siudadano tarsán
Madmaxista
Se dice, y hay estudios que así lo demuestran, que Cataluña
ha sido gobernada históricamente por unas trescientas familias.
Siempre tuvieron hijos, sobrinos o primos en todas las es -
fe ras del poder. Ganara quien ganara, gobernara quien go -
bernase, siempre mandaban. Ellos y sus intereses quedaban a
sal vo. Fueron furibundos españolistas cuando el control de las
co lonias cubanas aportaba, a través de la trata de esclavos, al -
godón barato para la industria catalana1. Giraron hacia el cata -
la nismo cuando la relación con Madrid se volvió incómoda. Se
volvieron a reencontrar con el gobierno conservador y españolizante
de Maura cuando la lucha obrera representó una amenaza
para sus intereses. Estuvieron al lado del general Martínez
Anido cuando se aplicaba la “Ley de fugas” contra los dirigentes
sindicales y estos eran asesinados en las calles de Bar ce -
lona. Fueron republicanos con la república, pero poco. Dijeron
defender el país y las “libertades nacionales de Cata luña” aunque,
durante la sublevación del gobierno de Com panys en
1934, uno de sus representantes más conspicuos, Josep Dencàs
i Puigdollers (fundador de ERC y de las JEREC, conseller de go -
bernació y fundador con Francesc Ma cià de los “escamots”
militares que perseguían a los sindicalistas de la CNT) no tuvo
reparos, cuando Companys proclama “L’estat català”, en huir
por las alcantarillas de Barcelona rumbo a la Italia fascista. Pre -
via mente hace un llamamiento en Radio Barcelona para que
los denostados españoles salvaran la Ge neralitat de Ca taluña,
acabando su discurso con un ¡Viva Es paña! Mientras, na cio na -
listas y obreros de izquierdas morían o eran encarcelados.
Posteriormente, Gil Robles afirmaría en las Cortes españolas
que él, Gil Robles, propició el levantamiento de Companys; si
eso fuera cierto, Dencàs habría trabajado para la derecha fascista
española.
En plena Guerra Civil siguió teniendo fluidas
relaciones con la Italia fascista de Mussolini, que le consideraba
como un fascista catalán2. Gerald Brenan, en El Laberinto
es pañol, le atribuye connivencias muy importantes con la
CEDA y el nazismo alemán. Acabó organizando un partido de -
no minado “Nosaltres sols”, con claras influencias fascistas, que
adoptó por bandera la actual estelada nacionalista.
Algunas de esas trescientas familias no dudaron en financiar
al propio general Franco. En plena Guerra Civil, voluntarios ca -
talanes organizaron el “Tercio de Nuestra Señora de Mont se -
rrat”, que combatió contra la República y la Generalitat de Ca -
talunya en Belchite o en el Ebro. Apellidos tan catalanes co mo
Ciurana, Amiel o Sopena fueron condecorados con la Lau reada
de San Fernando3. Mientras, miles de catalanes de la columna
Llibertat combatían contra Franco en la defensa de la Ciudad
Universitaria de Madrid. Por ello, cuando el establish ment me -
diático y algún renombrado político hablan de la Gue rra Civil
española como una guerra de España contra Cataluña, no sólo
faltan a la verdad, sino que provocan auténtica da repelúsncia.
Es te intento de reescribir la historia y adaptarla a la visión
obre los sentimientos, los sueños, las ilusiones, nada que objetar. Cada uno tiene los que tiene, y punto. Y es
muy libre de perseguirlos. Lo malo es que, a veces, los forjadores de sueños ajenos lo que en realidad hacen
es encubrir con ellos sus propias apetencias, y para ello manipulan, deforman, mienten, envueltos en banderas.
tidista pretende olvidar, como lo hizo el franquismo, a los miles
de catalanes muertos en la defensa de Madrid o la de extremeños,
murcianos o andaluces defendiendo a Ca ta lunya en el
Ebro o en el Segre. Acabada la guerra, se refuerza la alianza en -
tre el franquismo y la burguesía catalana4, sobre las espaldas
del subdesarrollo de otras regiones, en especial la andaluza.
