robergarc
Madmaxista
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Nacional, hispana y española, centralista, estatalista, no liberal en lo económico, conservadora en lo jovenlandesal, laica pero culturalmente católica, filosóficamente de orientación materialista, marxista reinterpretando a Marx, antiprogre, no fundamentalista pacifista, no fundamentalista demócrata, favorable a la pena de fin, enemiga de la falsa religión y la superstición, enemiga del nacionalismo secesionista respecto de la Nación española, enemiga del neofeudalismo etnicista, enemiga del progresismo humanista y del socialfascismo.
Extraído de El Revolucionario
Nacional, hispana y española, centralista, estatalista, no liberal en lo económico, conservadora en lo jovenlandesal, laica pero culturalmente católica, filosóficamente de orientación materialista, marxista reinterpretando a Marx, antiprogre, no fundamentalista pacifista, no fundamentalista demócrata, favorable a la pena de fin, enemiga de la falsa religión y la superstición, enemiga del nacionalismo secesionista respecto de la Nación española, enemiga del neofeudalismo etnicista, enemiga del progresismo humanista y del socialfascismo.
En época de crisis arrecia la propaganda
Los mass media españoles al servicio del socialfascismo
Los proyectos de ampliación del aborto, de medidas "eutanásicas", se encarnan en siniestros personajes, verdaderos portavoces del humanismo metafísico
Jueves 9 de octubre de 2008, por ER. Madrid
El adoctrinamiento en los valores de un humanismo metafísico, que desdeña la defensa de la Nación, cuando no la ataca de modo explícito, es la columna vertebral que soporta todos aquellos arquetipos, y sus contrarios
Son legiónLas cadenas de televisión y radio, los directores de cine, las comisiones de «expertos» en educación, ciudadanía, bioética y memoria histórica, los tertulianos progresistas, los letristas, legistas, cantantes, publicistas y, en general, todo el aparato propagandístico del régimen, aumenta el ritmo de su «matarile rile ron» en los cuatro costados de la España en crisis.
Arrecia el chaparrón de su «libro de estilo», su manual de lo políticamente correcto y su siniestra determinación de convertir en siervos de esta ideología a todo el que puedan; y se deje.
Las series de televisión muestran los arquetipos en los que se encarnan, con admirable precisión, los nuevos ídolos del panteón laico: el Progreso, el Talante, la Tolerancia, la Solidaridad y la Libertad «rompen a hablar» en los personajes de lesbianas y pro-abortistas que claman por su derecho «a ser dueñas de su propio cuerpo», en jóvenes convertidos en rebeldes antisistema por el procedimiento de llenarse de herrumbres y tatuajes, de médicos que «suministran arsénico por compasión».
Todos ellos convenientemente acompañados de su contrafigura, del «lado tenebroso», generalmente con sotana, empeñado en detener el inevitable progreso de la Humanidad.
Es parte del entramado institucional cuyo tronco visible es la asignatura de «Educación para la ciudadanía», en donde este conjunto de imágenes, de estupideces espiritistas —que hacen buena la ocurrencia de Chesterton según la cual «la gente que deja de creer en Dios termina creyendo en cualquier cosa»— adquiere rango de «saber necesario y obligatorio» para los estudiantes españoles.
El adoctrinamiento en los valores de un humanismo metafísico, que desdeña la defensa de la Nación, cuando no la ataca de modo explícito, es la columna vertebral que soporta todos aquellos arquetipos, y sus contrarios. Porque sólo en su nombre se consagran estas reliquias, estos idola tribu: feminista/machista, progre/de derechas, talantoso/prepotente, cándido/corrupto, laico/católico, fornicador/casto, cosmopolita/patriotero…
No debemos confiar demasiado en que este juego de apariencias pueril «cae por su propio peso»; muy al contrario, «todo lo que está en la caverna está en el mundo».
La confianza, en todo caso, se debe depositar en quienes presentan batalla; en los objetores a la asignatura, en los profesores obligados a explicarla contra su voluntad, en el grupo Promacos, el diario El revolucionario y en todos cuantos son capaces de sembrar algo de zozobra, en este proceso de zombificación de la juventud española, aunque sólo sea por el proceso de introducir la contradicción, una y mil veces, en este funesto desfile de sombras, con la esperanza de que alguien la vea. Y es que, en este asunto que no es sino un episodio más de nuestra batalla, parece que no queda más remedio que estar «a la defensiva».
Para la batalla de la propaganda cuenta el gobierno con poderosos aliados interesados en este proceso, con grandes grupos de comunicación y con la aquiescencia de la oposición del Partido Popular, más preocupado en buscar un lugar equidistante de los dos arquetipos para pasar por «centrista».
La última ocurrencia del PP ha sido aprobar, junto a PSOE y los secesionistas del BNG, este jueves una iniciativa para condenar el franquismo y «dignificar la memoria de las víctimas de la represión ejercida durante la Guerra Civil y la dictadura», entrando de lleno en el juego sucio del socialfascismo de Zapatero y, lo que aun es más sangrante, ha aprobado, con ellos también, las políticas lingüísticas, incluidas en el Plan General de Normalización de la Lengua Gallega.
Extraído de El Revolucionario