DonJulián
Madmaxista
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Yo he tenido dos juicios por llegar a las manos con un vecino que es un hijo de la gran fruta, hace años de esto y no es nada agradable tenérselas que ver ante un juez, con amenaza de llevar el caso por lo penal (finalmente no sucedió) y saber que vas a tener que pagar multa porque el sarama al que has zurrado tiene parte médico y tú no.
Para mi progenitora, por ejemplo, fue un sufrimiento muy grande el tiempo tras*currido entre la citación judicial, el juicio y la sentencia. Yo no voy pegando a la gente por ahí, ni voy de matón ni muchísimo menos, pero todos tenemos un límite. Al sujeto este le pegué tras uno de muchos desencuentros que tuve por insensateces y cosas intrascendentes, decía que yo le tiraba la cosa del gato a un patio que tenía debajo de mi piso y al final terminó demostrándose que era una cañería en mal estado la que le soltaba la cosa, otra vez decía que yo le rayaba el buzón, y así continuamente durante años. Añádase a esto que se creía el sheriff de la escalera y se metía en todo. Un día se me hincharon las pelotas y le sacudí, no una paliza, pero sí un par de abrazos, uno en la cara y otro en el pecho (porque se movió) . La segunda vez le pegué a él y a su hijo pero fueron unos pocos golpes, y aquí se armó un pifostio tremendo. Vinieron a determe y todo, porque la subida de peso hija de fruta de la mujer llamó a la guardia civil.
En fin, obviando más detalles de la historia, hay que tener cuidado con estos temas, porque dependiendo del alcance de las lesiones que provoques vas de cabeza al trullo. Lo único bueno que he sacado de esta experiencia es que el sarama ese está desaparecido de las reuniones vecinales y me evita por todos los medios, y de esto hace como 12 años más o menos. Pero no estoy orgulloso del asunto por muchas ganas que le tuviera a esa guano, mi progenitora sufrió en exceso y yo, que no trato con mucha gente, me vi envuelto en una situación con todo en contra que me generó mucha rabia y estrés.
Para mi progenitora, por ejemplo, fue un sufrimiento muy grande el tiempo tras*currido entre la citación judicial, el juicio y la sentencia. Yo no voy pegando a la gente por ahí, ni voy de matón ni muchísimo menos, pero todos tenemos un límite. Al sujeto este le pegué tras uno de muchos desencuentros que tuve por insensateces y cosas intrascendentes, decía que yo le tiraba la cosa del gato a un patio que tenía debajo de mi piso y al final terminó demostrándose que era una cañería en mal estado la que le soltaba la cosa, otra vez decía que yo le rayaba el buzón, y así continuamente durante años. Añádase a esto que se creía el sheriff de la escalera y se metía en todo. Un día se me hincharon las pelotas y le sacudí, no una paliza, pero sí un par de abrazos, uno en la cara y otro en el pecho (porque se movió) . La segunda vez le pegué a él y a su hijo pero fueron unos pocos golpes, y aquí se armó un pifostio tremendo. Vinieron a determe y todo, porque la subida de peso hija de fruta de la mujer llamó a la guardia civil.
En fin, obviando más detalles de la historia, hay que tener cuidado con estos temas, porque dependiendo del alcance de las lesiones que provoques vas de cabeza al trullo. Lo único bueno que he sacado de esta experiencia es que el sarama ese está desaparecido de las reuniones vecinales y me evita por todos los medios, y de esto hace como 12 años más o menos. Pero no estoy orgulloso del asunto por muchas ganas que le tuviera a esa guano, mi progenitora sufrió en exceso y yo, que no trato con mucha gente, me vi envuelto en una situación con todo en contra que me generó mucha rabia y estrés.