Los méritos contraídos por la gran banca catalana en la previa
al golpe militar de Franco y la existencia de una base industrial
y comercial, le granjearon como premio la industrialización del
país con dinero público. Los obreros andaluces, murcianos,
aragoneses… esos que ahora “roban a Cataluña”, pusieron su
sudor y su esfuerzo al servicio del país.
¿Y ahora?
Las trescientas familias y sus representantes políticos siempre
estuvieron cerca del poder o directamente en él, tanto en
Madrid como en Barcelona. La democracia no modificó esta
realidad: Pujol, Artur Mas, no son sino representantes de ese
poder tanto como lo fueron, en mayor o menor medida, Mon -
tilla o Maragall. Incluso esa clase adinerada que presume de
raíces catalanas nunca tuvo ningún reparo, bien al contrario,
en ser ennoblecida por los Reyes de España, como lo fue, sin ir
más lejos, el Conde de Güell, con el marquesado de Co millas,
que también recaló en su familia, o el Conde de Godó, nombrado
en 2008 “Grande de España” por Juan Carlos I.
La llegada del “tripartito” fue un momento de esperanza en
un cambio que se hacía imprescindible. Se creyó que representaría
un revulsivo. El balance en realidad fue tan pobre para las
clases populares como lo fue la acción conservadora de CiU.
Tanto es así que la acción del ejecutivo de Maragall y Montilla
acabó perdiéndose en un laberinto, que bien pudiera parafrasear
a Marcel Proust5 en la búsqueda de una “entidad nacional”
en abstracto. La situación actual se gesta precisamente en ese
momento.
La votación del nuevo
Estatut de Catalunya el 18 de ju -
nio del 2006 fue el clímax de la
acción del ejecutivo de “izquierdas”.
La sentencia del Tribunal
Constitucional el 27 de junio del
2010 anulando varios artículos
del Estatut, por cierto votado por
menos de la mitad de la población
catalana, insufló nuevos ai -
res al victimismo. El Maraga llis -
mo, con la complacencia de ERC
y ICV-EUiA, lo había conseguido,
el cambio de modelo económico
había quedó abducido por el debate sobre las esencias patrias.
Ni Pasqual Maragall ni Montilla supieron o quisieron cambiar
las relaciones de poder en beneficio de las clases populares; es
más, durante su mandato siguieron creciendo la corrupción o
el nepotismo.
Los medios de comunicación, en manos de los de siempre,
jugaron y siguen jugando un papel central: callaron y ocultaron
mientras pudieron. Uno de los casos más curiosos ha sido la
evolución de la familia Godó; de furibundo españolista, y mo -
nárquico por más señas, se tras*muta en pro independentista,
sobre todo desde el momento en que el negocio familiar, La
vanguardia, pierde un 25% de los lectores en el año 2012, con
un descenso del 67% de su beneficio operativo. Apro ve chando
el ERE que ha puesto en la calle a 300 periodistas de la Cor -
poración de Medios Audiovisuales de la Generalitat (CCMA),
pretende hacer un pingüe negocio capturando la externalización
de la publicidad de esa Corporación, un pelota zo de más
de 55 millones de euros. Ahora, no obstante, el nombramiento
de un nuevo director que está en muy buena sintonía con la
familia real puede señalar un cambio de rumbo.
Una eficaz cortina de humo
El estallido independentista es hijo fundamentalmente de la
crisis económica, de unas clases medias empobrecidas, temerosas,
que pretenden soluciones cuasi mágicas en una vuelta a
un irracionalismo romántico de buenos patriotas catalanes
contra malos españoles, de blanco y neցro. En 2012, los recortes
brutales llevados a cabo por Artur Mas provocan una enorme
desafección hacia las políticas de CiU. La solución para el
gobierno conservador es lanzar la pelota hacia delante, e inicia
una campaña de exaltación nacionalista. El objetivo era la victoria
electoral en el mes de noviembre del 2012, saldada con un
enorme fracaso. Ahorquillado por la presión de ERC, incapaz
de articular ninguna alternativa
más allá de profundizar los recortes,
con una población que se ma -
nifiesta día sí día también contra
las políticas del gobierno, Mas
pone en marcha una cortina de
humo en la exaltación nacionalista
del “España nos roba”. El tratamiento
que se está dando a la Gue -
rra de Sucesión de 1714 es reflejo
de este dualismo simplista: se basa
en una enorme manipulación histórica
que ha contado con la inestimable
ayudada de sectores intelec españas
TV3 se ha convertido en un modelo de manipulación
informativa tal, que incluso suscita
comentarios poco favorables de la prensa
extranjera.
