Los Dragones de Cuera – El primer Lejano Oeste

Dr Polux

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En el país de las ninfas
España tuvo que controlar durante siglos extensísimos territorios de lo que hoy es Estados Unidos, estableciendo rutas de comunicación entre Méjico y California, o entre Florida y Texas (el famoso Camino Real de Tierra Adentro).

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Pero también extendió su control más allá de las Rocosas, a las praderas del medio oeste y a territorios tan septentrionales como Montana, las Dakotas, e incluso el Canadá y Alaska, donde el Imperio Español fija frontera con Rusia. Esto generó que las tropas españolas ya tuvieran numerosos conflictos con las tribus indias, especialmente con los apaches, los siouxs y los comanches, cientos de años antes de que lo hiciera la caballería americana.

Para patrullar estos territorios, España creó un sistema doble de defensa, orientado por un lado a la protección de puertos y costas con ejércitos pertrechados y entrenados a la europea; y por otro, a la protección interior de misiones, ranchos, pueblos y tribus aliadas, de los ataques de las tribus nómadas, donde las tropas españolas fueron paulatinamente cambiando sus armas, sus tácticas y su equipo para adaptarse a las condiciones propias de esos territorios y a la lucha contra los indios.

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Para esta última misión, surge un nuevo tipo de soldado: El Dragón de Cuera o Soldado Presidial, llamados así por las protecciones con las que estaban equipados o por ser los presidios los equivalentes a los fuertes de la caballería norteamericana. En el museo de Topeka (Kansas) se pueden apreciar una espada y elementos de aparejos de caballo españoles encontrados en dicho estado. En la hoja de la espada reza ‘No me saques sin razon; no me enbaines sin honor.’.

El uniforme de los Dragones de Cuera quedaba regulado en el reglamento de 1772: “El vestuario de los soldados de presidio ha de ser uniforme en todos, y constará de una absorbe corta de tripe, o paño azul, con una pequeña vuelta y collarín encarnado, calzón de tripe azul, capa de paño del mismo tonalidad, cartuchera, cuera y bandolera de gamuza, en la forma que actualmente las usan, y en la bandolera bordado el nombre del presidio, para que se distingan unos de otros, corbatín neցro, sobrero, zapatos y botines.”


Uno de los elementos diferenciales y del que recibían estos soldados sus nombres era la Cuera. Se trataba de un abrigo largo sin mangas, constituido por hasta siete capas de piel o cuero, resistente a las flechas de los indios enemigos, que sustituyó a las corazas metálicas de siglos anteriores. Una de estas cueras podía llegar a pesar 10 kilos, pero a cambio, garantizaba un grado mayor de protección en los combates.

El citado reglamento preveía también las siguientes armas: Una espada ancha, lanza, adarga, escopeta y pistolas. La adarga era al estilo árabe (dos círculos interseccionados) y estaba confeccionada de piel, aunque en ocasiones podían llevar rodelas (circulares), también de piel. En ambas piezas debían ir dibujados los cuarteles de Castilla en el centro. Además, el soldado de cuera debía contar con 6 caballos, un potro y una mula, debido a los inmensos territorios que debían controlar. Las banderas que utilizaban también llevaban generalmente los cuarteles de Castilla, aunque también utilizaron la Cruz de San Andrés.


Ha habido cierta polémica por lo “anticuado de su armamento”. Sin embargo, la lanza, la espada y el escudo estaban más que justificados, pues al tratarse de unidades de escasa entidad, unos 16 hombres por compañía, no podían parar una carga india con armas de fuego, y con mucha frecuencia se llegaba al cuerpo a cuerpo, donde las otras armas eran mucho más efectivas.

Ingresar en los dragones de cuera era voluntario y se firmaban periodos de permanencia de 10 años. En cuanto a su composición, entre 1773 y 1781, el 50% del ejército era español, el 37% mestizo, mulato, o coyote y el resto, de procedencia india. Solo los altos mandos eran europeos (no solo españoles, también italianos, valones, y de otras partes del imperio).

En cada presidio había solo una compañía, y rara vez pasaron de 200 hombres las expediciones punitivas. En 1775 una expedición de casi 1000 hombres persiguió a lo largo de 1000 kilómetros a una partida de apaches, acabando con 243 de ellos. En 1776, un alférez y 42 dragones formados en cuadro resistieron durante 5 horas frente a 300 apaches, acabando con 40 de ellos.

