El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
El reloj marca las once de la mañana cuando un grupo de cinco manteros toman posición en la esquina de la calle del Arenal más próxima a la plaza de Isabel II. Gafas de sol, bolsos y camisetas falsificadas son sus productos estrella. Por unas lentes «Prada último modelo» empiezan pidiendo treinta euros, pero terminan dejándolas a la mitad. «Bizum, bizum», gritan cuando el supuesto comprador ya no mira los objetos, intentando volver a llamar su atención.
Cerca, una patrulla de la Policía Municipal de Madrid los controla, sin interceptarlos. Ellos otean también cualquier movimiento de los agentes, dispuestos a doblar la tela que soporta sus bienes y salir corriendo en caso de que sea necesario.
El top-manta resiste todavía en las calles del centro de Madrid, con pagapensiones que intentan ganarse la vida –si es que se le puede llamar así– mediante una actividad que saben que es ilegal. Eso sí, su presencia se reduce cada día y nada queda de lo que hace solo cinco años llegó a considerarse uno de los principales problemas de la ciudad.
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«Con las obras de la Puerta del Sol han buscado nuevas ubicaciones porque no podían ponerse en la plaza. Se van a Arenal, a Gran Vía, al Retiro e incluso a Callao o Preciados, sitios en los que siempre han estado», dicen los comerciantes del kilómetro 0.
«Ahora volvemos a verlos, pero no en las cantidades de hace años. Puede venir un grupo de cinco; dos grupos como mucho... Las obras los han disuadido y esperemos que siga siendo así, también gracias a la mano dura que ha habido y a toda la presencia y refuerzo de policías nacionales y municipales que están en estas calles», añaden.
Actividad por las tardes
Los que permanecen instalan sus mantas sobre todo por la tarde. «Si ven que viene la Policía, recogen, bajan al Metro y salen por otra de las bocas del suburbano», cuentan sobre estos 'equipos' reducidos de vendedores ilegales.
Este 'fenómeno' no es ni la sombra de lo que hace solo un lustro fue, cuando se situaban en filas de entre 40 e incluso 90 manteros, según las crónicas de la época, por las calles principales. Llegaron hasta a cortar el tráfico de Gran Vía durante unos instantes una tarde de septiembre de 2018 al verse sorprendidos por la Policía. El año pasado, en cambio, las denuncias interpuestas por el Cuerpo municipal decayeron y supusieron menos de un tercio de las contabilizadas en 2019, cuando fueron 8.672.
Cerca, una patrulla de la Policía Municipal de Madrid los controla, sin interceptarlos. Ellos otean también cualquier movimiento de los agentes, dispuestos a doblar la tela que soporta sus bienes y salir corriendo en caso de que sea necesario.
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Actividad por las tardes
Los que permanecen instalan sus mantas sobre todo por la tarde. «Si ven que viene la Policía, recogen, bajan al Metro y salen por otra de las bocas del suburbano», cuentan sobre estos 'equipos' reducidos de vendedores ilegales.
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Las obras en la Puerta del Sol y la Policía 'exilian' a los manteros a Gran Vía, Arenal y el parque del Retiro
La venta ambulante ilegal reduce a mínimos su presencia en el centro de Madrid
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