Las comunidades de vecinos pasan de todo

Bueno, hay de todo...Una experiencia personal:

-Piso de currantes latinoamericanos enfrente: alguna fiesta en fin de semana, algún olor a fritanga Sudamericano o porrito en el portal. Nada insoportable, eran del tipo Parrales con 3 curros cada uno y necesitaban dormir.

-En el piso de arriba, solterona jubilada o prejubilada 100% española vecina de toda la vida del eficio: perrito tocanarices ladrando y arrastrando cosas, portazos, afición al bricolaje, aspiradora entre semana a la 1 de la mañana, paseos nocturnos por la casa, peliculitas o conversaciones con manos libres a todo meter...

Cuidado con las manías y sorderas de los viejos.
Lo de los perros es un frutadón
 
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El problema de todo esto no son ni fiestas, ni ruidos, ni platanodas.
El problema de verdad es que vivir en colmenas de cemento es antinatural y deshumanizante de la leche que representa una represión de la libertad individual en el ámbito más básico y privado del individuo (su propia casa), todo ello como reflejo de la fruta manía en el mundo occidental de hoy en día (y sobre todo en este país) de querer tenerlo todo bien controladito y tenernos cohibidos hasta cuando estamos en nuestra propia casa.

España es, en gran medida, una cosa de país ya directamente por esto: por el ardor de estomago que da vivir en una colmena pero que el 95% de la vivienda en este país sean pisos de cosa.
 
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