Los coches más caros del mundo aparcan en el Guggenheim

Anka Motz

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El museo bilbaíno empieza a recibir los vehículos de la exposición comisariada por Norman Foster con la que celebrará su 25 aniversario, entre ellos un Ferrari 250 GTO de 1962 que ha batido todos los récords en subastas

El Guggenheim es estos días el garaje más caro del mundo. El museo bilbaíno ha empezado a recibir los coches que conformarán la muestra estrella de este año, con la que se conmemora el 25 aniversario del centro. Norman Foster es el comisario de 'Motion. Autos, Art, Architecture', una exposición que explora la relevancia del automóvil en relación con la historia del arte, la arquitectura y el diseño del siglo pasado.Del 8 de abril al 18 de septiembre, la segunda planta del Guggenheim acogerá 39 automóviles emblemáticos y raramente vistos, además de otras 300 piezas, entre las que se cuentan pinturas y esculturas de reconocidos artistas, fotografías y documentos audiovisuales, cuadernos de bocetos, así como maquetas de algunos de los arquitectos y diseñadores más influyentes del último siglo.

Este viernes llegaron en un gigantesco tráiler cinco joyas sobre ruedas que se suman a las otras seis almacenadas en las entrañas del museo. Gran parte de los coches pertenecen a la colección privada del diseñador del metro de Bilbao, que tiene una vinculación rica e intensa con el mundo del automóvil como comisario de exposiciones y diseñador de la sede de McLaren, entre otros proyectos. Sin embargo, los vehículos que este viernes desembarcaron en los garajes de la pinacoteca entre férreas medidas de seguridad procedían de de préstamos institucionales y privados provenientes de colecciones y museos de Inglaterra y Holanda. Entre ellos se encontraba un Bugatti Type 35 de 1924 que viene del National Motor Museum británico. Es quizá el modelo de Bugatti más famoso de todos los tiempos, uno de los cinco coches que se construyeron para el Gran Premio de Automovilismo de Francia que se disputó en Lyon.

No hace falta saber mucho de coches para asociar el rojo a Ferrari. Del modelo 250 GTO solo se produjeron 36 unidades entre 1952 y 1964, de ahí que alcancen cifras tan astronómicas en las subastas y sea considerado el automóvil más caro del mundo. Valga como prueba del valor de este deportivo con motor de 3 litros y 300 caballos que en 2018 se vendió un modelo por 80 millones de dólares. En la última década solo han llegado a subasta dos ejemplares y ambos se han convertido en los modelos más caros de la historia. De hecho, a día de hoy siguen siendo los dos coches que encabezan la lista de deportivos más caros vendidos en subasta.

Con su aspecto retrofuturista y tonalidad amarillo limón, el Pegaso Z-102 Cúpula, del que solo existe una unidad, tiene un historión. Su diseño nació en un concurso que se les propuso a jóvenes estudiantes españoles menores de 16 años para que diseñaran el vehículo que a ellos les gustaría conducir en el futuro 30 años después. Construido en 1952 y expuesto al año siguiente en Nueva York, fue adquirido por el dictador dominicano Rafael Trujillo. A su fin, pasó por las manos de varios millonarios que lo convirtieron en descapotable y lo pintaron de plata. Finalmente, pasó a ser propiedad del Museo Nacional del Automóvil de Holanda, donde fue restaurado completamente y devuelto a su estado original.

Finalmente, junto al clasicismo del Rolls Royce 40/50 Alpine Eagle de 1914, con su motor de siete litros y medio y seis cilindros, en los garajes del Guggenheim descansa el icónico y cinematográfico Ford Mustang Project 50 de 1965. La exposición, concebida por la Fundación Norman Foster junto con el Guggenheim Bilbao, pretende ser tan dinámica como las obras presentadas y ocupará diez espacios del museo. Muchos de los coches se presentan por primera vez ante el gran público, pues no habían abandonado nunca las colecciones a las que pertenecen. En una de sus siete galerías abordará uno de los temas que más preocupan al arquitecto británico, la movilidad del futuro, convocando para ello a dieciséis de las escuelas de diseño e ingeniería más destacadas del mundo.

Piloto de aviones y exmiembro de la RAF, Foster posee el coche Voisin C-7 que perteneció a Le Corbusier, figura clave del modernismo arquitectónico. Seguramente estará en la muestra, así como otros de su colección. Su pasión por los coches quedó evidenciada en la reproducción actualizada del prototipo Dymaxion, automóvil de tres ruedas construido en 1933 por el también arquitecto Buckminster Fuller, en cuyo estudio Foster llegó a trabajar años después y al que considera su maestro. Del Dymaxion se construyeron tres ejemplares. El primero se incendió, el tercero se convirtió en chatarra y el segundo está en el Museo Nacional del Automóvil de Reno, en Estados Unidos.

A partir de este superviviente, el arquitecto hizo el cuarto, con la ayuda de los especialistas en restauración de coches de Reino Unido Crosthwaite & Gardin. De este modelo, que estará en Bilbao, no sólo le fascinaba su diseño audaz y sus tres ruedas, sino también su bajo consumo –algo de más de 7 litros a los 100 kilómetros, muy poco para la época– y la filosofía implícita: con su capacidad para ocho personas, Buckminster Fuller no quería hacer un medio de tras*porte colectivo pero sí comunitario, con una conciencia verde muy adelantada a su tiempo. La cuestión de la sostenibilidad será insoslayable en una exposición llamada a repetir el éxito de 'El arte de la motocicleta', la muestra más exitosa en la historia del Guggenheim, que en 1999 tuvo que prorrogarse debido a la abrumadora afluencia de público (estuvo abierta diez meses y tuvo 870.000 visitas).
Otro de los modelos únicos incluidos en 'Motion' será el Porsche Phaeton de 1900, que lleva motores eléctricos en los cubos de las ruedas, un concepto que fue considerado revolucionario cuando se incluyó en el primer vehículo eléctrico de la NASA qeu recorrió la superficie de la Luna. En la sala bautizada 'Popularising' cabrá el Austin Mini y el Escarabajo de Volkswagen, patrocinadora de la muestra junto a Iberdrola. Entre otras actividades ligadas a la exposición, el Guggenheim ha organizado una charla de Norman Foster el 7 de abril y otra el 26 de abril en torno a la colección de coches del empresario Miguel de la Vía en Torre Loizaga, que ha participado con el préstamo del emblemático Ford Model T de 1914.
 
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