Hoy en día, los solteros estamos condenados a comprar un alimento en cantidades industriales, en vez de una cantidad razonable proporcionada a su sola persona.
Quieres ajos de una determinada clase (hay otras clases que no, pero las hay que sí), te venden el paquetito de 250 g.
Quieres yogur natural, un paquete de 12 unidades.
Quieres patatas, el paquete es de 3 kg mínimo.
Y así con todo.
Y luego una de dos:
·1· O no te lo comes todo, que es mucha cantidad para un alma solitaria, con lo cual 3/4 terminan pudriéndose y a la sarama, lo que representa dinero tirado o, peor aún, destinado a tratar satisfacer la insaciable avaricia de algunos,
·2· O te lo comes todo porque te da pena tirarlo, o porque es pecado tirar la comida, con lo que engordas insanamente.
¿Es esto consumo responsable?
Y eso por no hablar del aspecto psicológico:
—¿Ves? Ahora yo podría compartir esos yogures de más con una linda mujer sentida a la mesa conmigo, mientras charlamos, nos contamos cosas, cómo nos ha ido el día… y porras.
El exceso de comida te recuerda tu perversos condición permanentemente.
