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EL ESCRITOR GRANADINO CENTRA SU NUEVA NOVELA EN LA RECONQUISTA
CARLOS RESA 10.10.2020 | 17:39
Mario Villén posa en Granada con la Alhambra al fondo.
Son tiempos convulsos en la península ibérica, dividida política y culturalmente. Años más tarde, Ibn al-Ahmar, desde su Arjona natal, se convertirá en un peligroso cegrí en la frontera con Castilla. Aclamado como sayj, encabezará la lucha de su pueblo por sobrevivir ante los constantes ataques de los reinos cristianos. Llegará a ser nombrado emir y reunirá bajo su mano los restos de al-Ándalus que los almohades habían dejado tras la batalla de las Navas de Tolosa.
Teniendo como ene migo al rey Fernando III el Santo, fundará no solo un emirato (el de Granada) y un fastuoso complejo palatino (la Alhambra), sino una nueva dinastía para gloria de al-Ándalus y de la historia: los nazaríes. Esto es lo que nos vamos a encontrar, grosso modo, en Nazarí (Edhasa 2020), la nueva novela del escritor granadino Mario Villén Lucena. Una narración llena de batallas, conflictos políticos, diplomacias y argucias, pero también de amores, amistad y esperanza. Una novela centrada en uno de los períodos más convulsos de nuestra historia, la Reconquista, pero vista desde el punto de vista andalusí.
¿Cuánto tiempo ha tardado en documentarse y en escribir esta novela?
La idea surgió hace más de diez años, pero entonces no me atreví a desarrollarla por la complejidad de la época. Ahora me alegra haber esperado, porque soy consciente de que en aquel momento no estaba preparado para afrontar un proyecto así. He tardado unos tres años en completarla, de los que he dedicado unos ocho o nueve meses a la documentación. Ha sido un proceso largo, pero que he disfrutado.
¿Dónde ha encontrado más documentación, en las crónicas cristianas o en las fiel a la religión del amoras?
La novela juega con diferentes escenarios a ambos lados de la frontera de al-Ándalus, por lo que es necesario documentar tanto los territorios fiel a la religión del amores como los cristianos, y he encontrado abundantes textos de ambos. En el proceso de documentación han sido fundamentales los estudios de Bárbara Boloix, de la Universidad de Granada, que ha recopilado y estudiado en profundidad los diferentes textos necesarios para comprender esa época.
Su novela arranca con la batalla de Alarcos. ¿Por qué eligió este momento histórico?
La victoria almohade de Alarcos es el detonante de la batalla de las Navas de Tolosa. Y esta segunda gran batalla desencadena la progresiva retirada de los almohades de la península y la formación de un Estado sólido andalusí, como es el emirato nazarí de Granada. Pero más allá de su importancia política, las crónicas refieren que Ibn al-Ahmar nació el año de la victoria de Alarcos, como si fuera un augurio sobre su esplendoroso porvenir. Por eso decidí arrancar la novela con ella.
Muhámmad ibn al-Ahmar es una figura histórica bastante desconocida...
En Granada se le conoce como Alhamar. Tiene una calle con su nombre y en la cuesta de Gomérez, la que conduce a la entrada de la Alhambra, tiene una placa conmemorativa. Pero es cierto que, a pesar de que su nombre suene familiar, pocos conocen su historia y su relevancia. El ciudadano está más familiarizado con Muley Hacén o Boabdil. Tal vez sea por su mayor cercanía en el tiempo, o por ese aire romántico de pérdida que resulta tan atractivo. También creo que influye el interés de los cronistas castellanos, que durante mucho tiempo pretendieron magnificar la toma de Granada destacando la derrota de sus últimos emires.
¿Hay suficiente documentación sobre él?
