El otro día tuve que coger un taxi para rescatar a mi abuela de la residencia, me subió un taxista bitcoinero que al enterarse de la urgencia de mi abuela no me quiso cobrar las comisiones de red y me regaló un AK-47 para sacar a la abuela de la residencia sana y salva junto a unos amigos suyos que llamó de un grupo de Pi Network. Acabamos la aventura pagando una mariscada con shibas en un piano-bar.