Fuentes de la Guardia Urbana señalaron a LA RAZÓN que la “inmensa mayoría de los delitos en Barcelona son cometidos por extranjeros, el 80 %, y de ellos la mayoría son de menas (menores extranjeros no acompañados) magrebíes”.
La ciudad es “insegura”, insisten.
En los últimos meses parecía haber remitido el fenómeno de los menas ladrones, muy frecuente en los 2 veranos con esa época en el 2020 de la que yo le hablo, pero de forma quizás más silenciosa, pero acorde con el crecimiento delictivo en la capital catalana.
“Recriminamos esa tolerancia, casi complicidad” del Ayuntamiento en algunos asuntos. “Vemos que no se quieren ofrecer datos reales sobre quién o quienes están detrás de esta delincuencia”, vuelven a recriminar, y también incluyen a los saqueos de las fiestas de la Mercè.
Tienen claro que “muchos de los saqueadores de comercios durante las fiestas” están estos menas, casi todos procedentes de jovenlandia y Argelia.
Este verano han vuelto con mucha fuerza en la ciudad, pero la época más crítica quizá llegó entre los años 2018 y 2020. Tras décadas y décadas, el chabolismo volvió a la barcelonesa montaña de Montjuïc, pero ahora en tonalidad, no en las clásicos imágenes en blanco y neցro de hace un siglo. Y los habitantes también son muy diferentes. Según explica y denuncia la Guardia Urbana, ahora dominan, además de los clásicos indigentes y personas “sin techo”, los denominados menas (menores extranjeros no acompañados), y de paso, y lo que es aún peor, los conocidos desde hace tiempo como
“tcharmile”, grupos mafiosos muy vinculados a bandas juveniles latinas.
Así las cosas, la problemática ha vuelto, aunque estaba latente, y los vecinos están hartos de denunciar la situación, porque los problemas de todo tipo por la cercanía abundan. Sobre todo, si eres una mujer y vas sola.
Fuentes de la Guardia Urbana lo admiten todo a este diario. “Hay diferentes tipos de personas en situación de
exclusión social que viven en la montaña”. Se refieren a los grupos citados antes, sin ningún tipo de arraigo en la ciudad y con escasos o nulos medios para subsistir.
Existe incluso la
Asociación de Vigilancia Solitaria, un grupo de vecinos del Poble Sec que se dedica a denunciar, con imágenes y vídeos, los problemas de delincuencia en la zona. Sus últimas quejas hacen referencia a menas actuando contra turistas, pero van más allá, y apuntan a los “tcharmile”, vinculados a los Latin Kings (que aún existen, pero con menos presencia que antaño) y los Maras, procedentes de El Salvador.
La Guardia Urbana detalla que todos viven en chaboles de cartones, desperdigados por la montaña, y que “generación una lógica
sensación de inseguridad” en la zona. Los ataques e incluso agresiones se han convertido en demasiado frecuentes.
Esta sensación de inseguridad, explican fuentes del cuerpo policial, afectan a la gente que va a
practicar deporte aprovechando la naturaleza que ofrece la montaña, todo un pulmón verde en la ciudad. También sucede lo mismo con las comunidades de vecinos del distrito. “Ellos mismos nos han trasladado estas sensaciones y problemas”, explican desde la Urbana.
No hace mucho tiempo, los Mossos d’Esquadra detuvieron e ingresaron en un centro de menores a un mena, que estaba tutelado por la Generalitat pero que va se salió del sistema, como presunto autor de
7 violaciones en Montjuïc y Poble Sec.
Teniendo en cuenta las sempiternas trelaciones tensas entre el Ayuntamiento dirigido por Ada Colau y la propia Guardia Urbana, es normal que aparezca un asunto que hace demasiados años que se arrastra.
“Tenemos problemas de recursos humanos”, denuncian de nuevo los policías consultados, y “así no podemos llegar a reforzar los servicios, Albert Batlle (concejal de Seguridad del Consistorio) y la propia alcaldesa parece que no están por esta labor de atender a la problemática de los ciudadanos”.
Las asociaciones de vecinos hablan incluso de
prespitación forzada de chicas muy jóvenes por parte de estas bandas organizadas, y también de tráfico de drojas.
A estos jóvenes menas, dicen los vecinos, es habitual verlos por las Fuentes de Montjuïc, esperando presas fáciles de capturar, como turistas despistados. una presa fácil, como un par de turistas despistados y con la guardia baja.
Los menas magrebíes cometen el 80 % de los delitos en Barcelona según la Guardia Urbana
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