El debate sobre independencia sí o no oculta
todos los demás debates.
tuales a sueldo del gobierno.
En la enseñanza, la crítica al
actual sistema (por cierto, únicamente
aplicado en Catalunya de
entre todos los países en que existe
más de un idioma oficial) es rá -
pidamente anatematizada y criticada
con el baldón de “españolista”,
como si el de seo de que nuestros
alumnos aprendan más, también lenguas oficiales o foráneas,
sea poco menos que un atentado contra las esencias
patrias. La penetración del nacionalismo conservador ha tenido
un apoyo fundamental en la escuela catalana. La obligatoriedad
del uso del catalán y la marginación real del castellano
ha permitido que, en general, hoy en la escuela catalana esté
mal visto usar el idioma de Cervantes. Poco importa que por
esa causa se produzca un empobrecimiento cultural. Los debates
sobre el tema están tan absolutamente sesgados que no se
tiene ningún empacho en mentir: tal y como se de mostró en
sede parlamentaria en el 2013, los exámenes para determinar
el nivel de castellano para el Informe PISA se hacían en catalán.
Mientras, hasta que se publicitó el tema, tanto la Consellera
Rigau como Artur Mas proclamaban que
el nivel de castellano de los alumnos catalanes
era similar a los de Burgos.
Pero el independentismo se sustenta en
una proporción cambiante de factores. Se
ha vendido el proceso independentista co -
mo una cosa festiva, casi familiar, manifes -
ta ciones, ca denas humanas… Son mo -
men tos de reencuentro que no implican
ma yores esfuerzos individuales. Pero cuan -
do Oriol Junqueras propuso una huel ga ge -
neral política hasta que Ma drid cediera, el
coro de voces críticas en el interior de Cataluña al canzó la luna.
Una cosa es asistir a una fiesta más o menos reivindicativa y
otra bien diferente cuando la acción puede tener costos personales.
La condición básica para el éxito es vender el independentismo
desde la vía democrática, un camino fácil, sin problemas.
Cuando Josep Fontana, a raíz de su intervención en el
Congreso “España contra Catalunya”, planteó que no conocía
ningún proceso independentista que no hubiera pasado por
un baño de sangre (“Que Cataluña se vaya a independizar sobre
la base de un referéndum, eso no lo creo yo ni nadie que tenga
tres dedos de sentido común. Es evidente que no lo van a consentir”)
fue rápidamente acallado. No es eso lo que se quiere
vender.
Sea como sea, el sentimiento de acoso por parte de un partido
heredero de actitudes franquistas,
casposo e intolerante, ha promovido
a su vez una reacción na -
cionalista excluyente. Todo ello son
elementos de este cóctel que pretende
–y lo está consiguiendo–
rom per las estructuras sociales en
Cataluña y en frentarse al resto del
país.
Un débil argumentario
El discurso sobre la independencia ha contaminado, tal y
como deseaba el conservadurismo catalán, todo el espectro
político. Para los conservadores, el proceso nos llevará a convertirnos
en semialemanes, en europeos de primera, que po -
drán dejar de lado finalmente el subdesarrollado sur de Eu -
ropa. El sueño de Artur Mas sería una Catalunya convertida en
“colonia” alemana.
Para sectores de la izquierda radical, con una debilidad teórica
inversamente proporcional al resultado electoral, nos llevará
de forma mágica a las puertas de la revolución social. Otra
parte de la izquierda intenta sobre todo seguir saliendo en la
foto, porque están en juego los cargos e ingresos provenientes
del juego parlamentario.
