veinte minutos de caliente espera y la carne es débil.
Como si estuvieran amenazadas por un peligro inmediato di un paso al frente e intercedí pagando yo la diferencia que no llevaban encima. Unos míseros 15 euros. Hasta la cajera me reconoció la caballerosidad. La tetona me lo agradeció como si le hubiera salvado la vida, y aquella pizpi tremenda no apartaba la mirada de mí con una aparente admiración incontrolable. Casi como dirimiendo en sus adentros si debía amarme o no.
Se fueron, yo pagué bajo la sonrisilla de admiración de la charocajera, que hasta me ayudó a poner las cosas en las bolsas, y me fui. El siguiente en la cola era un alopécico malhumorado que me estaba mirando amargado con desaprobación así que me fui rápido.
Cuando salgo me encuentro a las dos apoyadas en un coche, estaban esperándome. Se me ha acercado la chort y me ha dado el ticket diciéndome que le diera la vuelta. Antes de poder hacerlo ha dado media vuelta meciendo en el aire su larga melena rubia y ha impregnando todo el ambiente con un olor a fresa y canela que me ha dejado obnubilado y casi inconsciente unos instantes.
Al recuperarme ellas ya habían desaparecido de la escena, pero seguía teniendo el ticket que ella me había dado en la mano con un número de teléfono escrito en el dorso.
Ya en casa he agregado el teléfono al wassap y es ella, estoy que no me lo creo y no sé qué hacer o decir porque nunca se me han dado muy bien las mujeres. La chica está tremendísima. Algo así:
Consejos?