Eso último que dices es algo que tiempo llevo pensando y que se comentó muy de pasada en la charla de Barcelona.
La globalización ha llevado a que ocurra algo parecido al principio de los vasos comunicantes, pero con condiciones socioeconómicas en lugar de líquidos.
Me explico: hasta hace poco las sociedades de cada estado eran estancas y como en todas partes había ricos, clase media, clase obrera y pobres. Con la globalización se han abierto las compuertas y lo que va a ocurrir es que las diferncias entres las diferentes clases de los diferentes estados tenderán a desaparecer. Es decir, los ricos serán igual de ricos en todas partes (ésos ya lo son, o casi), pero también lo serán las clases medias y obreras. El problema para nosotros (y lo bueno para ellos) es que esa homogeneización no se dará en el nivel de los más pudientes de las clases medias y obreras, sino bastante más cerca del nivel de las clases media y obrera de los países subdesarrollados.
En otras palabras, si hay un 80 % de la clase obrera con una renta (a modo de ejemplo, me invento las cantidades) de menos de 2000 leuros anuales y un 20 % con una renta anual de 25000 euros, al final del proceso, todos convergirán a una renta de 6600 euros anuales. Lo cual es una frutada para nosotros que vamos a menos, pero algo muy bueno para ese otro 80 por ciento. Lo injusto es que los ricos seguirán igual de ricos y los pobres, igual de pobres. Para los demás, la globalización habrá conseguido una mejor distribución de la riqueza.