Vlad_Empalador
Será en Octubre
Las familias empiezan a tirar de crédito para llegar a fin de mes y capear la inflación
Los bancos han visto en los últimos meses cómo sus clientes usan cada vez más la tarjeta de crédito, frente a la de débito, y piden aplazar y fraccionar las compras
Comercio en un mercado madrileño. (EFE/Luis Millán)
Por
Jorge Zuloaga
23/10/2022 - 05:00
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Unos 40 euros más por la luz, otros 40 por el gas, 100 euros más por la cesta de la compra, 100 más de la hipoteca, 50 euros más en gasolina... Las familias comienzan a verle las orejas al lobo de la inflación. Así lo refleja alguna de las cifras que manejan internamente los bancos, que muestran que los clientes recurren cada vez más a las tarjetas de crédito en sus compras del día a día, en especial aquellos de clase media y baja.
Varias entidades consultadas por este medio confirman esta tendencia, que se espera que vaya a más en los próximos meses, a medida que las familias vayan más ahogadas por los precios de la energía, las hipotecas y la inflación en productos básicos. Esta situación está más avanzada en unos bancos que en otros, en función de su perfil de cliente y política comercial, y se registra especialmente a aquellos con clientes de clases más bajas. Aun así, los grupos consultados afirman que la presión que sufren los hogares todavía no tiene un reflejo en la jovenlandesesidad, que sigue controlada e incluso bajando.
Los banqueros se aferran al empleo para esquivar una avalancha de provisiones
Jorge Zuloaga
En alguno de los bancos consultados, la tendencia es tal, que el número de operaciones a crédito ha superado ya a las de débito. Las compras financiadas ya han rompen la barrera del 50% y se acercan progresivamente al 60%. Hace un año, apenas representaban un tercio. Esta subida se ha cosechado en un entorno en el que el uso de tarjetas (tanto de débito como de crédito) ha seguido creciendo frente al efectivo. Según datos de BBVA, las compras con plásticos aumentaron entre un 25% y un 30% en agosto. Y frente al mismo mes de 2019 se disparan un 71%.
Otro de los efectos que han percibido las entidades es que cada vez se demandan más operaciones fraccionadas —que permiten dividir pagos de más de 50-100 euros en plazos de hasta 3-6 meses— y aplazadas —que dejan diferir el abono de la compra a más largo plazo—. Las cifras del Banco de España lo avalan, ya que las tarjetas 'revolving' y de pago aplazado han disparado su volumen casi un 20% en los últimos doce meses (ver gráfico).
Junto al uso de tarjetas de crédito frente a las de débito y la evolución del pago aplazado, otros de los indicadores en los que se fijan los bancos para predecir futuros problemas son los depósitos y la demanda de hipotecas y créditos al consumo.
Los datos del pasivo reflejan fortaleza, ya que el dinero en cuentas e imposiciones de las familias ha rozado el billón de euros este año, en el que suben un 3,4%, tras un ligero retroceso en agosto. La parte negativa de esta estadística es que no refleja el estado de salud de las rentas bajas y medias bajas. "A diferencia de las empresas, los hogares no están acelerando el crecimiento de sus depósitos bancarios en 2022 (que, junto con el efectivo, vienen a representar el 40% de sus activos financieros totales), pero están manteniendo un crecimiento sostenido de ellos desde el pasado año", explicó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en un reciente discurso.
Se frena la demanda de crédito
Otra cifra que no invita al optimismo es la del crédito al consumo. Mientras las familias han recurrido más a las tarjetas para pequeños gastos del día a día, se ha frenado un 4% la demanda de préstamos de mayor envergadura, que suelen usarse para coches, electrodomésticos, viajes... Al margen de este segmento, todos los ojos están puestos en las hipotecas, que durante la primera parte del año han crecido a ritmo récord desde la anterior crisis, pero que se han empezado a desacelerar a la vuelta de verano por su encarecimiento.
"Los datos más recientes podrían sugerir un cambio de tendencia en este mercado como consecuencia del contexto macrofinanciero descrito. En concreto, durante el mes de julio las tras*acciones de viviendas se contrajeron, lo que resulta significativo para un mes que suele tener un componente estacional positivo", explica Hernández de Cos.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE/Zipi Aragon)
De cara a los próximos meses, los bancos esperan un repunte de los problemas entre sus clientes particulares y, en especial, las pymes entre finales de año y la primera parte de 2023. Las entidades y el Gobierno trabajan en medidas para aliviar la carga hipotecaria a aquellas familias con tipos variables que más justas llegan a la crisis. Se están barajando distintas alternativas, desde extender las hipotecas cinco años más para rebajar la cuota hasta la opción de congelar los pagos mensuales, que defienden CaixaBank y el Ejecutivo.
La gran esperanza en este entorno de los bancos es que las cifras de empleo aguanten en el 12,4% actual. Esta es la última gran barrera que impide que muchas familias pasen de llegar justas a pagar las facturas a impagarlas, incluidos los créditos. Los bancos son optimistas y tienen provisiones para aguantar un escenario negativo, algo fundamental para que la crisis de precios se convierta en una financiera.
Unos 40 euros más por la luz, otros 40 por el gas, 100 euros más por la cesta de la compra, 100 más de la hipoteca, 50 euros más en gasolina... Las familias comienzan a verle las orejas al lobo de la inflación. Así lo refleja alguna de las cifras que manejan internamente los bancos, que muestran que los clientes recurren cada vez más a las tarjetas de crédito en sus compras del día a día, en especial aquellos de clase media y baja.
