El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
En el vibrante y ecléctico escenario nocturno de España, las discotecas han evolucionado más allá de simples lugares de entretenimiento para convertirse en auténticos templos de la exclusividad y el lujo. El precio de entrada, en estos reinos de la vida nocturna, ha dejado de ser una mera formalidad, sobre todo en la Comunidad de Madrid, para tras*formarse en un indicador de estatus, alimentando la fascinación de muchos por el temor a perderse algo, el denominado FOMO (antiestéticar of Missing Out), una de las expresiones más repetidas hoy en día.
Muchos incluso ya recurren a otros métodos para asegurarse una noche de fiesta; así, la tendencia detrás de las entradas anticipadas viene del miedo a un aforo completo o a las kilométricas colas que cada fin de semana se repiten en las puertas de discotecas y garitos de la capital, lo cual es muy probable por la demanda que existe y que se ha acrecentado tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo del cobi19. Muchos jóvenes [y otros no tanto] prefieren tener su acceso asegurado y recurren a planificar sus salidas 3 o 4 días antes, al inicio de la semana, a través de la compra online en lugar de enfrentarse a las taquillas presenciales.
Es lo que Nacho Pla, influencer que se dedica a puntuar discotecas a través de sus redes, explica en conversación con EL MUNDO. «El FOMO es el motor de la noche madrileña, la gente no quiere perderse la que podría ser la mejor noche de sus vidas», asegura. Pero ahí también ha surgido un nuevo componente: el dinero que esa noche puede suponer para el bolsillo de muchos de esos ciudadanos nocturnos. Porque, en los últimos años, los precios de las discotecas han experimentado un incremento considerable, atribuible tanto a la inflación como al citado fenómeno pospandémico de un regreso ansioso a la vida en sociedad. La combinación de estos factores ha creado un mercado donde la exclusividad tiene un precio y donde el acceso a ciertos lugares se ha convertido en un símbolo de prestigio.
En las diferentes comunidades autónomas de España, los precios por una noche de fiesta oscilan entre los 15 euros y los casi 30 que marcan el máximo en el territorio nacional. Precisamente la Comunidad de Madrid, con una media de 25 euros, es quien más se acerca a esa cifra, seguida por los 23 de Cataluña y los 21 de la Comunidad Valenciana, siguiendo la tendencia de equiparar un mayor coste con las tres principales ciudades en cuanto a población de todo el territorio nacional -Madrid, Barcelona y Valencia-.
En el extremo opuesto se sitúa Castilla y León, como la región con menor precio para acceder a las discotecas -con una media de seis euros-. Algo superior, llegando a los 10, es esa cantidad en el País Vasco y Aragón. Sin embargo, el argumento que se emplea en el sector nocturno de las principales regiones es que la experiencia que se ofrece también puede ser totalmente diferente. Según argumenta Pla, en las regiones más caras «existe mucha competencia y demanda para las discotecas, siempre están remodelando los lugares, añadiendo cosas que pueden convertirlo en algo único y, al final, como cliente eso se paga».
Sin embargo, el precio de la entrada no es el único componente que se incluye en una noche de fiesta para conseguir que ésta se convierta en una experiencia premium. Es, solo, la punta del iceberg. Existen detalles adicionales que hay que sumar, como son el guardarropa, que ofrece la comodidad de no cargar abrigos y pertenencias con un precio adicional que suele rondar los dos euros, pero que en algunos casos asciende incluso a la nada desdeñable cantidad de cinco.
Dentro de estos establecimientos, los cargos adicionales se acumulan rápidamente. La verdadera extravagancia comienza cuando se exploran las opciones VIP; las botellas de alcohol de alta gama en espacios reservados del resto de clientes. Dentro de esas experiencias no se valora únicamente el sabor o la calidad de esa bebida, sino que también hay que incluir el tonalidad de la etiqueta, normalmente de una tonalidad brillante que se identifica con lo premium, o el sello que refleja cómo de exclusivo es el producto.
«Hay tanta demanda para salir que a pesar de que ahora ir de fiesta sea más caro, la gente está dispuesta a pagar lo que sea», expone Nacho Pla, que reconoce además el aumento de precios que han experimentado las consumiciones. «Antes una copa costaba 10 euros en una discoteca de Madrid y ahora ha subido a 15 o 20. Lo más que he llegado a pagar por una noche son 100 euros entre los chupitos, las copas, la entrada y el guardarropa», explica este influencer que desde hace años se dedica a hacer un ránking por las discotecas de Madrid en el que califica la música, el ambiente y hasta los precios. Con respecto al aumento de estos últimos, lo atribuye a la intención de los empresarios de la noche de recuperar las pérdidas que sufrieron durante los meses cerrados por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. El hecho de que la demanda no solo se mantenga, sino que aumente, ha ayudado a esta subida.
