Aquí las pobres mascotas también tienen una vida mejor o peor en base a si son adoptadas por una feminista o por un masculinista.
- Hay hombres que tratan bien a una mascota: le brindan ejercicio, les crean retos mentales y físicos, descanso, comida natural.
- Hay charos que tratan regular a una mascota: les dan paseos, los colman de caprichos materiales, les dan alimentos caros de marca y con nutrientes equilibrados medidos en laboratorio.
- Hay hombres que tratan regular a una mascota: les dan paseos, les dan sobras, no les hacen mucho caso.
- Hay charos que tratan MAL a una mascota: no se mueven nada, al tratarlos como personas les dan comida humana con mucha azúcar, grasas, y sales,...Vuelcan sobra la mascota sus taras psicológicas y depresivas.
RESUMEN:
Un hombre a la mascota media gracias a su independencia y a su fortaleza mental puede dar a la mascota una vida plena.
La charo con su doble-o-triple pensar manda señales contradictorias que confunden a la mascota, quieren ver en la mascota el vigor de un hombre y a la vez quieren protegerlo como a un niño, porque eso quieren para si mismas (sentirse independientes, empoderadas, y consideradas como una adulta pero vivir protegidas y sin preocupaciones como una niña). Y eso contando que la torda sea medio equilibrada mentalmente, con ideas racionales y prácticas en contraposición a emocionales y basadas en nubes lorealistas, que no suele ser el caso.
* La vida salvaje está en el hombre no en la charo.
* Una vida digna para una mascota es una vida con un lado salvaje controlado, y no ser un complemento decorativo de una feminista mal del coco que busca cualquier ser vivo en el que volcar su dependencia emocional y con el cual inventarse autoestimita hominidamente.