Hola a todas y a todos, me llamo Hector, soy nuevo en el foro para sorpresa de unas y otros, y tengo veintitrés años. Hasta hace un año era un fracasado y estaba bastante deprimido porque todavía vivía con mis padres. No tenía ni siquiera la motivación necesaria para buscar pareja, porque debido a mi miseria económica sólo podía acceder a mujeres que fuesen un 5 o un 6, nunca a las rubias altas, delgadas, tetonas y ojo ciego de pompa con caderas anchas que son las que me gustan a mí. Las mujeres comunes no me enamoran como para perder la cabeza con ellas y soportarlas en una relación, me acabo cansando; yo necesito productos delicatessen para apreciar la alegría de vivir. Por cierto, soy un pigmeo (sólo mido 1.79) y los hombres más altos que yo a veces me causan sensación de intranquilidad, y los que miden 1.90 y están cachas con tatuajes directamente me generan una gran turbación que no puedo controlar. Cuando estoy rodeado de hombres aun maś bajos que yo me siento más seguro, no sé, debe ser cosa del instinto primitivo, o quizás soy un poco neurótico. Me hubiese gustado ser como el Capitán América, pero he aprendido a resignarme y a aceptar mi complexión delgada y mi mentón débil. No lo compenso con nada porque paso de humillarme poniendo mi empeño en hacerlas reir o fingiendo que soy un hombre atento, dedicado y bondadoso cuando lo que soy es un inadaptado social hijo de la gran fruta que nunca está satisfecho con nada. Voy al grano, que me enrollo mucho.
En aquel entonces mi vida consistía en mandar currículums, pero casi nunca me llamaban, y cuando me llamaban casi nunca me contrataban, y cuando me contrataban era para trabajos de cosa que podría hacer un mono amaestrado y en los que pagaban con cacahuetes (1000 euros). Con 1000 euros de cacahuetes no se puede vivir. Probé a compartir piso con tal de no soportar a mis padres y acabé a palos con un compañero. Yo necesitaba mi propio hogar sin soportar a nadie, un buen carro para moverme con dignidad de aquí para allá, y ser el dueño de mi vida, en lugar de que la vida sea dueña de mí. Os aseguro que otros humanos, como mínimo, me han tocado bastante las pelotas. Todo por nacer en la clase baja con la necesidad imperiosa y aparejada a ella de tener que buscarme la vida y no encontrar nada más que cosa en el camino. La clase media trabaja por elección en aquello que les permite realizarse como personas, por dos motivos: 1. Porque tienen suficientes propiedades y activos financieros como para sobrevivir sin trabajar. 2. Porque tienen contactos para acceder a trabajos guays cuyas tareas, de apasionantes, dan para TED Talk. Yo fui un esclavo, primero del sistema educativo de clase baja y luego del sistema laboral de clase baja, insoportables ambos, pero me liberé.
OJALÁ HUBIESE SABIDO ANTES que tragar cosa en la calle no servía de nada, que bastaba con estudiar seis mesecitos para aprobar un examen y entonces tener empleo estable asegurado para toda la vida.
Entre el sueldo, las retribuciones básicas, el complemento de destino, el complemento específico, los trienios, las retribuciones complementarias, y las pagas extraordinarias prorrateadas, me estoy embolsando 2500 al mes. Y de formación sólo tengo hasta el Bachillerato, jajaja. "Trabajo" de 8 a 3, con el resto del día libre. El trabajo en sí son tareas elementales, puedo hacerlo fácilmente borracho. No estoy de cara al público ni tengo que tratar con nadie. De la jornada laboral de ocho horas en realidad trabajo dos, el resto del tiempo estoy rascándome los bemoles y surfeando foros, por lo tanto me pagan por hacer la mayor parte del tiempo lo que posiblemente haría gratis si fuese un parado.
Pedí una hipoteca, me compré una casa y un 4x4, ambos con aire acondicionado, y ahora soy muy feliz. En mi tiempo libre, es decir, las vacaciones de más de un mes, los días festivos, los permisos por asuntos particulares, las bajas médicas por depresión o por resfriados, etc., me dedico a viajar por el mundo. Me encanta viajar, conocer otras culturas y conocerme a mí mismo en un proceso que culmina con la tras*formación de la propia esencia y perspectiva del todo en un acto apoteósico que te cambia la vida. Estuve en Nepal el mes pasado haciendo motocros.
Por dar más datos sobre mí: voy con pantalones cortos, camisa de manga corta y sandalias. He votado a Pedro Sánchez en las elecciones. Soy vegano. Estoy a favor de la perspectiva de género (tuve que estudiármela para la oposición). Ah, y tengo perro, de los que a veces olisquean, a veces ladran, a los tras*euntes que pasan por su lado. Me siento muy satisfecho y muy feliz con mi vida, ahora que por fin ha empezado. Lo único que lamento es que mi vida haya empezado con veintitrés y no con veinte, porque han sido tres años muy duros. Llegué, dado mi fracaso en el sistema capitalista, a incluso plantearme el suicidio, pero de un año para otro afortunadamente he pasado de vivir una pesadilla a empezar a vivir el sueño. Mi jefa está buenísima y ahora mismo mantengo una relación sensual con ella (no en este preciso instante, quiero decir que nos vemos en su casa de vez en cuando).