Lo de Verónica Forqué y la maldad de una sociedad enferma y encanallada

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Pues yo tengo que hacer una vergonzosa confesión: vi el Deluxe en el que Jorge Javier la entrevistó hace unos meses en Telecirco, mucho antes de su participación en Masterchef.
Me produjo una impresión tremenda. Sus respuestas eran una concatenación de desvaríos e incoherencias. Su aspecto, repulsivo. Tengo casi su edad y nadie de mi entorno aparenta 90 años como aparentaba ella. Me hizo reflexionar bastante sobre las consecuencias de la vida que decide seguir cada uno. Mientras ella triunfaba en cine, teatro y televisión, recibía premios y acaparaba portadas allá por los ochenta, los que no habiamos nacido en un entorno privilegiado nos abríamos camino a base de becas, contratos de sustitución y subempleos, y en el fondo agradecidos por haber nacido en una familia que te estimulaba a seguir adelante con tu esfuerzo, sacrificándose por tu formación.
Me quedé con un par de respuestas o tres de las que dió en la entrevista. La más reveladora fué que ella no tenía ganas de vivir desde que era muy joven. Tal vez no encontró entonces el apoyo necesario y simplemente ha ido superando su falta de ganas de vivir a base de aplausos, alabanzas, sonrisas falsas y noches de gala. Porque, si alguien que lo tenía todo no tenia ganas de vivir, qué se supone que tendriamos que haber hecho los que no lo tuvimos tan fácil?
 
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