Dentro de esa experiencia personalizada cobran especial importancia los reservados y las zonas VIP, habitualmente utilizadas por personajes famosos. Como es obvio, es en Madrid, por su condición de capital, donde más celebridades alternan, y donde más discotecas ofrecerán sus servicios premium. No es difícil en muchos clubes de la noche madrileña encontrarse con grupos de futbolistas, cantantes o actores en uno de estos espacios, cuyos precios, según el local, pueden rondar los 200 euros o directamente dispararse hasta los 1.200. Porque lo importante en estos casos, según afirma Pla, es contar con «un espacio propio». En definitiva, diferenciarse del resto de usuarios que bailan en la pista. «Al final puedes estar pagando por un reservado unos 200 o 300 euros, lo que para un grupo de cinco personas vendría a ser unos 30 o 40 euros cada uno. Pero es que cuando tú compras una entrada por 30 euros puedes estar pagando dos copas», ahonda.
Además, a medida que la noche continúa avanzando no solamente son las bebidas alcohólicas las que comienzan a sumarse a las cuentas de los clientes; las botellas de agua, con un precio muy por encima del mercado habitual fuera del ocio nocturno, también aportan nuevos costes. De hecho, hay establecimientos que, con la teoría de mantener su imagen y estatus, se niegan a servir vasos de agua a los clientes.
Esa fue la situación que experimentó el también influencer Jaime Martín Borregón, que este pasado verano hizo pública a través de sus redes una denuncia a un establecimiento de ocio por negarse a servirle agua. «En las discotecas quieren ganar dinero por cualquier medio posible. A mí no me quisieron dar agua, que es una necesidad básica, y me tocó pagar 8 euros por una botella». De hecho, en el año 2022, el Gobierno aprobó un decreto que obligaba a los negocios de hostelería y restauración a servir gratuitamente agua del grifo.
Y, más allá de una noche de fin de semana, como parte de la experiencia nocturna premiumsiguen aumentando las macrofiestas en ocasiones especiales como Halloween o Nochevieja, momentos del año ya imprescindibles para el ocio nocturno. De hecho, su importancia social se aprecia en la disposición de los usuarios a pagar precios aún más elevados por acudir a discotecas y clubes en esas fechas, que en muchos casos ofrecen sesiones especiales con dj's de renombre o incluso conciertos privados de artistas famosos.
«Al final, por mi experiencia, Madrid tiene algo que ningún otro lugar puede ofrecer. Mientras que en Sevilla puedes encontrar cinco o seis lugares para salir, aquí puedes encontrar más de 50. La variedad de garitos, personas y opciones hacen que la experiencia sea irrepetible y, por supuesto, jamás aburrida».
Es ese compendio de factores, sumado a la avidez de los más jóvenes por una noche de fiesta, lo que han fomentado un sistema de ocio nocturno con unos precios que en Madrid están, tal vez, muy por encima del mercado. ¿Estamos ante la próxima burbuja?
Muchos incluso ya recurren a otros métodos para asegurarse una noche de fiesta; así, la tendencia detrás de las entradas anticipadas viene del miedo a un aforo completo o a las kilométricas colas que cada fin de semana se repiten en las puertas de discotecas y garitos de la capital, lo cual es muy probable por la demanda que existe y que se ha acrecentado tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo del cobi19. Muchos jóvenes [y otros no tanto] prefieren tener su acceso asegurado y recurren a planificar sus salidas 3 o 4 días antes, al inicio de la semana, a través de la compra online en lugar de enfrentarse a las taquillas presenciales.
Es lo que Nacho Pla, influencer que se dedica a puntuar discotecas a través de sus redes, explica en conversación con EL MUNDO. «El FOMO es el motor de la noche madrileña, la gente no quiere perderse la que podría ser la mejor noche de sus vidas», asegura. Pero ahí también ha surgido un nuevo componente: el dinero que esa noche puede suponer para el bolsillo de muchos de esos ciudadanos nocturnos. Porque, en los últimos años, los precios de las discotecas han experimentado un incremento considerable, atribuible tanto a la inflación como al citado fenómeno pospandémico de un regreso ansioso a la vida en sociedad. La combinación de estos factores ha creado un mercado donde la exclusividad tiene un precio y donde el acceso a ciertos lugares se ha convertido en un símbolo de prestigio.
En las diferentes comunidades autónomas de España, los precios por una noche de fiesta oscilan entre los 15 euros y los casi 30 que marcan el máximo en el territorio nacional. Precisamente la Comunidad de Madrid, con una media de 25 euros, es quien más se acerca a esa cifra, seguida por los 23 de Cataluña y los 21 de la Comunidad Valenciana, siguiendo la tendencia de equiparar un mayor coste con las tres principales ciudades en cuanto a población de todo el territorio nacional -Madrid, Barcelona y Valencia-.
En el extremo opuesto se sitúa Castilla y León, como la región con menor precio para acceder a las discotecas -con una media de seis euros-. Algo superior, llegando a los 10, es esa cantidad en el País Vasco y Aragón. Sin embargo, el argumento que se emplea en el sector nocturno de las principales regiones es que la experiencia que se ofrece también puede ser totalmente diferente. Según argumenta Pla, en las regiones más caras «existe mucha competencia y demanda para las discotecas, siempre están remodelando los lugares, añadiendo cosas que pueden convertirlo en algo único y, al final, como cliente eso se paga».