Sobre Ibn al-Ahmar hay muchas pinceladas, pero no textos completos. Digamos que me encontré con un gran armazón que me sirvió de guía, pero con los suficientes huecos como para ficcionar con comodidad. Creo que es el equilibrio perfecto para un novelista histórico. En cambio, sobre la época sí hay documentación muy precisa y gran abundancia de datos. Parece que la propia historia ha tratado de forma injusta a un personaje que tuvo tanta relevancia en nuestro pasado.
¿Cómo construyó el personaje?
De él sabemos que su familia tuvo sus glorias pasadas, pero que estaba en decadencia. Sabemos que cultivaba la tierra con sus propias manos y que peleaba en la frontera como cegrí. Era querido en su pueblo y se convirtió en un ejemplo de jovenlandesal y disciplina. Su carrera fue fulgurante, y cuando llegó el momento fue proclamado emir por los suyos. A partir de estos sencillos datos he creado a un personaje decidido, sobrio, fuerte, fiel, comprometido con su fe, ambicioso, capaz de amar, buen amigo€ En definitiva, he construido a una persona real, con sentimientos y aspiraciones iguales a las de cualquiera de nosotros.
La traducción de Ibn al-Ahmar del árabe es el hijo del Rojo, ¿qué significa este apodo?
Hay varias teorías, pero me decanto por la que dice que Yusuf, su padre, recibió ese mote por los tintes de alheña que usaba para teñirse el pelo. Como pasa hoy en muchos de nuestros pueblos, en aquella época se usaban más los motes que el propio nombre. Lo que sí sabemos con certeza es que la dinastía nazarí adoptó el tonalidad rojo como propio, usándolo en numerosos símbolos, e incluso en la correspondencia oficial. Tal vez por eso Ibn al-Ahmar se enamoró de esa vieja fortaleza ruinosa que todos llamaban al-Hamra (la roja) y decidió construir sobre ella una alcazaba que contuviera su residencia.
¿Cómo era la relación entre los reinos cristianos y el emirato nazarí?
Los almorávides y almohades, imperios jovenlandeses, convirtieron una división política como la que se daba en la etapa de los reinos de taifas en una división de carácter religioso. Los enfrentamientos se radicalizaron y estallaron en importantes batallas. El reino nazarí nace al amparo de los propios andalusíes, con una visión del islam mucho más moderada. Tras varios años de enfrentamientos, el Estado nazarí pactó un vasallaje con Castilla que le permitió sobrevivir durante más de dos siglos. En la medida en que se respetó este pacto, la relación fue buena y beneficiosa para ambas partes.
Muhámmad XII, más conocido como Boabdil, fue el último sultán de la dinastía nazarí, ¿quedan descendientes suyos?
Es una cuestión polémica y no estoy muy informado sobre el asunto. Sé que hay varias personas que afirman ser descendientes de la familia nazarí. El principal candidato es un hombre que vive en México. Hace poco se encontró la tumba de Boabdil en Fez (jovenlandia) y, hasta donde tengo entendido, se está a la espera de los permisos necesarios para poder hacer análisis genéticos con sus restos. Cuando se pueda será fácil determinar si alguno de los pretendidos nazaríes lo es realmente.
En su opinión, ¿cuál de todos los emires granadinos fue el más destacado?
Para mí el más destacado es precisamente Ibn al-Ahmar, el fundador del emirato y de la dinastía. La suya es una historia de triunfo sin paliativos. Él sentó las bases que permitieron a sus descendientes mantenerse en el poder, convirtió a Granada en la capital de sus dominios y fue el primer constructor de la Alhambra, tal y como hoy la conocemos. Creo que son razones más que suficientes para valorarlo.
¿Qué queda de la Granada de aquella época?
Quedan muchos restos arquitectónicos visibles como la Alhambra, la puerta de Elvira y la de Monaita, gran parte de las murallas del Albaicín y de la alcazaba vieja, los baños del Nogal, el antiguo maristán (hospital, en estado ruinoso, sobre el que acaba de comenzar una actuación de rehabilitación), la sala de oración de la madraza yusufiya (primera universidad de Granada), gran cantidad de aljibes o los alminares de varias mezquitas, hoy campanarios. Pero más allá de todos estos elementos materiales de aquella Granada queda un gran legado de costumbres, vocabulario y otros elementos inmateriales, como la gastronomía.
