A mí me sucede. Y lo tengo analizado desde hace años. Llevo muy mal hablar con alguien sin verle la cara. Y aún peor que me llamen en cualquier momento, a cualquier hora, interrumpiendo mi vida y, en el NOVENTA por ciento de las ocasiones, para comunicarme una tontería que podría esperar.
Quien tenga que decirme algo, que me mande una misiva escrita a mano con teclado o bolígrafo, o que me lo diga en persona.
Hablar por teléfono es una pérdida de tiempo y sólo le gusta a los marujos y marujas que tienen que estar llamándote e interrumpiéndote para darte la brasa con cada chorrada. Gente que no sabe sintetizar.
Los millennial somos pragmáticos.