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VATICANO
El Papa Francisco y su “relación humana” con los genocidas comunistas de la dictadura cubana
25 de julio de 2022
Por
Redacción Latinoamérica
Cerca del fin de su pontificado, Bergoglio ha empezado una serie de declaraciones desafortunadas que confirman lo que sus fieles sospechan hace mucho tiempo: está más interesado en la política que en la Iglesia.
Se dice que el pez por la boca muere y el Papa Francisco parece haber entrado en una espiral de “sincericidio” digno de un loco que ya sabe que nada tiene que perder o simplemente está dando signos de demencia senil. Lo cierto es que en Roma hay mucho enojo, y ya piensan en el protocolo funerario.
En una entrevista concedida a Univisión, cuando le preguntaron al Papa sobre Cuba, el Sumo Pontífice resaltó que quiere “mucho al pueblo cubano”. Si se hubiera quedado callado ahí, hubiera estado bien, siempre y cuando se deje pasar por alto su falta de accionar en casi 10 años de pontificado y que no ha hecho nada por defender a los cubanos que incluso a la fecha son perseguidos y arrestados por su ideología y religión, pero no, Francisco continuó.
“Yo quiero mucho al pueblo cubano, lo quiero mucho y tuve buenas relaciones humanas con gente cubana, y también lo confieso, con Raúl Castro tengo una relación humana“, dijo Francisco, en tal vez la peor declaración de la historia de un Santo Padre.
Quizás el líder de la Iglesia Católica olvidó su rol espiritual e institucional. Quizás también olvidó que todavía no ha pasado ni un año del estallido social cubano por las pésimas condiciones de vida que enfrenta el pueblo caribeño, durante las protestas del #SOSCuba.
Los cubanos tienen hambre, no tienen futuro y no tienen libertad y el culpable es pura y exclusivamente aquél hombre con el que dice poseer una “relación humana”. Pero él sabe que está mal lo que dice y por eso mismo dice “LO CONFIESO”.
Para entender el accionar de Bergoglio es necesario entender que viene de una escuela de pensamiento surgida en la década del 70 llamada La Teología del Pueblo. Esta vertiente de la Teoría de la Liberación pretendía ser social pero no marxista. Pero en realidad lo que hace es tomar al manifiesto comunista y reemplazar la palabra “partido” por “Iglesia” y “proletario” por “pobres”, básicamente.
Desde la perspectiva de “liberación” es común que piense que el pueblo cubano se “liberó” de un dictador liberal burgués que oprimía a los pobres y que Fidel Castro era una especie de libertador que les devolvió la dignidad a un pueblo que, si bien es pobre, es digno.
Estos orígenes explican en gran parte el rol que cumplió durante la dictadura militar, el regreso a la democracia, su reivindicación del peronismo dentro de la Iglesia y su defensa de un Estado benefactor. Él no busca combatir o erradicar la pobreza, él promueve la dignidad de ser pobre y la maldad intrínseca de todo aquél que no lo es.
Bueno, salvo que el “no-pobre” sea un dictador multimillonario como lo es Raúl Castro o lo era el propio Fidel. Con ellos si está todo bien. Lo que pasa es que por sobre la Teoría de la Liberación está el hecho de que Bergoglio todavía es fiel a la doctrina peronista de “a los amigos todo, al enemigo ni justicia”.
Lo vemos cuando se le consulta por la guerra en Ucrania y dice que prefiere hablar de las víctimas antes que de los victimarios, “del país que es agredido” y de las “cosas salvajes que leemos y que ya se sabe quién las hace”. Lo que se dice, todo un hombre de coraje. Además, es la primera vez en la historia reciente que la cabeza del Vaticano no se expresa sobre una guerra en Europa.
Pero esto es lo de menos. Ha abandonado a los cristianos perseguidos y asesinados por su fe en el mundo por facciones fiel a la religión del amoras extremistas. Promueve la inmi gración descontrolada en una Europa arrasada por la corrección política y destruida por políticas progresistas, mientras él aprovecha el tiempo que le queda para hacer lo mismo en la Iglesia católica.
¿Puede Fransico mirar a los ojos a un cubano que tiene hambre y que no puede salir a la calle por temor a ser encerrado en la guandoca? ¿Puede Bergoglio mirar a un cubano a los ojos y decirle que en su pobreza y en su hambre es más digno y que irá al cielo mientras él disfruta de “una relación humana” con aquél que lo condena en vida?
Francisco sigue ocupado en la perpetuación de su legado. En Roma se habla de que si no fuera porque quiere asegurar un sucesor, ya hubiera renunciado por cuestiones de salud hace rato.
Aún así, muchos sacerdotes ya se preparan para lo que vendrá después y ya no le brindan especial importancia a sus dichos. Prueba de esto es la Carta Apostólica Desiderio Desideravi que Francisco publicó el 29 de junio y que pasó sin pena ni gloria.
Si bien es una carta sobre liturgia, la cual parece una broma ya que Bergoglio aborrece la liturgia, no fue recibida con las trompetas triunfales con las que todo su trabajo ha sido recibido con anterioridad. Y este es un cambio notable, su figura se ha deteriorado muchísimo.
También es notable como la entrevista que Bergoglio diera a Télam hace algunas semanas, donde repitió estos dichos y agregó nuevas adulaciones a la cosmovisión socialdemócrata, no fue replicada en todos los medios, quizás sus frases de agenda progre verde ya no son noticiosas. Lo cierto es que su discurso sólo expone a un hombre político que está completamente alejado de su pueblo y de Dios.