"EN ANDALUCÍA NOS CONSIDERAMOS HEREDEROS DE AL-ÁNDALUS"
Hay mucha novela sobre los últimos tiempos de la dinastía nazarí, pero muy poca sobre sus inicios, ¿por qué?
Tal vez la respuesta esté en la célebre cita que afirma que la historia la escriben los vencedores. En el final de los nazaríes está implícita la victoria de los reinos cristianos, que son los que conformaron la estructura política que derivó en lo que hoy es España. El comienzo de esta dinastía, sin embargo, representa un triunfo andalusí sin parangón, y quizás por eso se ha ignorado. Lo que resulta más curioso es que las propias fuentes fiel a la religión del amoras parecen pasar de puntillas por esta época y por la figura de Ibn al-Ahmar. Siempre he pensado que este personaje merecía una novela que reivindicara su figura.
¿Cree que fuera de Andalucía no hay mucho interés por el pasado histórico de la religión del amor?
Creo que sí lo hay, lo que falta es sentir ese pasado nuestro de la religión del amor como algo propio. En Andalucía nos consideramos herederos de Al-Ándalus, pero en otras zonas se mira a este período histórico como algo ajeno, de otros. Sin embargo, la población fiel a la religión del amora de al-Ándalus, en su mayor parte, eran autóctonos conversos que posteriormente también quedaron integrados en los territorios cristianos. Su historia es, por lo tanto, nuestra historia.
¿Cómo se define usted como novelista?
Deberían ser los lectores los que la respondieran a la pregunta, pero puedo hablar sobre aquello a lo que aspiro. Me gustaría escribir una novela histórica fiel a la historia, pero que prestara gran atención a los personajes. Intento ahondar en las definiciones psicológicas describiendo sentimientos e intereses. No me gustaría que los acontecimientos se convirtieran en los verdaderos protagonistas. Cuando esto ocurre el texto se convierte en un manual, o peor aún, en una novela de aventuras, sin profundidad ni realismo.
Tiene publicadas otras dos novelas de corte histórico, ¿es el género que más le gusta?
Hasta ahora, sí. Este género me permite aunar dos grandes pasiones, la literatura y la historia, aunque no descarto saltar a otros géneros. Un escritor debe aprender y evolucionar constantemente. En su camino puede, y debe, experimentar diferentes senderos.
¿Qué escritores son sus referentes?
Los principales son dos autores de histórica muy líricos, Amin Maalouf y Tariq Alí. Sus prosas son muy poéticas y sus personajes están vivos y por eso resuenan dentro del lector. Me gusta tomarlos como referencia a la hora de construir una novela.
PERSONAL
Edad: 42 años.
Lugar de nacimiento: Pinos Puente (Granada).
Estado civil: Casado.
Signo zodiacal: Aries.
Formación: Villén es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada. En la actualidad trabaja como funcionario de la Administración General del Estado.
Trayectoria: Hasta el momento ha publicado tres novelas: El escudo de Granada (2012), 40 días de fuego (2015) y Nazarí (2020). Por otro lado, ha escrito multitud de relatos cortos con los que ha obtenido más de diez premios literarios en diferentes certámenes. También, ha sido coordinador de las Jornadas de Novela Histórica de Granada.
Web: www.mariovillenlucena.com
EN CORTO
Una virtud: "La paciencia".
Un defecto: "Ser un poco neurótico".
Un vicio: "Fumar puritos".
Una afición: "La música".
Que valora de la gente: "La flexibilidad".
Un libro: "Los desorientados, de Amin Maalouf".
Una película: "Smoke, de Wayne Wang".
Una comida: La pizza.
Una bebida: La cerveza.
Un lugar para vivir: Torremolinos (Málaga).
