Analisis ¿Milei amariconándose? antipogres se indignan con el escenario pogre en la inauguración de las olimpiadas. él cashadito y feliz, reunido con maricrón

La última mutación de Javier Milei​

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos generó indignación en las filas libertarias y entre los referentes de la derecha mundial. Sin embargo, el Presidente por una vez no se manifestó en ningún sentido. ¿Se estará tras*formando progresivamente en un moderado?​

Hay veces que el destino coloca a un personaje en un lugar inapropiado, incómodo, difícil. Eso sucedió con Javier Milei y la inauguración de los Juegos Olímpicos. El agitador que había llegado para fortalecer a la extrema derecha en el mundo, de repente quedó atrapado en un escenario tras*gresor, pagano, casi herético.

El evento generó reacciones adversas de personalidades de todo el mundo, desde Elon Musk, el amigo del Presidente, hasta la Iglesia Católica francesa. Eso se debió, por ejemplo, al cuadro más fuerte: un desfile donde se mezclaban modelos cuya identidad sensual era difícil de identificar, entre los cuales había varias Drag Queens y hasta una mujer barbuda. Los distintos fragmentos de la exposición llevaban títulos alusivos: Libertad, Igualdad, Fraternidad, entre ellos. Otro de los capítulos se denominaba “Sororidad”. Era un festival de reivindicación de la libertad individual en todos los terrenos: el sesso, la integración racial, entre ellos. Todos esos valores que diferencian a las democracias occidentales de todo el resto de los sistemas políticos, pero que en los últimos tiempos están bajo ataque por parte de las nuevas expresiones de la derecha.

Los principales integrantes del Aparato de Propaganda Oficial expresaban su indignación en las redes sociales. Ese grupito de adoradores del presidente que suelen burlarse de peruanos, bolivianos, gays y mujeres estaba indignado ante lo que definían como “la decadencia de la cultura occidental” y lanzaban las habituales diatribas contra el progresismo pogre.

Sin embargo, el Presidente, que suele ser muy expresivo en sus redes, por una vez no se manifestó en ningún sentido. Las relaciones de Milei suelen ser muy buenas con aquellos líderes que resisten estas expresiones en nombre del catolicismo, como la italiana Georgia Meloni o el español Santiago Abascal. Pero en los días previos a la muestra había confraternizado con Emmanuel Macron, el principal responsable de que se vieran las cosas que se vieron en la fiesta de inauguración, un enemigo de todos ellos. No solo eso: unos días antes de viajar, Karina Milei fue a la embajada francesa a pedir perdón por las expresiones de su sector político que agredían al país que se disponía a visitar.

¿Qué ocurrió? ¿Qué puntos de contacto existen entre ese agitador que denunciaba a Pedro Sánchez y provocaba euforia ante un auditorio de dirigentes y militantes de Vox, con este presidente que concurre civilizadamente a una apertura de juegos olímpicos tan disruptiva para sus propios amigos? Por un momento, pareció que Milei privilegiaba su rol como jefe de Estado antes que la mirada del mundo que ha expuesto, por ejemplo, en Davos. Para aquel Milei, Macron pertenecía claramente al mundo de los comunistas asesinos que impulsaban una batalla cultural para tomar el poder a través de una especie de revolución sensual. Para este Milei, es un interlocutor amable con el que habla mal de la vicepresidenta Victoria Villarruel. ¿Se estará tras*formando Milei progresivamente en un moderado? ¿O será apenas un momento excepcional?

Los presidentes son siempre personas complejas. Quien pretenda entenderlos tal vez debería abandonar cualquier simplificación. En el caso de Milei, este no sería el primer banquinazo. Bullrich ha pasado de ser alguien que ponía bombas en jardines de infantes a su ministra de Seguridad. Luis Caputo era alguien que “se fumó irresponsablemente quince mil millones de dólares” a un “rockstar”, “el mejor ministro de Economía de la historia”. El Papa era un comunista, el enviado del Maligno, y luego pasó a ser el argentino más importante del mundo a quien le pidió perdón. Milei nunca negociaría con los comunistas chinos porque eran asesinos, pero colgó en su cuenta de X una bandera argentina enlazada con la bandera roja de la China comunista el día que pudo destrabar un acuerdo que fortalecía las reservas del Banco Central. ¿Por qué, en este contexto, no toleraría un desfile repleto de chicas tras* y bailarines neցros excepcionales? Tal vez él prefiera un desfile militar como el que protagonizó hace algunas semanas. Pero las circunstancias, son las circunstancias.

Las mutaciones presidenciales no se reducen a la política exterior. Milei estaba contra los privilegios de la casta. Pero en pocos meses ha pasado de viajar en aviones de línea, a utilizar el avión presidencial, a pagar fortunas para alquilar aeronaves en las que solo se trasladan los hombres más ricos del mundo. Milei denunciaba la contratación de artistas, pero ahora designa a los suyos en cargos con una retribución económica muy tentadora. Milei sostenía que Eva Perón era “la abanderada de los resentidos”. Pero esta misma semana, una de sus diputadas, Marcela Pagano, emitió una declaración de homenaje a Eva Perón sin que fuera reprendida por nadie. La secta de tuiteros castigó a Pagano, quien se burló de ellos y siguió como si nada.

Esas tras*formaciones, naturalmente, van dejando heridos en el camino. Cuando Milei explica las regulaciones que mantiene en la economía, que contrastan claramente con su discurso de campaña, los liberales que creían en él se le alejan o lo critican. Ahora confraterniza con Macron. Es lógico que alguna gente quede enojada. Ese es uno de los motivos que explican la pelea con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ella es una católica nacionalista y conservadora. Por eso emitió el famoso tuit antifrancés, y reivindica todo el tiempo la “argentinidad”. Milei es más flexible. De hecho, alguna vez contó que había “participado de varios tríos sensuales, la mayoría de ellos con dos mujeres”. En su carrera hacia el poder, se rodeó de muchas personas de costumbres muy estrictas. Pero no eran las suyas.

El Presidente podrá explicar que su puesto lo obliga a hacer concesiones. No es lo mismo denunciar como “comunistas” a los líderes europeos cuando tambalean que enfrentarlos cuando quedan fortalecidos después de una elección. Un país necesita ayuda de otros países. ¿Cómo conseguir dinero del Fondo Monetario, por ejemplo, si toda Europa está en contra: los españoles, los franceses, los alemanes? ¿Cómo sostener las reservas si se pelea con el comunismo chino? Si Kamala Harris produce un milagro y derrota en noviembre a Donald Trump, ya veremos a Milei girar de nuevo.

De acuerdo. Así es la vida. Pero entonces algunos seguidores pueden sentirse engañados cuando lo ven departir con el presidente que habilita exhibiciones sensuales tan tras*gresoras. ¿No era que llegaba para cambiar el mundo? Ese contraste deja mal parado a muchos de los suyos. Fue realmente notable como las cuentas mileístas se ensañaban con el colonialismo francés hasta el momento exacto en que “la Jefa” apareció en la embajada. Milei se cuidó, desde entonces, de retuitear cualquiera de las barbaridades que difunden ese grupo de provocadores a sueldo.

En todo caso, las necesidades constantes y sonantes parecen importar más que los valores fundamentales.

Es un clásico. La gente cambia. Tal vez sea mejor así.

Los voxemitas son como los podemitas.... cabalgan contradicciones y no cambian de ideologia pero de opinión
 
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Que esperar de Milei, un socialista monetario que en medio año lleva un 80% de inflación, pues solo puedes esperar mentiras, distorsión, robo zurdo y cobardía!!!!
 
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