El argumentarlo independentista fundamental
es de lo más rotundo: España
nos roba. Es un argumento simple, ge -
neral, creíble para una población crédula
que se resiste a pensar por sí misma.
Que CiU o Artur Mas estén de acuerdo
en los recortes impuestos por la Troika
europea no importa: la culpa es de Ma -
drid. Que la derecha catalana vote una y
otra vez con el PP (su supuesto ene mi -
go) aquellas leyes que perjudican a las
clases populares, no importa: la culpa es de Madrid. Siguen
manteniendo que la lengua está oprimida y la culpa es de
Madrid, que también oprime las libertades nacionales. La de -
bilidad argumentativa de alguno de los principales líderes intelectuales
de la propuesta independentista es de tal calibre que
provo ca sonrojo. Hace unas semanas, la presidenta de la ANC6
aseguraba en los medios que Cataluña es un país libre y que,
por tanto, cualquiera podía decir lo que quisiera, pero añadiendo
a continuación y sin rubor que era necesaria la independencia
porque Cataluña era una nación oprimida…. Leer
para creer.
Frente a una situación compleja de crisis generalizada, que
amenaza con romper los delicados equilibrios del poder en Ca -
taluña, se fomenta una campaña que permita aliviar la tensión
españas
El Viejo Topo 314 / marzo 2014 / 19
El sentimiento de acoso por parte de un partido
heredero de actitudes franquistas, casposo
e intolerante, ha promovido a su vez
una reacción nacionalista excluyente.
y desenfocar los objetivos hacia nuevos/viejos enemigos. El
fracaso de la campaña electoral de Artur Mas provocó sudores
fríos al “establishment” nacionalista conservador. Lo que
podría haber sido un momento determinante para romper los
esquemas de poder en beneficio de las clases populares fue
rápidamente neutralizado por una ERC que antepuso la cuestión
nacional, la independencia, a cualquier otra consideración
de orden social. La debilidad de las otras fuerzas de la
izquierda, ICV, PSC, CUP, su miedo a no salir en la foto y los cálculos
electorales hicieron el resto. Nuevamente Madrid y Es -
paña serán el enemigo. El debate sobre independencia sí o no
oculta todos los demás debates. Los me -
dios han recibido instrucciones de focalizar
la actividad política sobre ese objetivo.
TV3 se ha convertido en un mo delo
de manipulación informativa tal, que
incluso suscita comentarios poco favorables
de la prensa extranjera.
Para algunos sectores políticos catalanes,
la reivindicación contra la opresión
nacional no es óbice para envidiar
a uno de los países más intolerantes del
mundo, Israel. La penetración del lobby israelí en Catalunya
viene de muy antiguo. Algunos dirigentes cercanos a la ANC y
próceres mediáticos de TV3 no dudan en defender al Estado
sionista. Que éste oprima con violencia a un pueblo que reclama
sus derechos, Palestina, no im porta. ¿Contradicción? No, es
el espejo en el que se mira un sector del catalanismo conservador.
El otro reflejo es la Liga Norte, una organización con fuertes
impulsos fascistas, cuyos “grupos de ciudadanos” persiguen
a los emigrantes por las noches. ¿Es un Estado policial el
modelo del independentismo conservador en nuestro país?
¿Y la izquierda?
Mientras, la izquierda, que ha -
bría de funcionar al menos co mo
contrapeso, ni está ni se la espera.
La confusión es la nor ma, la división
la regla. Las llamadas a la unidad
son la condición para crear
más y más chiringuitos. Hoy hasta
el más orate hace relojes. Nuevos
grupos de izquierda aparecen en
el escenario, apoyados, curiosamente,
por los medios afines a la
derecha. Dis frutan el espacio electoral
alternativo amparándose en
la visibilidad televisiva de una o dos figuras relevantes. Su discurso
es parecido al de todos. ¿Qué aportan de nuevo?