El Papa Francisco y su “relación humana” con los genocidas comunistas de la dictadura cubana
VATICANO
El Papa Francisco y su “relación humana” con los genocidas comunistas de la dictadura cubana
25 de julio de 2022
Por
Redacción Latinoamérica
Cerca del fin de su pontificado, Bergoglio ha empezado una serie de declaraciones desafortunadas que confirman lo que sus fieles sospechan hace mucho tiempo: está más interesado en la política que en la Iglesia.
Se dice que el pez por la boca muere y el Papa Francisco parece haber entrado en una espiral de “sincericidio” digno de un loco que ya sabe que nada tiene que perder o simplemente está dando signos de demencia senil. Lo cierto es que en Roma hay mucho enojo, y ya piensan en el protocolo funerario.
En una entrevista concedida a Univisión, cuando le preguntaron al Papa sobre Cuba, el Sumo Pontífice resaltó que quiere “mucho al pueblo cubano”. Si se hubiera quedado callado ahí, hubiera estado bien, siempre y cuando se deje pasar por alto su falta de accionar en casi 10 años de pontificado y que no ha hecho nada por defender a los cubanos que incluso a la fecha son perseguidos y arrestados por su ideología y religión, pero no, Francisco continuó.
“Yo quiero mucho al pueblo cubano, lo quiero mucho y tuve buenas relaciones humanas con gente cubana, y también lo confieso, con Raúl Castro tengo una relación humana“, dijo Francisco, en tal vez la peor declaración de la historia de un Santo Padre.
Quizás el líder de la Iglesia Católica olvidó su rol espiritual e institucional. Quizás también olvidó que todavía no ha pasado ni un año del estallido social cubano por las pésimas condiciones de vida que enfrenta el pueblo caribeño, durante las protestas del #SOSCuba.
Los cubanos tienen hambre, no tienen futuro y no tienen libertad y el culpable es pura y exclusivamente aquél hombre con el que dice poseer una “relación humana”. Pero él sabe que está mal lo que dice y por eso mismo dice “LO CONFIESO”.
Para entender el accionar de Bergoglio es necesario entender que viene de una escuela de pensamiento surgida en la década del 70 llamada La Teología del Pueblo. Esta vertiente de la Teoría de la Liberación pretendía ser social pero no marxista. Pero en realidad lo que hace es tomar al manifiesto comunista y reemplazar la palabra “partido” por “Iglesia” y “proletario” por “pobres”, básicamente.
Desde la perspectiva de “liberación” es común que piense que el pueblo cubano se “liberó” de un dictador liberal burgués que oprimía a los pobres y que Fidel Castro era una especie de libertador que les devolvió la dignidad a un pueblo que, si bien es pobre, es digno.
Estos orígenes explican en gran parte el rol que cumplió durante la dictadura militar, el regreso a la democracia, su reivindicación del peronismo dentro de la Iglesia y su defensa de un Estado benefactor. Él no busca combatir o erradicar la pobreza, él promueve la dignidad de ser pobre y la maldad intrínseca de todo aquél que no lo es.
Bueno, salvo que el “no-pobre” sea un dictador multimillonario como lo es Raúl Castro o lo era el propio Fidel. Con ellos si está todo bien. Lo que pasa es que por sobre la Teoría de la Liberación está el hecho de que Bergoglio todavía es fiel a la doctrina peronista de “a los amigos todo, al enemigo ni justicia”.
Lo vemos cuando se le consulta por la guerra en Ucrania y dice que prefiere hablar de las víctimas antes que de los victimarios, “del país que es agredido” y de las “cosas salvajes que leemos y que ya se sabe quién las hace”. Lo que se dice, todo un hombre de coraje. Además, es la primera vez en la historia reciente que la cabeza del Vaticano no se expresa sobre una guerra en Europa.
Pero esto es lo de menos. Ha abandonado a los cristianos perseguidos y asesinados por su fe en el mundo por facciones fiel a la religión del amoras extremistas. Promueve la inmi gración descontrolada en una Europa arrasada por la corrección política y destruida por políticas progresistas, mientras él aprovecha el tiempo que le queda para hacer lo mismo en la Iglesia católica.
¿Puede Fransico mirar a los ojos a un cubano que tiene hambre y que no puede salir a la calle por temor a ser encerrado en la guandoca? ¿Puede Bergoglio mirar a un cubano a los ojos y decirle que en su pobreza y en su hambre es más digno y que irá al cielo mientras él disfruta de “una relación humana” con aquél que lo condena en vida?
Francisco sigue ocupado en la perpetuación de su legado. En Roma se habla de que si no fuera porque quiere asegurar un sucesor, ya hubiera renunciado por cuestiones de salud hace rato.
Aún así, muchos sacerdotes ya se preparan para lo que vendrá después y ya no le brindan especial importancia a sus dichos. Prueba de esto es la Carta Apostólica Desiderio Desideravi que Francisco publicó el 29 de junio y que pasó sin pena ni gloria.
Si bien es una carta sobre liturgia, la cual parece una broma ya que Bergoglio aborrece la liturgia, no fue recibida con las trompetas triunfales con las que todo su trabajo ha sido recibido con anterioridad. Y este es un cambio notable, su figura se ha deteriorado muchísimo.
También es notable como la entrevista que Bergoglio diera a Télam hace algunas semanas, donde repitió estos dichos y agregó nuevas adulaciones a la cosmovisión socialdemócrata, no fue replicada en todos los medios, quizás sus frases de agenda progre verde ya no son noticiosas. Lo cierto es que su discurso sólo expone a un hombre político que está completamente alejado de su pueblo y de Dios.
El Papa Francisco y su “relación humana” con los genocidas comunistas de la dictadura cubana