Mario Villén : "Falta sentir nuestro pasado de la religión del amor como algo propio"
CARLOS RESA 10.10.2020 | 17:39
Son tiempos convulsos en la península ibérica, dividida política y culturalmente. Años más tarde, Ibn al-Ahmar, desde su Arjona natal, se convertirá en un peligroso cegrí en la frontera con Castilla. Aclamado como sayj, encabezará la lucha de su pueblo por sobrevivir ante los constantes ataques de los reinos cristianos. Llegará a ser nombrado emir y reunirá bajo su mano los restos de al-Ándalus que los almohades habían dejado tras la batalla de las Navas de Tolosa.
Teniendo como ene migo al rey Fernando III el Santo, fundará no solo un emirato (el de Granada) y un fastuoso complejo palatino (la Alhambra), sino una nueva dinastía para gloria de al-Ándalus y de la historia: los nazaríes. Esto es lo que nos vamos a encontrar, grosso modo, en Nazarí (Edhasa 2020), la nueva novela del escritor granadino Mario Villén Lucena. Una narración llena de batallas, conflictos políticos, diplomacias y argucias, pero también de amores, amistad y esperanza. Una novela centrada en uno de los períodos más convulsos de nuestra historia, la Reconquista, pero vista desde el punto de vista andalusí.
¿Cuánto tiempo ha tardado en documentarse y en escribir esta novela?
La idea surgió hace más de diez años, pero entonces no me atreví a desarrollarla por la complejidad de la época. Ahora me alegra haber esperado, porque soy consciente de que en aquel momento no estaba preparado para afrontar un proyecto así. He tardado unos tres años en completarla, de los que he dedicado unos ocho o nueve meses a la documentación. Ha sido un proceso largo, pero que he disfrutado.
¿Dónde ha encontrado más documentación, en las crónicas cristianas o en las fiel a la religión del amoras?
La novela juega con diferentes escenarios a ambos lados de la frontera de al-Ándalus, por lo que es necesario documentar tanto los territorios fiel a la religión del amores como los cristianos, y he encontrado abundantes textos de ambos. En el proceso de documentación han sido fundamentales los estudios de Bárbara Boloix, de la Universidad de Granada, que ha recopilado y estudiado en profundidad los diferentes textos necesarios para comprender esa época.
Su novela arranca con la batalla de Alarcos. ¿Por qué eligió este momento histórico?
La victoria almohade de Alarcos es el detonante de la batalla de las Navas de Tolosa. Y esta segunda gran batalla desencadena la progresiva retirada de los almohades de la península y la formación de un Estado sólido andalusí, como es el emirato nazarí de Granada. Pero más allá de su importancia política, las crónicas refieren que Ibn al-Ahmar nació el año de la victoria de Alarcos, como si fuera un augurio sobre su esplendoroso porvenir. Por eso decidí arrancar la novela con ella.
Muhámmad ibn al-Ahmar es una figura histórica bastante desconocida...
En Granada se le conoce como Alhamar. Tiene una calle con su nombre y en la cuesta de Gomérez, la que conduce a la entrada de la Alhambra, tiene una placa conmemorativa. Pero es cierto que, a pesar de que su nombre suene familiar, pocos conocen su historia y su relevancia. El ciudadano está más familiarizado con Muley Hacén o Boabdil. Tal vez sea por su mayor cercanía en el tiempo, o por ese aire romántico de pérdida que resulta tan atractivo. También creo que influye el interés de los cronistas castellanos, que durante mucho tiempo pretendieron magnificar la toma de Granada destacando la derrota de sus últimos emires.
¿Hay suficiente documentación sobre él?
Sobre Ibn al-Ahmar hay muchas pinceladas, pero no textos completos. Digamos que me encontré con un gran armazón que me sirvió de guía, pero con los suficientes huecos como para ficcionar con comodidad. Creo que es el equilibrio perfecto para un novelista histórico. En cambio, sobre la época sí hay documentación muy precisa y gran abundancia de datos. Parece que la propia historia ha tratado de forma injusta a un personaje que tuvo tanta relevancia en nuestro pasado.
