Tomando una cerveza y unas rabas (calamares) con unos amigos, hablando de la jornada electoral de mañana, he expresado mi firme voluntad de no acercarme a un colegio electoral, rápidamente me han interpelado, se han dirigido a mi diciéndome: "muy bien, esas es tu opción, pero si no vas a votar luego no te puedes quejar". Les he contestado que esa afirmación venía como consecuencia de no entender la abstención como el ejercicio de un acto político tan respetable, e incluso en ocasiones más, que la acción de introducir la papeleta en la urna. Éramos tres personas, los tres tenemos formación superior, de lo que cabría deducir un mínimo de capacidad intelectual, pues no ha sido posible que mis dos amigos entiendan que la opción de la abstención supusiera un acto político resultado del análisis y la reflexión, uno de ellos, queriendo entenderme, me ha dicho que yo soy anarquista, a lo que le he tenido quecontestar que no, ha torcido su gesto y me dicho que entonces no entendía nada, puesto que podría comprender que no votara si mis ideas fuesen anarquistas, pero si no lo son directamente es que soy un pasota.
Dicho esto. Mañana por aquí dan lluvias, por lo que la abstención analizada por expertos politólogos en los medios de comunicación concluirán que la gente se ha quedado en casa porque el día estaba desapacible.