Marco Pascal, alemán que vive en la indigencia: «Llevo cinco años sin comer caliente, solo comida fría»

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CARBALLO MUNICIPIO
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Vivía al raso hasta que una persona le regaló, hace unos días, una tienda de campaña de tonalidad rojo




La de Marco Pascal es una de tantas historias marcadas por el infortunio, la incomprensión, la falta de oportunidades, una familia desestructurada y las malas compañías. Lleva un tercio de su vida en la calle. «Estuve un año y medio viviendo en la estación [de autobuses] de Carballo, viví debajo de un banco, en soportales...». Y desde hace unas semanas lo hace en el gran lavadero situado junto al Pazo da Cultura de Carballo.



Nació en la ciudad germana de Colonia y tiene 38 años. Empezó a vivir al raso a su llegada a Madrid: «Tres años y diez meses» sumó. De hecho, recordó que estando en la capital, un día le llevaron todo lo que tenía: ropa y enseres, incluida una pequeña cocina de campaña en la que solía calentar la comida, que ahora tanto añora.



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Después probó fortuna en la capital de Bergantiños y la suerte también le fue esquiva: «Llevo cinco años y cinco meses aquí en Carballo», en diferentes etapas. Marco vivió al raso encima de un saco de dormir en el lavadero. Y la cosa parecía ir bastante bien, dentro de lo que es estar a la intemperie, hasta que la meteorología cambió y del calor se pasó al frío, la humedad y la lluvia. En su pequeño mundo había sitio para tres paraguas, que le protegían de los intensos aguaceros. También sus escasas pertenencias. De su «mujer», como él la denomina, no sabe nada desde hace días. «Marchó y no sé a dónde se ha ido». La persona a la que Marco Pascal hace referencia es Jasmine Varela Morón. Tiene 49 años y también es natural de Colonia, aunque con raíces en Buño. Fue acogida en su día por la parroquia de Carballo en una de sus casas, aunque finalmente se tuvo que ir por su supuesto carácter irascible y poco conciliador. También porque no se quiso adaptar a las normas establecidas por la parroquia carballesa.







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Marco y Jasmine vivieron juntos bajo el techo del lavadero con la única protección de dos sacos de dormir. Ahora Marco ha tenido algo más de suerte y ha logrado una tienda de campaña de tonalidad rojo gracias a la solidaridad de una vecina de Carballo: «No sé lo que es comer caliente desde hace cinco años y cinco meses. Solo como frío». Lo afirmó mientras señaló la zona de los paraguas. Su única compañía ahora son tres perros, Balto, Sandri y Kiera. El día 3 otra de sus mascotas, Lilú, falleció. Marco vive de la caridad: «Suelo ir al Lidl» y se saca en un buen día «unos veinte euros». No tiene más ingresos: «No tengo paga, no tengo quién me dé comida ni ropa».
 
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Otra historia más de esas que te hielan el alma. Lo más significativo de la noticia son los comentarios de la web donde gente de catadura jovenlandesal cuestionable le dicen que trabaje y si es doblando el lomo mejor. En fin, esto es España.
Decir que trabaje es catadura jovenlandesal cuestionable? Pues le damos una paga y arreglado verdad?
Me cachis con 38 años me pongo a trabajar en lo que sea, lo que pasa es que se acostumbran a esa vida no me jorobes.
 
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