Libros de memorias ¿cuáles recomendáis?

Confirmo que The moon is a balloon de David Niven, está muy bien. El comienzo parece una novela de Dickens, con niño huérfano que pasa por varios colegios tenebrosos y además es nulo para las matemáticas. No puede faltar el padrastro distante.

Después se mete en el ejército y el libro pasa a ser una colección de anécdotas cuarteleras en Malta.
Viaja a América y consigue hacerse un hueco en Hollywood. La historia empieza a llenarse de famosetes, fiestas, cócteles...Empieza la II Guerra Mundial y vuelve al ejército. El libro se convierte en una novela bélica, se pasa del balcón de Rita Hayworth a sesudas charlas con Churchill...El único hilo conductor es la personalidad y el estilo del narrador.

Una vida fascinante, muy bien contada.
 
Por cierto, vale la pena recordar que el padre del género fue San Agustín de Hipona. Cuando un santo católico es pionero en algo sorprendentemente casi todo el mundo se olvida de mencionarlo.

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Si, lo de las guerras de las galias, la Guerra del peloponeso o la anabasis son diarios de viajes y moda.

No os vale a los cristianos con apropiaros del mundo clasico sino que mentis descaradamente.
 
Je... Me estoy acordando de un libro que escribió Klaus Kinsky, por lo visto en el libro ponía a parir a un director con el que había trabajado en cantidad de películas (Werner Herzog).. Pues bien, el director contó después que Kinski y él cogieron un diccionario una tarde y redactaron juntos todo un conglomerado de insultados rimbombantes contra el director :-D.

Perdón por el off topic. Supongo que habrás visto el documental de Herzog:

Mi Enemigo Íntimo, Klaus Kinski desata su furia con los actores de Aguirre - YouTube
 
Los libros de memorias de don Ramón Serrano Súñer son imprescindibles
para conocer la historia del primer franquismo desde dentro.

Foro Fundación Serrano Suñer
Foro Fundación Serrano Suñer
El hombre que convirtió una improvisación cuartelera en el Estado más eficaz que había tenido España en más de un siglo. La cagó, como suele pasarle a este tipo de personas, con su política exterior de seguidismo a caballo perdedor que parecía ir ganando.
 
El hombre que convirtió una improvisación cuartelera en el Estado más eficaz que había tenido España en más de un siglo. La cagó, como suele pasarle a este tipo de personas, con su política exterior de seguidismo a caballo perdedor que parecía ir ganando.

Ese es uno de los mitos más persistentes con los que tuvo que cargar a lo largo de su dilatada vida.

Serrano Súñer siempre mantuvo que le usaron de chivo expiatorio tras la Segunda Guerra Mundial porque le interesaba al Generalísimo que pareciera que las amistades peligrosas con Hitler y Mussolini habían sido cosa de Serrano. Por el contraría, este decía que fue su habilidad negociadora la que evitó la entrada de España en la guerra. Supongo que esa fama en parte procede de su famoso discurso improvisado "Rusia es culpable...".
Lo que no se recuerda es que la opinión que del cuñadísimo tenía el Führer no era precisamente positiva. Leed, leed las charlas de sobremesa y enteraos lo que pensaba Hitler de Serrano y Franco.
Dentro del régimen había otros sectores más proclives al nazismo, en el sector más falangista más radical, como el Delegado Nacional de Sindicatos Gerardo Salvador Merino.

Lo cierto es que tras la destitución de Serrano, la política exterior española fue bastante errática. Primero ocupó el ministerio el conde de Jordana, lo cual se consideró un acierto, pero cuando este murió fue sustituido por el antiguo embajador ante el régimen de Pétain, Félix María Lequerica, lo cual fue una torpeza inexplicable.
 
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Ese es uno de los mitos más persistentes con los que tuvo que cargar a lo largo de su dilatada vida.

Serrano Súñer siempre mantuvo que le usaron de chivo expiatorio tras la Segunda Guerra Mundial porque le interesaba al Generalísimo que pareciera que las amistades peligrosas con Hitler y Mussolini habían sido cosa de Serrano. Por el contraría, este decía que fue su habilidad negociadora la que evitó la entrada de España en la guerra. Supongo que esa fama en parte procede de su famoso discurso improvisado "Rusia es culpable...".
Lo que no se recuerda es que la opinión que del cuñadísimo tenía el Führer no era precisamente positiva. Leed, leed las charlas de sobremesa y enteraos lo que pensaba Hitler de Serrano y Franco.
Dentro del régimen había otros sectores más proclives al nazismo, en el sector más falangista más radical, como el Delegado Nacional de Sindicatos Gerardo Salvador Merino.

Lo cierto es que tras la destitución de Serrano, la política exterior española fue bastante errática. Primero ocupó el ministerio el conde de Jordana, lo cual se consideró un acierto, pero cuando este murió fue sustituido por el antiguo embajador ante el régimen de Pétain, Félix María Lequerica, lo cual fue una torpeza inexplicable.
Circulaba un chiste tras el defenestre de Serrano a cuenta del perfil "azul" de éste y el ultracatólico de Jordana:

-Circular de última hora: al despedirse en los telegramas oficiales, sustituyan los Sres. embajadores el ¡Arriba España! por un AVE MARIA PVRISSIMA.
 