¿Cómo construyó el personaje?
De él sabemos que su familia tuvo sus glorias pasadas, pero que estaba en decadencia. Sabemos que cultivaba la tierra con sus propias manos y que peleaba en la frontera como cegrí. Era querido en su pueblo y se convirtió en un ejemplo de jovenlandesal y disciplina. Su carrera fue fulgurante, y cuando llegó el momento fue proclamado emir por los suyos. A partir de estos sencillos datos he creado a un personaje decidido, sobrio, fuerte, fiel, comprometido con su fe, ambicioso, capaz de amar, buen amigo€ En definitiva, he construido a una persona real, con sentimientos y aspiraciones iguales a las de cualquiera de nosotros.
La traducción de Ibn al-Ahmar del árabe es el hijo del Rojo, ¿qué significa este apodo?
Hay varias teorías, pero me decanto por la que dice que Yusuf, su padre, recibió ese mote por los tintes de alheña que usaba para teñirse el pelo. Como pasa hoy en muchos de nuestros pueblos, en aquella época se usaban más los motes que el propio nombre. Lo que sí sabemos con certeza es que la dinastía nazarí adoptó el tonalidad rojo como propio, usándolo en numerosos símbolos, e incluso en la correspondencia oficial. Tal vez por eso Ibn al-Ahmar se enamoró de esa vieja fortaleza ruinosa que todos llamaban al-Hamra (la roja) y decidió construir sobre ella una alcazaba que contuviera su residencia.
¿Cómo era la relación entre los reinos cristianos y el emirato nazarí?
Los almorávides y almohades, imperios jovenlandeses, convirtieron una división política como la que se daba en la etapa de los reinos de taifas en una división de carácter religioso. Los enfrentamientos se radicalizaron y estallaron en importantes batallas. El reino nazarí nace al amparo de los propios andalusíes, con una visión del islam mucho más moderada. Tras varios años de enfrentamientos, el Estado nazarí pactó un vasallaje con Castilla que le permitió sobrevivir durante más de dos siglos. En la medida en que se respetó este pacto, la relación fue buena y beneficiosa para ambas partes.
Muhámmad XII, más conocido como Boabdil, fue el último sultán de la dinastía nazarí, ¿quedan descendientes suyos?
Es una cuestión polémica y no estoy muy informado sobre el asunto. Sé que hay varias personas que afirman ser descendientes de la familia nazarí. El principal candidato es un hombre que vive en México. Hace poco se encontró la tumba de Boabdil en Fez (jovenlandia) y, hasta donde tengo entendido, se está a la espera de los permisos necesarios para poder hacer análisis genéticos con sus restos. Cuando se pueda será fácil determinar si alguno de los pretendidos nazaríes lo es realmente.
En su opinión, ¿cuál de todos los emires granadinos fue el más destacado?
Para mí el más destacado es precisamente Ibn al-Ahmar, el fundador del emirato y de la dinastía. La suya es una historia de triunfo sin paliativos. Él sentó las bases que permitieron a sus descendientes mantenerse en el poder, convirtió a Granada en la capital de sus dominios y fue el primer constructor de la Alhambra, tal y como hoy la conocemos. Creo que son razones más que suficientes para valorarlo.
¿Qué queda de la Granada de aquella época?
Quedan muchos restos arquitectónicos visibles como la Alhambra, la puerta de Elvira y la de Monaita, gran parte de las murallas del Albaicín y de la alcazaba vieja, los baños del Nogal, el antiguo maristán (hospital, en estado ruinoso, sobre el que acaba de comenzar una actuación de rehabilitación), la sala de oración de la madraza yusufiya (primera universidad de Granada), gran cantidad de aljibes o los alminares de varias mezquitas, hoy campanarios. Pero más allá de todos estos elementos materiales de aquella Granada queda un gran legado de costumbres, vocabulario y otros elementos inmateriales, como la gastronomía.
