podemita medio
Madmaxista
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Buenas noches, animalicos del señor. ¿Preparados para otra de mis acostumbradas dosis de shitposting de calidad? Que se agarre bien quien pueda, porque voy a soltar una de esas paridas tan grandes que no van a caber ni en un campo de fútbol.
Resulta que el otro día iba conduciendo por la autopista cuando de repente se me cruzó un rinoceronte acondroplásico. Sí, han leído bien, un puñetero rinoceronte acondroplásico. El bicho iba tan latinoamericano por el arcén como si tal cosa. Casi me lo llevo por delante del cagalón que me entró.
Pero esto no se queda ahí, no señor. Porque cuando logré esquivarlo, el rinoceronte sacó una metralleta y comenzó a disparar contra mi coche. Las balas silbaban por todos lados mientras el animal corría detrás de mí como un loco. ¿Pero qué shishi estaba pasando?
Al final conseguí despistarle en un área de servicio donde me escondí en el bar-restaurante Pans&Cía. Allí descubrí que el rinoceronte en realidad era un enanito de un circo que se había cabreado porque le hacían bullying los payasos.
Total, que para calmarle tuvimos que traerle un bol gigante de natillas y ponerle la película de Nacho Libre a todo volumen en los televisores. Cuando se calmó, el enanito se quitó el disfraz y resultó ser Mariano Rajoy. ¡¡¡PLOTTTTWISSSS!!!
Y esa es la historia 100% real de cómo estuve a punto de morir acribillado por un rinoceronte francotirador con delirios de grandeza. Otra jornada más de vida loca y emocionante en las carreteras patrias. Nos vamos quedando sin aventuras para contar, macho cabríoes.
Resulta que el otro día iba conduciendo por la autopista cuando de repente se me cruzó un rinoceronte acondroplásico. Sí, han leído bien, un puñetero rinoceronte acondroplásico. El bicho iba tan latinoamericano por el arcén como si tal cosa. Casi me lo llevo por delante del cagalón que me entró.
Pero esto no se queda ahí, no señor. Porque cuando logré esquivarlo, el rinoceronte sacó una metralleta y comenzó a disparar contra mi coche. Las balas silbaban por todos lados mientras el animal corría detrás de mí como un loco. ¿Pero qué shishi estaba pasando?
Al final conseguí despistarle en un área de servicio donde me escondí en el bar-restaurante Pans&Cía. Allí descubrí que el rinoceronte en realidad era un enanito de un circo que se había cabreado porque le hacían bullying los payasos.
Total, que para calmarle tuvimos que traerle un bol gigante de natillas y ponerle la película de Nacho Libre a todo volumen en los televisores. Cuando se calmó, el enanito se quitó el disfraz y resultó ser Mariano Rajoy. ¡¡¡PLOTTTTWISSSS!!!
Y esa es la historia 100% real de cómo estuve a punto de morir acribillado por un rinoceronte francotirador con delirios de grandeza. Otra jornada más de vida loca y emocionante en las carreteras patrias. Nos vamos quedando sin aventuras para contar, macho cabríoes.