jorobar pues el autor para ser un antiguo marxista, le debe haber poseído el malo o algo, porque ahora es un ultraliberal de huevones.
Vamos, que no resulta creíble. O tiene un trastorno bipolar severo.
Es bastante habitual ser adolescente o joven y caer en las garras del marxismo. Yo no llegué a tanto, pero sí que veía con buenos ojos un cierto toque de socialismo.
La explicación es muy sencilla: el marxismo (o el socialismo) promulgan unos valores y unos ideales muy bonitos y bien avenidos. Ricos malos; trabajadores unidos; derechos sociales, igualdad y todo eso. Joer qué bien, qué tíos más estupendos que defienden a los débiles.
Y entonces no tienes la experiencia ni el conocimiento para razonar esa parte emocional que te lleva a creer ciegamente en ello. Cómo vas a creer a otros señores que no quieren darle dinero a los pobres y están a favor de los ricos. A parte, tú eres pobre, seguro que te va mejor.
Está muy estudiado. No puedes darte cuenta (porque no lo has vivido) de que el estado será realmente quien te va a robar durante toda tu vida. Bastante más de la mitad del fruto de tu trabajo toda tu vida. Mientras tú (por supuesto) vigilas que no lleguen los malvados ricos y se lo lleven. O incluso les echas la culpa de la cosa que te pagan, mientras el estado (que se ha llevado una mordida espectacular sigue gritando ¡es culpa de los ricos!
Conforme adquieras experiencia laboral irás descubriendo que precisamente aquellos que luchan o dicen luchar tanto por los derechos de los trabajadores, tienen en común con estos solo el nombre, pues lo normal es que no peguen ni chapa.
Y por supuesto, verás como lo de que lucha en una patraña, simplemente se han buscado una fórmula para trabajar lo menos posible, cobrar igual (o más) y barrer para casa. Incluso para tener chanchullos con los que atracar la caja común.
Te darás cuenta de que los que trabajan en el estado dándote servicio, ese que veías tan bien, ese que tanto te han puesto por las nubes, ganan más que tú, trabajan mucho menos y cuando los necesitas no están. Que se la rezuma absolutamente todo, y que es otro cuento para que pagues tu cuenta y no protestes.
Y hasta descubres que en muchas ocasiones esos malvados empresarios no son seres odiosos, sino gente que ha tenido que currar muchísimo y se lleva los problemas a su casa para conseguir que sus empleados sigan cobrando una nómina.
Igual que te cruzarás trabajadores que no se merecen absolutamente nada, que provocan mal ambiente, que saben más bien poco, trabajan menos, y que merecen completamente que los pongan de patitas en la calle. Que hasta te extrañará que sigan trabajando.
Porque en ambos lados (trabajadores y empresarios) hay grados en exactamente igual proporción. Te darás cuenta de que las ideas políticas no hacen mejor o peor a las personas.
Incluso puede que durante tu vida te lances un día a montar una empresa. Y ese día ya se te caerá la venda, si te queda algo.
Verás en qué consiste el manifiesto de Goldstein, en cómo hay demasiada gente que necesita que te creas el cuento mientras vive de ti y de tu 'buenismo' . Y que conforme más sabes cómo funciona el mercado y el estado, de cuentas, de impuestos, más rabia te entra de ver lo bien montada que está la mentira. Porque empiezas a ver el código de Matrix, empiezas a comprender de dónde proviene la verdadera razón de por qué no funcionan las cosas.
Es decir, igual que te pasa con el Ratoncito Pérez, los Reyes, el sesso o la religión, descubres que has vivido una película en la que el argumento nada tiene que ver con el resultado.
Una película de la que viven millones de personas. Un verdadero ataque emocional que hace que muchos se peguen toda su vida confundidos.
Esto es algo más particular, pero me doy cuenta de que la diferencia a nivel mental entre un pensamiento socialista-marxista y un liberal (al menos en mi caso), es que cuando mis ideas más socialistas era una creencia. Creía en el socialismo. Mis argumentos hacia fuera o hacia mí mismo eran emocionales. De lo que 'podría pasar sí', siempre casos hipotéticos que nunca habían pasado ni pasarán, de un mundo mejor y más feliz al que casualmente nunca se ha llegado (todo lo contrario) cuando se han aplicado esas políticas.
Queremos hacer desaparecer la pobreza. Y por eso es necesario...(póngase cualquier burrada). Y te lo crees. Cómo no te vas a creer las soluciones de alguien que lo que quiere es hacer desaparecer la pobreza.
Y ahí se acaba todo: con la fe.
Sin embargo mi liberalismo parte
del saber. Cada vez soy más descreído, solo creo que lo que veo y me cuestiono absolutamente todo.
Ahora ya sé que si pones precios máximos en un mercado habrá escasez. Ya sé que si subes los impuestos al trabajo subirá el paro. Ya sé que si das subvenciones desincentivas.
No es una creencia, es un conjunto de saberes que has cuestionado por separado hasta que has
comprobado que son reales y a partir de ahí forman un pensamiento.
Separas las ideas, una por una, y las 'testeas'. Compruebas si son habladurías, memes populares, y compruebas lo que ha pasado con esas ideas cuando se han aplicado.
Y empiezas a ver los hilos que manejan al monstruo. Intereses oscuros de una gran parte de la población que vive del monstruo, e intereses más oscuros todavía de quien se lleva más parte del pastel.
Todos ellos, consciente o inconscientemente, fomentan estas creencias. Ellos lo tienen interiorizado. No esperes que alguien que viva de algo tenga sus ideas contra ello, es difícil.
Y eso pues se queda en la sociedad. Ahí flotando, tras años de pasar por aulas públicas, tras estar rodeados de gente que trabaja para el estado, tras tragarte durante años telediarios en los que la mitad consiste en oír hablar a funcionarios que se han metido a política o sindicalismo perdonándonos la vida porque gracias a ese estado podemos respirar.
ES un mecanismo MUY complejo. Pero mucho...