Minifundismo manda: En Galicia hay 320,000 fincas sin propietario conocido

De esos 320.000 presuntos propietarios, muchos habrán emigrado y ahoriña andarán por Venezuela, Uruguay, Bolulandia y tantos otros lugares ande emigrábase.
 
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Mi padre me dejó la mitad de una finca (la otra mitad es de tres primas) que no debe tener ni la mitad de media hectárea. Hace unos 25 años que fui a verla, estaba en el ojo ciego del mundo de la aldea (no pueblo), pasando el villorrio (cuatro casas a un kilómetro de la aldea) por un camino infernal (corredoira) tras andar otros dos kilómetros más. Íbamos un primo (de la aldea), un sobrino (de unos cienco años) y yo y la finca estaba en mitad de la nada con tres eucaliptos y toda llena de tojos. Mi primo se empeñó en enseñarnos las marcas de piedra de la "finca" y nos metió entre los tojos que eran más altos que nosotros, al final acabamos rodeados de tojos cuyos pinchos te destrozan como uno no se puede imaginar y mi sobrino llorando de puro pánico pensando que de ahí no salíamos.

Mi padre me dejó esa joya en el testamento como único bien y, por supuesto, no acepté la herencia. Aún así la Xunta trató de cobrarme el impuesto sobre sucesiones por esa sarama.

A otra prima, mi abuela le dejó un hórreo (ya sabéis, pequeño depósito en piedra para guardar la cosecha) y el terreno en el que estaba enclavado (del tamaño de una habitación) que, por supuesto, no quiso recibir.

Mi mujer y su hermana recibieron como herencia de su abuela un árbol, un "carballo" (roble), que talaron y cuya leña vendieron.

Como estos casos que cuento de mi familia hay miles y miles, por eso y por la emigración hay todo ese abandono.

Además está el ****** de impuestos y el mantenimiento: tienes que limpiar o te lo limpian y luego te cobran el coste de la limpieza.

Luego están los macho cabríoes, tal como pasaba en el pueblo de mi padre: Si quieres roturan el terreno y eliminar las raíces de los tojos y eucaliptos y plantar especies de crecimiento lento los vecinos sencillamente te lo queman (para jorobar a los señoritos de la ciudad).

Mi padre y sus hermanos tenían estas fincas improductivas, solo crecían eucaliptos. Me hacía gracia porque pensaban que cuando crecieran los podrían vender a Ence (Celulosas) y sacarse un dinerillo. Pero siempre pasaba lo mismo: al cabo de los 15 años, cuando los eucaliptos ya se pueden vender para pasta de papel, y cuando ellos ya estaban pensando en llamar a que los talasen, "misteriosamente" se quemaban.

La otras fincas de mis bisabuelos sí estaban bien cuidadas porque la familia de la hermana de mi abuela los usaba para plantar maíz y para dar de pastar a las vacas, pero ahora estos familiares se dedican a la restauración y a los talleres de coches, con lo cual, también estas fincas están abandonadas.

Esto es lo que hay: minifundismo a lo bestia, impuestos y cargas por todos lados, abandono de los pueblos a la emigración o a la ciudad, maldad y envidia de los que quedan en el pueblo etc.

¿Quién carajo quiere las fincas?
 
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