En cuanto a la llegada del Mesías y el Dios único sólo aunque en eso no hay mucha diferencia con el Islam. Si conoces otros aspectos soy todo oídos. La tradición judía reflejada en el Antiguo Testamento no tiene nada que ver conmigo, en mi humilde opinión fue un error de la Iglesia Cristiana primitiva incluirlo en la Biblia pero, claro, los iniciadores y los apóstoles eran judíos así que es comprensible.
Mi religión está recogida en el Nuevo Testamento que es el único lugar donde están las enseñanzas de Jesucristo, la visión judía de su Jehová cruel y vengativo con su pan se lo coman así como los sacrificios y toda esa parafernalia. ¿Que la Iglesia Católica tiene como propio el Antiguo Evangelio? Vale, pues entonces no seré católico, supongo, aunque las iglesias protestantes me parecen todas un montaje, algunas absurdas totalmente. Por ejemplo las Anglicana se creó sólo para hacerle líder al Rey Enrique VIII y no obedecer al Papa de Roma, la Luterana para volver a la religión primitiva y acabar con la corrupción del Vaticano, la Metodista, los Testigos de Jehová... suma y sigue.
Cómo va a ser un error.
El pecado original es cierto. Ahí empezó todo. Es la raíz de nuestros males, nuestras corrupciones. Y en estos tiempos, por cierto, es más que evidente que se repite así, tal cual, cada vez que las leyes humanas se empeñan en contradecir la ley divina, ideología de género etcc.
En todo caso, en el protoevangelio, casi inmediatamente después de la expulsión del Paraíso, de la consecuencia de la fin, etc. , Dios anuncia que el linaje de la mujer vencerá a la serpiente. Ese linaje, Jesucristo, lo vence en la Cruz.
El Antiguo Testamento continuamente prefigura el Nuevo Testamento. Cuando los hebreos, tras la huída de Egipto, en su periplo por el desierto, recalcitrantemente reniegan del Señor y pecan, son atacados por serpientes. Una vez arrepentidos (así una y otra vez, como cada uno de nosotros en nuestras propias vidas), la serpiente de bronce en el bastón de Moisés, para sanarlos de las mordeduras, es prefiguración de la Cruz redentora:
"Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del hombre, para que todo hombre que en él crea tenga la vida eterna» (Jn. 3, 14-15)."
Así, una y otra vez.
Por cierto, la Ley de Dios, en las tablas de la ley, no queda en absoluto derogada por la revelación de Cristo. Él mismo lo dice, no viene a cambiar ni una tilde de la ley, sino a darle pleno cumplimiento. Y es que él es el Verbo, el Logos. Dios va revelando cosas de Sí mismo en el Antiguo Testamento, hasta que se encarna la propia Palabra, se hace hombre como tú. La misma Palabra es antes y después, tras la última y eterna alianza, en su sacrificio victorioso sobre la fin.
Y es todo así. Incluso los tres días de Jonás en el vientre del pescado, prefigurando los tres días entre la fin y la resurrección del Señor. Claro que no fueron tres días, en realidad debió de ser día y medio, desde las tres del viernes hasta algún momento en la madrugada del domingo.
Y, antes de eso, Él mismo relata en la parábola de los viñadores homicidas lo que hicieron los judíos -los aparceros- con los criados que había enviado el dueño de la vid. Esto es, con los profetas, a los que maltrataron y mataron, obligando al dueño de la vid, a Dios Padre, a enviar a su Hijo. A quien igualmente asesinaron.
Hay un juego continuo de tipos y antitipos, en personas y aconteceres. El Nuevo Testamento se entiende por el Antiguo, y éste llega a su culminación en el Nuevo. Todo es la Palabra. Y la Palabra, finalmente, se hace carne y nos habla en el Nuevo, directamente. La joya que es el Capítulo I de San Juan. Qué más podemos querer.
Si te desagrada la ira divina, es ira justa. Y, por cierto, que ha de suceder el Dies Irae. Vino como Cordero y volverá como Sumo Juez. Y ya anticipa una y otra vez que la cizaña ha de crecer junto al trigo, para ser finalmente separada y arrojada al fuego. Nos recuerda que a los cabritos los apartará a su izquierda y serán repudiados y arrojados al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Nuestro Señor no es un hippy abobao de buen rollito. Es el Señor de la Historia. El momento de la misericordia es ahora para nosotros, en los días de nuestra vida, cuando podemos elegirle a Él y cumplir su voluntad. No consiste en aguardar el aprobado general.
No tienes más que leer a Isaías, los cantos del Siervo Doliente, que anticipan la Pasión. Por eso han sido hurtados a los judíos durante siglos. Ahora hay, por lo visto, movimientos de judíos mesiánicos que se rebelan contra esa añagaza, he visto fotos de muchachos que lucen por las calles camisetas con versículos de las profecías de Isaías sobre el Mesías.
El plan de la salvación es largo, en los primeros momentos hay cosas que nos chocan, lo reconozco, pero todo va encaminado a ese objetivo. Es como un tapiz. Vemos la parte trasera, donde se puede apreciar, al menos en algunas partes, una forma general del dibujo completo que aparece delante. Sin embargo, del revés se acumulan tantos nudos y cruces de hilos de diferentes colores que nos perdemos. Pero el amo del telar sabe lo que hace. Incluso aprovechará para sus designios las malas intenciones del enemigo, que acaba burlado. En realidad ya lo fue. Fue atado. Tan sólo hay que alejarse del radio de las cadenas que lo sujetan y resistir a sus servidores. Servidores que son innumerables, por cierto. Pululan por todas partes. ¿Acaso no sería justo que cayeran sobre ellos las siete plagas?