"EN ANDALUCÍA NOS CONSIDERAMOS HEREDEROS DE AL-ÁNDALUS"
Hay mucha novela sobre los últimos tiempos de la dinastía nazarí, pero muy poca sobre sus inicios, ¿por qué?
Tal vez la respuesta esté en la célebre cita que afirma que la historia la escriben los vencedores. En el final de los nazaríes está implícita la victoria de los reinos cristianos, que son los que conformaron la estructura política que derivó en lo que hoy es España. El comienzo de esta dinastía, sin embargo, representa un triunfo andalusí sin parangón, y quizás por eso se ha ignorado. Lo que resulta más curioso es que las propias fuentes fiel a la religión del amoras parecen pasar de puntillas por esta época y por la figura de Ibn al-Ahmar. Siempre he pensado que este personaje merecía una novela que reivindicara su figura.
¿Cree que fuera de Andalucía no hay mucho interés por el pasado histórico de la religión del amor?
Creo que sí lo hay, lo que falta es sentir ese pasado nuestro de la religión del amor como algo propio. En Andalucía nos consideramos herederos de Al-Ándalus, pero en otras zonas se mira a este período histórico como algo ajeno, de otros. Sin embargo, la población fiel a la religión del amora de al-Ándalus, en su mayor parte, eran autóctonos conversos que posteriormente también quedaron integrados en los territorios cristianos. Su historia es, por lo tanto, nuestra historia.
¿Cómo se define usted como novelista?
Deberían ser los lectores los que la respondieran a la pregunta, pero puedo hablar sobre aquello a lo que aspiro. Me gustaría escribir una novela histórica fiel a la historia, pero que prestara gran atención a los personajes. Intento ahondar en las definiciones psicológicas describiendo sentimientos e intereses. No me gustaría que los acontecimientos se convirtieran en los verdaderos protagonistas. Cuando esto ocurre el texto se convierte en un manual, o peor aún, en una novela de aventuras, sin profundidad ni realismo.
Tiene publicadas otras dos novelas de corte histórico, ¿es el género que más le gusta?
Hasta ahora, sí. Este género me permite aunar dos grandes pasiones, la literatura y la historia, aunque no descarto saltar a otros géneros. Un escritor debe aprender y evolucionar constantemente. En su camino puede, y debe, experimentar diferentes senderos.
¿Qué escritores son sus referentes?
Los principales son dos autores de histórica muy líricos, Amin Maalouf y Tariq Alí. Sus prosas son muy poéticas y sus personajes están vivos y por eso resuenan dentro del lector. Me gusta tomarlos como referencia a la hora de construir una novela.
PERSONAL
Edad: 42 años.
Lugar de nacimiento: Pinos Puente (Granada).
Estado civil: Casado.
Signo zodiacal: Aries.
Formación: Villén es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada. En la actualidad trabaja como funcionario de la Administración General del Estado.
Trayectoria: Hasta el momento ha publicado tres novelas: El escudo de Granada (2012), 40 días de fuego (2015) y Nazarí (2020). Por otro lado, ha escrito multitud de relatos cortos con los que ha obtenido más de diez premios literarios en diferentes certámenes. También, ha sido coordinador de las Jornadas de Novela Histórica de Granada.
Web: www.mariovillenlucena.com
EN CORTO
Una virtud: "La paciencia".
Un defecto: "Ser un poco neurótico".
Un vicio: "Fumar puritos".
Una afición: "La música".
Que valora de la gente: "La flexibilidad".
Un libro: "Los desorientados, de Amin Maalouf".
Una película: "Smoke, de Wayne Wang".
Una comida: La pizza.
Una bebida: La cerveza.
Un lugar para vivir: Torremolinos (Málaga).
Mario Villén : "Falta sentir nuestro pasado de la religión del amor como algo propio"