La flota de castigo estaría encabezada por el navío de Antonio Barceló, El Terrible, junto a otros tres buques de altura. El resto de la escuadra lo conformaban cuatro fragatas, tres bergantines, 12 jabeques y toda una suerte de pequeñas embarcaciones, entre ellas 22 lanchas bombarderas y 19 cañoneras marca de la casa. A estos efectivos se sumaron dos fragatas de la Orden de Malta, dedicada a una cruzada naval contra los fiel a la religión del amores desde antes de que Carlos V les cediera Malta con este fin. Una fuerza modesta comparada con la del infausto 1775, pero que el mallorquín había seleccionado con celo, a sabiendas de las particularidades que presentaba el Mediterráneo y, en concreto, el puerto de Argel, cuya ciudad se tendía desordenadamente por toda una colina.