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A finales del siglo XVIII, empieza a ponerse en desuso la cuera, y con la mejora de las armas de fuego, se crean unidades más ligeras, equipadas con armas de fuego, aunque se siguió utilizando la adarga y la lanza. Estas unidades fueron la Compañías Volantes, los Húsares de Texas, los Cazadores de Nueva Vizcaya, o las Compañías de Infantería de Voluntarios Catalanes.

fuente: http://www.gehm.es/edad-moderna/los-dragones-de-cuera-el-primer-lejano-oeste/

Hay mas artículos sobre los soldados de cuera, operaciones contra comanches, etc interesante web

Por cierto recomiendo este libro:
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Gran aportación y bonito tema del que tan poco se habla y se sabe.

Antes que los John Wayne de las pelis yankis del Far West ya habíamos estado los españoles por ahí, jeje.
 
de hecho los dragones estuvieron bastante ocupados luchando contra los comanches, hasta que un destacamento se cargo al jefe pluma verde y otros jefecillos.

por cierto en aquella época los apaches eran aliados de los españoles.
 
Interesante hilo.Aqui cuelgo un par de mapas de la linea de presidios (Fuertes) españoles,donde se alojaban estos dragones : Un autentico "Limes" mejicano (Aprovechando en parte rios y desiertos,como hizo Roma),para defender al Imperio de las tribus barbaras del norte : Primero indios (Apaches,comanches,etc)y despues,germanos...(Anglosajones)

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Toma nota,Trump...
 
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Las Huellas de los Conquistadores en Norteamérica

El 16 de abril de 1605, 15 años antes de que los peregrinos del Mayflower tocaran tierra en el nuevo mundo, el último conquistador español, Juan de Oñate, Gobernador de Nuevo Méjico, dejaba esta inscripción en el paraje de El Morro durante la última de sus numerosas expediciones.

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Esta expedición se dirigió al oeste desde Nuevo Méjico al valle bajo del río Colorado. El contingente estaba formado por unos 40 hombres, que partieron desde el Río Grande en Octubre de 1604. Atravesaron las tierras de los Zuñi y los Pueblo Hopi, descendiendo por el río Colorado hasta llegar a su desembocadura en el Golfo de California en Enero de 1605, tras lo cual, regresaron a Nuevo Méjico por la misma ruta.

El objetivo de la expedición era localizar un puerto de mar que pudiera abastecer a Nuevo México, como alternativa a la complicada ruta de comunicación terrestre que lo unía con Nueva España.

La inscripción está rodeada de otras epigrafías y graffittis, y dice lo siguiente: …

Paso por aqi el adelantado Don Ju[an]

de Oñate del descubrimyento de la mar

del sur a 16 de Abril de 1605.

Al lado hay otras inscripciones:

Por aqui pazo el Alferes Don Joseph de Payba Basconzelos el año que trujo

el Cabildo del Reyno a su costa a 18 de febo de 1726 Años

El Alferez Don José de Payba Basconzelos pasó por aquí el 18 de febrero de 1726, el año que trajo, a su propia costa, a los miembros del cabildo del reino



En la zona existen numerosas inscripciones. En otro lugar, entre varias, se encuentra esta realizada por otro español en 1709.


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Monumento a Juan de Oñate en Alcalde, Nuevo Mexico (Estados Unidos)

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---------- Post added 02-ene-2017 at 23:22 ----------

Añado otro libro interesante que no me acordaba de el, pero lo vi en la FNAC y tenia muy buena pinta


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Contiene ilustraciones y mapas. En gran parte desconocida por los propios españoles, la gesta de la exploración, conquista y defensa que llevó a cabo España en lo que hoy son los Estados Unidos de América supone un acontecimiento histórico capital. Durante trescientos años, soldados, navegantes, misioneros, colonos y descubridores al servicio de España plantaron sus banderas en fuertes, poblados, misiones y ciudades repartidos por toda América del Norte, desde los límites de México hasta la frontera canadiense y Alaska. Españoles fueron los primeros europeos que avistaron el Cañón del Colorado, cruzaron el río Misisipi, atravesaron las llanuras de Kansas, se internaron en los desiertos de Nevada o fundaron ciudades como Los Ángeles, Santa Fe o San Francisco. Mucho antes de que Estados Unidos existiera como nación, España había conquistado ya el Far West y combatido o pactado con las principales tribus indias que luego el cine de Hollywood haría famosas. Desde Florida a California las enseñas hispanas ondearon sobre un enorme territorio que tuvo que ser defendido con escasísimos recursos. Este libro incluye por primera vez la lista de todos los fuertes, puestos fortificados, misiones y presidios españoles en Estados Unidos y Canadá. Con amenidad y rigor documental, presenta también una panorámica completa de los esfuerzos políticos y militares, y de los personajes que contribuyeron a fijar la historia apasionante, violenta en ocasiones y casi siempre heroica, de unos hechos que merecen ser rescatados del olvido y formar parte de la memoria colectiva hispanoamericana.
 
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