kalamar
Madmaxista
Aida Martínez, candidata nº 4 al parlamento europeo por DN.
¿Qué te lleva a tener una participación activa en la política?
Como muchos españoles llevaba tiempo preocupada por la gravísima situación no sólo política y económica de España, sino por lo que considero una auténtica crisis jovenlandesal, de valores y de objetivos. Me pareció que lo honesto, lo valiente, lo que debía hacer, era dejarme de quejas y lloriqueos de salón y comenzar a trabajar activamente para cambiar este estado de cosas.
¿Y por qué en Democracia Nacional?
Aparte de la lógica coincidencia ideológica me decidí por Democracia Nacional porque va más allá de ser un mero partido político: DN es un movimiento de regeneración nacional. Nuestros problemas no son fruto exclusivamente de una clase política lerda, fistro, holgazana y corrupta que ha traicionado a aquello que ha jurado servir, España, sino que alcanza al ámbito social del conjunto de los españoles: décadas de adoctrinamiento y de ingeniería social han llevado a nuestro antaño combativo pueblo a un estado de sometimiento y derrotismo, de miedo a salirse de todo aquello que sea lo que nos han dicho que es “políticamente correcto”. Como no es posible una regeneración política sin una regeneración de los valores y de la identidad de las personas, en DN luchamos en ambos frentes. Por ello, a día de hoy tengo la satisfacción personal de saber que he acertado, que estoy en el sitio adecuado haciendo lo correcto.
¿Desempeñas algún cargo en DN?
Sí, desde hace un año soy la delegada de Democracia Nacional en Madrid. En este año hemos conseguido romper en varias ocasiones el cerco mediático al que los medios nos tienen sometidos, consiguiendo frenar, con la ley en la mano y por la simple vía de exigir su cumplimiento a las instituciones pertinentes, varios desembarcos filoterroristas disfrazados de actuaciones culturales en nuestra capital, así como denunciar ante la opinión pública la actuación insolidaria y egoísta de algunas ONGs que, amparadas en un falso humanitarismo, se desentienden totalmente del drama que sufren las familias españolas, pidiendo la asignación de recursos que no tenemos para ayudar a poblaciones alógenas.
Entonces ¿opinas que no hay que prestar ningún tipo de ayuda al tercer mundo?
En absoluto. Lo que tenemos que reconocer es que el modelo de ayuda internacional ha fracasado. Tras décadas de ayudas multimillonarias la situación de estos países no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado. Esto no es una opinión, es un hecho. Nadie es capaz de saber a ciencia cierta los miles de millones de euros anuales que se destinan a tal efecto entre entidades supranacionales, gobiernos centrales, autonómicos, ayuntamientos, observatorios, institutos de cooperación, entidades privadas, fundaciones , iglesia y ONGs. Este modelo es un disparate y en muchos casos sólo vale para mantener una especie de “turismo solidario” que en nada beneficia al receptor pero que parece conceder un aura de superioridad jovenlandesal al que lo practica, algo tan menso como egoísta. La ayuda internacional debe estar centralizada y coordinada por una única institución de carácter estatal, hacerse siempre en colaboración con las autoridades locales, estar sujeta a una serie de compromisos por parte del país que recibe las ayudas y estar sometida a un estricto y continuo seguimiento y evaluación de resultados. Y por supuesto esta inversión debe realizarse siempre en los países destinatarios: la política actual de puertas abiertas produce desarraigo y falta de integración de los pagapensiones, rechazo de la población local y en última instancia una tercermundialización de los países de acogida. Malamente podremos ayudar a los países necesitados si en el proceso nos convertimos nosotros en uno de ellos.
Por último sólo señalar que, en mi opinión, la auténtica multiculturalidad no se encuentra en esta población global, uniforme y homogénea que pretenden imponernos, sino en la diversidad de cada pueblo, de cada cultura en sus respectivos países o territorios geográficos.
¿Cómo percibes la situación de España en estos momentos?
España se está enfrentando a un gravísimo problema de desintegración fruto de dos fenómenos de signo opuesto hábilmente combinados: la globalización y el separatismo.
La primera viene de la mano de este modelo de Europa al que hemos entregado nuestra soberanía nacional y nuestras competencias en economía y justicia. Un ejemplo, nos dijeron que en España se producía demasiada leche y se nos impusieron unas cuotas que han llevado a los ganaderos a la ruina. ¿Pero alguien le ha dicho a los alemanes que producen demasiados coches, o a los franceses que producen demasiados medicamentos para empezar a producirlos también aquí? Judicialmente nuestro ordenamiento jurídico ya no vale nada, recordemos la derogación de la doctrina Parot que ha provocado la liberación de terroristas, forzadores y *******astas que según nuestras leyes aún deberían estar encarcelados. Y macroeconómicamente la imposibilidad de imprimir nuestra propia moneda nos somete al endeudamiento con un Banco Central Europeo cuyos intereses y objetivos no son precisamente el bienestar ni el futuro del pueblo español.
El separatismo es consecuencia de un modelo de Estado fallido, delirante e insostenible, un despropósito que ha llevado a España a lo más parecido a un estado feudal de la Edad Media, a tener un país ingobernable. El estado de las autonomías no ha provocado más que el empobrecimiento de los españoles, impedimentos para los empresarios y el libre comercio entre comunidades, tensiones territoriales basadas en falsedades y, lo peor de todo, una desigualdad creciente entre los españoles, a pesar de la creación del orwelliano “Ministerio de Igualdad”. En este sistema sólo medran los pequeños caciques, dedicados a manipular las leyes y la opinión pública con el único objetivo de justificar su existencia y medrar en sus carguitos. Es inaplazable la recuperación y centralización de Sanidad, Educación, Medio Ambiente, Hacienda y Justicia. El que en esto vea un ataque a su libertad, a su autodeterminación, a sus derechos humanos o históricos es simplemente un inane que intenta disfrazar su insolidaridad y egoísmo.
¿Y por último, por qué pides el voto para Democracia Nacional?
Por la síntesis de todo lo anterior. Porque desde DN luchamos por esta necesaria regeneración política y social de España desde una perspectiva nacional que se opone radicalmente al internacionalismo social predicado desde ámbitos marxistas y al internacionalismo económico de los neoliberales. Porque apostamos por una economía al servicio de los españoles y no por unos españoles al servicio de la economía. Porque para nosotros la prioridad nacional de los españoles en nuestra tierra es un derecho irrenunciable. Porque a nosotros no nos duele llamar a las cosas por su nombre, pues nos proclamamos liberados de la dictadura de lo políticamente correcto. Y porque todos aquellos que nos conocen saben que no nos temblará la mano a la hora de tomar las medidas necesarias y señalar a los responsables de esta intolerable situación. ¿Te parece poco?