A pesar de todo esto, la tesis predominante sobre el supuesto fracaso del modelo japonés podría ser errónea. Si bien el declive demográfico de Japón plantea desafíos, también puede implicar algunas ventajas: y la deuda de Japón son mucho más sostenibles de lo que parecen.
Es cierto que el crecimiento del PIB nipón va a la zaga de la mayoría de las demás economías desarrolladas, y es probable que siga haciéndolo a medida que la población disminuya lentamente. Pero lo que importa para el bienestar humano es el PIB per cápita, y en este frente el crecimiento anual de Japón del 0,65% en la década desde 2007 es igual a los EEUU y es mejor que el 0,39% del Reino Unido y el 0,34% de Francia - nada mal para un país que comienza con uno de los niveles de vida más altos del mundo.
Es cierto que en los últimos 25 años, el crecimiento per cápita de Estados Unidos ha sido más rápido; pero la economía de Japón no está distorsionada por el aumento masivo de la desigualdad que ha dejado a muchos trabajadores estadounidenses enfrentando salarios reales estancados durante ese período. El desempleo está por debajo del 3%.
En cuanto a capacidad para proporcionar prosperidad a una amplia gama de ciudadanos, la economía de Japón se compara bien hoy en día con casi cualquier otra. Con las tasas de criminalidad entre las más bajas del mundo, el modelo social japonés debe estar haciendo bien algunas cosas. Y el turismo está en auge, con un aumento del número de visitantes extranjeros de seis millones a casi 20 millones en los últimos 15 años.
Por supuesto, lo que es cierto hoy podría ser demográficamente insostenible mañana; y si la tasa de natalidad de Japón se mantiene permanentemente en 1,4, la rápida disminución de la población podría plantear graves problemas. Pero las advertencias de que la proporción de trabajadores en relación con los jubilados se reducirá de 2,1 a 1,3 exageran el caso, porque definen arbitrariamente que la edad de trabajar termina a los 65 años, e ignoran la posibilidad de aumentar la edad de jubilación, como está haciendo ahora el Gobierno de Abe. Si la edad media a la que las personas dejaron de trabajar aumentara a 70 años, la proporción de trabajadores en relación con los jubilados seguiría disminuyendo, pero sólo de 2,1 en la actualidad a 1,8 en 2050