Los bancos han visto en los últimos meses cómo sus clientes usan cada vez más la tarjeta de crédito, frente a la de débito, y piden aplazar y fraccionar las compras
Por
Jorge Zuloaga
23/10/2022 - 05:00
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Unos 40 euros más por la luz, otros 40 por el gas, 100 euros más por la cesta de la compra, 100 más de la hipoteca, 50 euros más en gasolina... Las familias comienzan a verle las orejas al lobo de la inflación. Así lo refleja alguna de las cifras que manejan internamente los bancos, que muestran que los clientes recurren cada vez más a las tarjetas de crédito en sus compras del día a día, en especial aquellos de clase media y baja.
Varias entidades consultadas por este medio confirman esta tendencia, que se espera que vaya a más en los próximos meses, a medida que las familias vayan más ahogadas por los precios de la energía, las hipotecas y la inflación en productos básicos. Esta situación está más avanzada en unos bancos que en otros, en función de su perfil de cliente y política comercial, y se registra especialmente a aquellos con clientes de clases más bajas. Aun así, los grupos consultados afirman que la presión que sufren los hogares todavía no tiene un reflejo en la jovenlandesesidad, que sigue controlada e incluso bajando.
Los banqueros se aferran al empleo para esquivar una avalancha de provisiones
Jorge Zuloaga
En alguno de los bancos consultados, la tendencia es tal, que el número de operaciones a crédito ha superado ya a las de débito. Las compras financiadas ya han rompen la barrera del 50% y se acercan progresivamente al 60%. Hace un año, apenas representaban un tercio. Esta subida se ha cosechado en un entorno en el que el uso de tarjetas (tanto de débito como de crédito) ha seguido creciendo frente al efectivo. Según datos de BBVA, las compras con plásticos aumentaron entre un 25% y un 30% en agosto. Y frente al mismo mes de 2019 se disparan un 71%.
Otro de los efectos que han percibido las entidades es que cada vez se demandan más operaciones fraccionadas —que permiten dividir pagos de más de 50-100 euros en plazos de hasta 3-6 meses— y aplazadas —que dejan diferir el abono de la compra a más largo plazo—. Las cifras del Banco de España lo avalan, ya que las tarjetas 'revolving' y de pago aplazado han disparado su volumen casi un 20% en los últimos doce meses (ver gráfico).
Junto al uso de tarjetas de crédito frente a las de débito y la evolución del pago aplazado, otros de los indicadores en los que se fijan los bancos para predecir futuros problemas son los depósitos y la demanda de hipotecas y créditos al consumo.
Los datos del pasivo reflejan fortaleza, ya que el dinero en cuentas e imposiciones de las familias ha rozado el billón de euros este año, en el que suben un 3,4%, tras un ligero retroceso en agosto. La parte negativa de esta estadística es que no refleja el estado de salud de las rentas bajas y medias bajas. "A diferencia de las empresas, los hogares no están acelerando el crecimiento de sus depósitos bancarios en 2022 (que, junto con el efectivo, vienen a representar el 40% de sus activos financieros totales), pero están manteniendo un crecimiento sostenido de ellos desde el pasado año", explicó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en un reciente discurso.
Se frena la demanda de crédito
Otra cifra que no invita al optimismo es la del crédito al consumo. Mientras las familias han recurrido más a las tarjetas para pequeños gastos del día a día, se ha frenado un 4% la demanda de préstamos de mayor envergadura, que suelen usarse para coches, electrodomésticos, viajes... Al margen de este segmento, todos los ojos están puestos en las hipotecas, que durante la primera parte del año han crecido a ritmo récord desde la anterior crisis, pero que se han empezado a desacelerar a la vuelta de verano por su encarecimiento.
"Los datos más recientes podrían sugerir un cambio de tendencia en este mercado como consecuencia del contexto macrofinanciero descrito. En concreto, durante el mes de julio las tras*acciones de viviendas se contrajeron, lo que resulta significativo para un mes que suele tener un componente estacional positivo", explica Hernández de Cos.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE/Zipi Aragon)
De cara a los próximos meses, los bancos esperan un repunte de los problemas entre sus clientes particulares y, en especial, las pymes entre finales de año y la primera parte de 2023. Las entidades y el Gobierno trabajan en medidas para aliviar la carga hipotecaria a aquellas familias con tipos variables que más justas llegan a la crisis. Se están barajando distintas alternativas, desde extender las hipotecas cinco años más para rebajar la cuota hasta la opción de congelar los pagos mensuales, que defienden CaixaBank y el Ejecutivo.
La gran esperanza en este entorno de los bancos es que las cifras de empleo aguanten en el 12,4% actual. Esta es la última gran barrera que impide que muchas familias pasen de llegar justas a pagar las facturas a impagarlas, incluidos los créditos. Los bancos son optimistas y tienen provisiones para aguantar un escenario negativo, algo fundamental para que la crisis de precios se convierta en una financiera.
Unos 40 euros más por la luz, otros 40 por el gas, 100 euros más por la cesta de la compra, 100 más de la hipoteca, 50 euros más en gasolina... Las familias comienzan a verle las orejas al lobo de la inflación. Así lo refleja alguna de las cifras que manejan internamente los bancos, que muestran que los clientes recurren cada vez más a las tarjetas de crédito en sus compras del día a día, en especial aquellos de clase media y baja.