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Ley tras*. “Me negué a que hormonasen a mi hija adolescente", que luego reconoció que "ella realmente es mujer, pero que se había confundido". Algo impensable con la norma de Irene Montero
Con la nueva Ley tras* de Irene Montero, las decisiones de esta progenitora podrían haber tenido un final muy distinto: servicios sociales hubiera intervenido, la hormonación hubiera seguido adelante, y probablemente habría perdido la custodia de su hija.
Rocío Orizaola 26/04/24 14:38
Hablamos de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas tras* y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, una de las leyes estrella del Ministerio de Igualdad e Irene Montero
Esta progenitora cuenta en una entrevista su experiencia cuando su hija dijo que era tras* y el tratamiento que recibió por parte de las administraciones y médicos: llegó hasta los tribunales para que no hormonasen a su hija adolescente: “Era un atropello”.
Todo comenzó cuando su hija empezó a sufrir bullying en el colegio, que le hizo caer en un cuadro de anorexia y bulimia. Llegó al punto de tener que ingresar varias veces en la planta de psiquiatría del Hospital Niño Jesús de Madrid. En uno de sus pasos por el Hospital conoció a una chica tras* y comenzó a asegurar que había nacido en un cuerpo equivocado porque se sentía hombre.
Esto hizo que la derivaran a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal, donde tuvo una cita con la endocrina: “Me preguntaron y yo le dije que no me lo creía, que el problema de mi hija era otro y que era muy precipitado. Le puse delante de ella todo el historial clínico de Elena, pero le dio igual y siguió adelante con el proceso. La niña tenía solo 15 años”.
La doctora les presentó “dos juegos de consentimientos informados para comenzar el proceso de hormonación y amputación” de su hija. La progenitora leyó los efectos adversos: “problemas cardiovasculares, casos de cáncer, depresión, roturas de huesos... ", fue entonces cuando se negó a iniciar el proceso. Pero los doctores decidieron continuar con el proceso. La segunda cita fue con la psicóloga: “Me dicen que aunque yo no firme, han hablado con el padre y va a conseguir una autorización del juzgado de familia, por lo que el tratamiento de hormonas iba a comenzar en tan solo unos meses.
"Ahí es cuando decido denunciar a la Sanidad pública madrileña y a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal”, esto hizo que el proceso de tras*ición de su hija quedara paralizado hasta que hubiese una sentencia. Tiempo suficiente para que su hija cambiara de opinión y asegurara en sus redes sociales que "ella realmente es mujer, pero que se había confundido".
Con la nueva Ley tras* de Irene Montero, las decisiones de esta progenitora podrían haber tenido un final muy distinto: servicios sociales hubiera intervenido, la hormonación hubiera seguido adelante, probablemente había perdido la custodia de su hija y ésta hubiera tomado decisiones irreversibles como someterse a una mastectomía: “es una ley que destroza familias, sobre todo si no hay acuerdo entre los padres. Yo he pasado por una depresión.
De ahí, que la Comunidad de Madrid tomara la decisión de modificar su ley autonómica, reforma que ha contado con el apoyo de las madres tras*. Aunque ya está ahí el Defensor del Pueblo para recurrirla, nada más y nada menos que ante el Constitucional, porque sobreprotege al menor. Este caso sólo demuestra, aún más, que al menor hay que sobreprotegerlo, porque por su condición es más que probable que cambie de opinión y no sea maduro ni capaz de tomar una decisión así.
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Con la nueva Ley tras* de Irene Montero, las decisiones de esta progenitora podrían haber tenido un final muy distinto: servicios sociales hubiera intervenido, la hormonación hubiera seguido adelante, y probablemente habría perdido la custodia de su hija.
Rocío Orizaola 26/04/24 14:38
Hablamos de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas tras* y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, una de las leyes estrella del Ministerio de Igualdad e Irene Montero
Esta progenitora cuenta en una entrevista su experiencia cuando su hija dijo que era tras* y el tratamiento que recibió por parte de las administraciones y médicos: llegó hasta los tribunales para que no hormonasen a su hija adolescente: “Era un atropello”.
Todo comenzó cuando su hija empezó a sufrir bullying en el colegio, que le hizo caer en un cuadro de anorexia y bulimia. Llegó al punto de tener que ingresar varias veces en la planta de psiquiatría del Hospital Niño Jesús de Madrid. En uno de sus pasos por el Hospital conoció a una chica tras* y comenzó a asegurar que había nacido en un cuerpo equivocado porque se sentía hombre.
Esto hizo que la derivaran a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal, donde tuvo una cita con la endocrina: “Me preguntaron y yo le dije que no me lo creía, que el problema de mi hija era otro y que era muy precipitado. Le puse delante de ella todo el historial clínico de Elena, pero le dio igual y siguió adelante con el proceso. La niña tenía solo 15 años”.
La doctora les presentó “dos juegos de consentimientos informados para comenzar el proceso de hormonación y amputación” de su hija. La progenitora leyó los efectos adversos: “problemas cardiovasculares, casos de cáncer, depresión, roturas de huesos... ", fue entonces cuando se negó a iniciar el proceso. Pero los doctores decidieron continuar con el proceso. La segunda cita fue con la psicóloga: “Me dicen que aunque yo no firme, han hablado con el padre y va a conseguir una autorización del juzgado de familia, por lo que el tratamiento de hormonas iba a comenzar en tan solo unos meses.
"Ahí es cuando decido denunciar a la Sanidad pública madrileña y a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal”, esto hizo que el proceso de tras*ición de su hija quedara paralizado hasta que hubiese una sentencia. Tiempo suficiente para que su hija cambiara de opinión y asegurara en sus redes sociales que "ella realmente es mujer, pero que se había confundido".
Con la nueva Ley tras* de Irene Montero, las decisiones de esta progenitora podrían haber tenido un final muy distinto: servicios sociales hubiera intervenido, la hormonación hubiera seguido adelante, probablemente había perdido la custodia de su hija y ésta hubiera tomado decisiones irreversibles como someterse a una mastectomía: “es una ley que destroza familias, sobre todo si no hay acuerdo entre los padres. Yo he pasado por una depresión.
De ahí, que la Comunidad de Madrid tomara la decisión de modificar su ley autonómica, reforma que ha contado con el apoyo de las madres tras*. Aunque ya está ahí el Defensor del Pueblo para recurrirla, nada más y nada menos que ante el Constitucional, porque sobreprotege al menor. Este caso sólo demuestra, aún más, que al menor hay que sobreprotegerlo, porque por su condición es más que probable que cambie de opinión y no sea maduro ni capaz de tomar una decisión así.
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