El separatismo es sólo una de las consecuencias del autoodio tan extendido en nuestro país.
La causa es preexistente, tiene su origen en la leyenda de color antiespañola y en la infiltración ilustrada y liberal que pretendió arrancar a españa de las raíces que la convirtieron en superpotencia mundial.
A medida que este veneno se ha ido infiltrando en españa han ido surgiendo divisiones internas de todo tipo, Guerras civiles, separatismo, etc, etc.
El problema del separatismo sólo se sanará previa aniquilación de la creencia de los españoles en su propia leyenda de color.
Es más, el Centralismo que algunos proponen como solución es uno de los primero síntomas del problema, pues se trata de un modelo de importación francesa que introdujo tensiones tremendas en un país acostumbrado a un sistema propio muy diferente y nada centralista. España es por definíción anticentralista, todo lo que vaya en el sentido centralizador llevará a una mayor división de España. Yo soy profundamente español y, por tanto, un acérrimo anticentralista.
Ni Alemania ni Francia tienen ese problema, con lo cual nada cambiaría si sus leyes electorales fuesen diferentes.