Circulaba un chiste tras el defenestre de Serrano a cuenta del perfil "azul" de éste y el ultracatólico de Jordana:

-Circular de última hora: al despedirse en los telegramas oficiales, sustituyan los Sres. embajadores el ¡Arriba España! por un AVE MARIA PVRISSIMA.

En confianza, después de haber estudiado al personaje llegué a la conclusión de que el motivo por el que Franco decidió prescindir de sus servicios no fue ninguno de los habitualmente expuestos: no tuvo nada que ver ni con la marcha de la Segunda Guerra Mundial (fue antes de Stalingrado), ni con el atentado de Begoña.

Creo que el verdadero motivo fue que todo Madrid sabía ya que la marquesa de Llanzol acababa de dar a luz una hija fruto de sus amores adúlteros con el Cuñadísimo. La niña se llamaría Carmen, Carmen Díez de Rivera, y nació el 29 de agosto de 1942. Serrano cesó como ministro el 3 de septiembre. No hase falta disir na más. Naturalmente Serrano nunca habló de su affaire con la marquesa. Tampoco reconoció a su hija, aunque si llegó a tener una suerte de relación con ella, pero sólo tras la fin de su mujer Zita.

Ya me imaginó la escena en el Palacio del Pardo, cuando doña Carmen Polo le lanzó el ultimátum a su marido.
 
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Me gusta leer libros de memorias de personajes históricos. Aunque la memoria es contraria a la historia, según decía Javier Cercas en el prólogo a su novela "El impostor", es un género literario complementario que, bien escrito, aporta colorido y pinceladas interesantes.

Ahora mismo estoy leyendo las memorias del príncipe de Talleyrand, todo un personaje de la Francia de finales del XVIII y principios del XIX y se me están haciendo muy amenas. No son unas memorias privadas, Talleyrand apenas habla de su vida privada ni de sí mismo salvo alguna pincelada biográfica al principio del libro sino que aporta su visión y la inevitable justificación que supone escribir unas memorias a los sucesos públicos en los que tomó parte, que fueron muchísimos desde el anciene regime, la revolución, el directorio, el consulado, el imperio y la restauración borbónica, siempre conservando la cabeza y el puesto.

Me gustaría que recomendarais libros de memorias que no sean puramente una autobiografía sino que sirvan para complementar, matizar o profundizar en aspectos históricos, quiero decir "Mi familia y otros animales" de Gerald Durrell es maravillosa pero dado el subforo en el que abro hilo me refiero más a memorias, diarios o autobiografías que sirvan para retratar una época y no una vida, como éstas.

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Les voy a contar, de José Bono, es muy interesante para comprender cómo se articulaba la política en el país. Separado en tres partes abarcando Felipe González, José María Aznar y José Rodríguez Zapatero.

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Lo curioso de estas memorias es que no son memorias en sí mismas. José Bono durante años tuvo la manía de grabar absolutamente todo lo que hacía cada día de noche, acumulando años, con lo cual es más bien un diario compilado ahora.
 
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Refloto hilo, y recomiendo las poco conocidas Memorias de Josep María de Sagarra, muy bien escritas (tanto en catalán como la traducción) e interesantísimas para conocer lo que era no sólo la Barcelona de la Renaixença, sino la España de la Restauración hasta la crisis del 17-18, momento en que acaban las memorias diciendo -con gran razón- que el país se había vuelto majara. Y no desde una visión catalana, sino más bien muy madrileña, de un señor que se codeó con los grandes intelectuales de la época. Sólo flojea un poco la parte dedicada a un viaje a Italia.

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Ese es uno de los mitos más persistentes con los que tuvo que cargar a lo largo de su dilatada vida.

Serrano Súñer siempre mantuvo que le usaron de chivo expiatorio tras la Segunda Guerra Mundial porque le interesaba al Generalísimo que pareciera que las amistades peligrosas con Hitler y Mussolini habían sido cosa de Serrano. Por el contraría, este decía que fue su habilidad negociadora la que evitó la entrada de España en la guerra. Supongo que esa fama en parte procede de su famoso discurso improvisado "Rusia es culpable...".
Lo que no se recuerda es que la opinión que del cuñadísimo tenía el Führer no era precisamente positiva. Leed, leed las charlas de sobremesa y enteraos lo que pensaba Hitler de Serrano y Franco.
Dentro del régimen había otros sectores más proclives al nazismo, en el sector más falangista más radical, como el Delegado Nacional de Sindicatos Gerardo Salvador Merino.

Lo cierto es que tras la destitución de Serrano, la política exterior española fue bastante errática. Primero ocupó el ministerio el conde de Jordana, lo cual se consideró un acierto, pero cuando este murió fue sustituido por el antiguo embajador ante el régimen de Pétain, Félix María Lequerica, lo cual fue una torpeza inexplicable.

Esas charlas son apócrifas. Lo dice David Irving en "El camino de la guerra".
 
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