En muchos pueblos de La Sagra hay la costumbre (la sipotah o el desfloro) que aunque nunca se perdió, estuvo algo en deshuso y ahora está muy de moda que sean las madres, las otras madres, las que enseñan a los hijos de otras.
En mi caso fue la vecina de enfrente la que me enseñó, yo tendría 13 años y ella rondando la treintena, tenia un hijo de 11 una hija de 6 y estaba preñada de pocos meses, asi que no había riesgo de nada ni futuras sospechas, y allí estuve yo metiendo la colita y masajeando galletas maría con leche de preñada.
Es algo normal en La Sagra que una progenitora le pida a una compañera, amiga o vecina, que enseñe a su hijo a amar, o que sea estas últimas las que se ofrezcan.