Sin embargo, el precio de la entrada no es el único componente que se incluye en una noche de fiesta para conseguir que ésta se convierta en una experiencia premium. Es, solo, la punta del iceberg. Existen detalles adicionales que hay que sumar, como son el guardarropa, que ofrece la comodidad de no cargar abrigos y pertenencias con un precio adicional que suele rondar los dos euros, pero que en algunos casos asciende incluso a la nada desdeñable cantidad de cinco.
Dentro de estos establecimientos, los cargos adicionales se acumulan rápidamente. La verdadera extravagancia comienza cuando se exploran las opciones VIP; las botellas de alcohol de alta gama en espacios reservados del resto de clientes. Dentro de esas experiencias no se valora únicamente el sabor o la calidad de esa bebida, sino que también hay que incluir el tonalidad de la etiqueta, normalmente de una tonalidad brillante que se identifica con lo premium, o el sello que refleja cómo de exclusivo es el producto.
«Hay tanta demanda para salir que a pesar de que ahora ir de fiesta sea más caro, la gente está dispuesta a pagar lo que sea», expone Nacho Pla, que reconoce además el aumento de precios que han experimentado las consumiciones. «Antes una copa costaba 10 euros en una discoteca de Madrid y ahora ha subido a 15 o 20. Lo más que he llegado a pagar por una noche son 100 euros entre los chupitos, las copas, la entrada y el guardarropa», explica este influencer que desde hace años se dedica a hacer un ránking por las discotecas de Madrid en el que califica la música, el ambiente y hasta los precios. Con respecto al aumento de estos últimos, lo atribuye a la intención de los empresarios de la noche de recuperar las pérdidas que sufrieron durante los meses cerrados por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. El hecho de que la demanda no solo se mantenga, sino que aumente, ha ayudado a esta subida.
Dentro de esa experiencia personalizada cobran especial importancia los reservados y las zonas VIP, habitualmente utilizadas por personajes famosos. Como es obvio, es en Madrid, por su condición de capital, donde más celebridades alternan, y donde más discotecas ofrecerán sus servicios premium. No es difícil en muchos clubes de la noche madrileña encontrarse con grupos de futbolistas, cantantes o actores en uno de estos espacios, cuyos precios, según el local, pueden rondar los 200 euros o directamente dispararse hasta los 1.200. Porque lo importante en estos casos, según afirma Pla, es contar con «un espacio propio». En definitiva, diferenciarse del resto de usuarios que bailan en la pista. «Al final puedes estar pagando por un reservado unos 200 o 300 euros, lo que para un grupo de cinco personas vendría a ser unos 30 o 40 euros cada uno. Pero es que cuando tú compras una entrada por 30 euros puedes estar pagando dos copas», ahonda.
Además, a medida que la noche continúa avanzando no solamente son las bebidas alcohólicas las que comienzan a sumarse a las cuentas de los clientes; las botellas de agua, con un precio muy por encima del mercado habitual fuera del ocio nocturno, también aportan nuevos costes. De hecho, hay establecimientos que, con la teoría de mantener su imagen y estatus, se niegan a servir vasos de agua a los clientes.
Esa fue la situación que experimentó el también influencer Jaime Martín Borregón, que este pasado verano hizo pública a través de sus redes una denuncia a un establecimiento de ocio por negarse a servirle agua. «En las discotecas quieren ganar dinero por cualquier medio posible. A mí no me quisieron dar agua, que es una necesidad básica, y me tocó pagar 8 euros por una botella». De hecho, en el año 2022, el Gobierno aprobó un decreto que obligaba a los negocios de hostelería y restauración a servir gratuitamente agua del grifo.
Y, más allá de una noche de fin de semana, como parte de la experiencia nocturna premiumsiguen aumentando las macrofiestas en ocasiones especiales como Halloween o Nochevieja, momentos del año ya imprescindibles para el ocio nocturno. De hecho, su importancia social se aprecia en la disposición de los usuarios a pagar precios aún más elevados por acudir a discotecas y clubes en esas fechas, que en muchos casos ofrecen sesiones especiales con dj's de renombre o incluso conciertos privados de artistas famosos.
«Al final, por mi experiencia, Madrid tiene algo que ningún otro lugar puede ofrecer. Mientras que en Sevilla puedes encontrar cinco o seis lugares para salir, aquí puedes encontrar más de 50. La variedad de garitos, personas y opciones hacen que la experiencia sea irrepetible y, por supuesto, jamás aburrida».
Es ese compendio de factores, sumado a la avidez de los más jóvenes por una noche de fiesta, lo que han fomentado un sistema de ocio nocturno con unos precios que en Madrid están, tal vez, muy por encima del mercado. ¿Estamos ante la próxima burbuja?
Madrid, ¿ante la burbuja de la noche más cara de España? 25 euros por entrada, 1.200 por reservado, alcohol 'premium'... Y sigue subiendo
En el vibrante y ecléctico escenario nocturno de España, las discotecas han evolucionado más allá de simples lugares de entretenimiento para convertirse en auténticos templos...
www.elmundo.es