Confusión y división. Otros pequeños grupos, que se preten -
dían diferentes y alternativos, no se plantean la cuestión nacional
sencillamente porque divide a la propia organización. Gru -
pos minoritarios anticapitalistas hablan de autodeterminación
basándose, supuestamente, en textos clásicos. Olvidan que el
mismo Marx, o Rosa Luxem burg, no apoyaban todas las formas
de autodeterminación “per se”, sino aquellas que representaban
avances para las clases populares.
Lo fundamental, la respuesta a la cuestión central (¿qué ca -
talanismo queremos o a qué Catalunya
as piramos?) no se abor da, se oculta.
Mien tras, las fuerzas de la derecha fijan
su hoja de ruta en un camino que no
conduce a ninguna parte. Ni Artur Mas
ni Oriol Junqueras, políticos mediocres
sin visión de país pero al frente del proceso,
saben realmente adónde vamos.
El modelo que se dibuja es una Ca -
talunya independiente neoliberal, con
recortes, bajos salarios, inscrita en el eu -
ro, dependiente de la OTAN –con bases militares en Barcelona
y Tarragona. Seremos independientes de España pero dependientes
de la OTAN y de la Europa de la Troika. Esta es la propuesta
dominante.
No es cierto que el soberanismo gire hacia la izquierda, bien
al contrario. Nace del miedo y de la desesperanza. Y no plantea
respuestas sociales al neoliberalismo rampante, sino que pretende
una solución individual de país (dinero para Catalunya
porque España nos roba), no pretende procesos de integración
social, sino que se asienta en la exclusión de los demás (ya
hemos oído a algún prócer económico pedir la expulsión de los
pagapensiones para reducir la tasa de
paro, aunque el conferenciante se
cuidó mucho de definir quién era
para él un viajero).
El movimiento social que apoya
la independencia, cada día más
tras*versal, tiene una base muy
conservadora. Está dominado por
la derecha, que ha visto en esta au -
to proclamación nacionalista la
fórmula para distraer la atención
sobre hechos brutales que podrían
poner en cuestión su forma de do -
minación: el “Síndic de Greu ges”6
denunciaba hace unos me ses que
españas
20 / El Viejo Topo 314 / marzo 2014
Mientras, la izquierda, que habría de funcionar
al menos como contrapeso, ni está ni se
la espera. La confusión es la norma, la división
la regla.
Bajo el paraguas de la bandera, el conflicto
entre los poseedores y los desposeídos queda
subsumido y desdibujado.
50.000 niños en edad escolar es -
tán mal alimentados. La respuesta
al unísono de CiU y ERC fue
pactada: se negaron a que los
con sejeros respectivos dieran ex -
plicaciones en el Parla ment. Otro
hecho, uno más, fue conocido
hace poco: Cata lu nya es la segunda
comunidad autó no ma con mayor número de familias sin
ningún tipo de ingreso (95.100 familias). Mientras, el decreto
de CiU, con apoyo de ERC, impide de hecho que las familias
con pobreza energética puedan aplazar el pago de sus recibos.
Ante todo esto, la posición de la izquierda es patética, tanto
la de ERC como la de ICV-EUiA. No hace mucho, la formación
ecologista pretendía diferenciarse de todos proponiendo un
“pacto social” jamás explicitado, para correr acto seguido a
hacerse la foto con Artur Mas, olvidando por el camino la anterior
propuesta. Hace pocas semanas, el ex fiscal anticorrupción,
Jiménez Villarejo, siempre lúcido, recriminaba a ICVEUiA
–aunque el reproche podría extenderse perfectamente a
ERC–, que hubiera apoyado a CiU, un partido que está de
acuerdo con una las leyes más represivas desde la tras*ición, la
“Ley de Seguridad ciudadana”. Atrapados por su electoralismo
se mueven en el limbo del sí pero no, no pero sí. Como siempre.
Todo un sinsentido.
Hacia el precipicio
La profundísima crisis económica que soportamos –y soportaremos
durante años– ha venido a cuestionar el “oasis catalán”,
revelando lo que auténticamente es: una ciénaga. La co -
rrupción, el sobrecoste de las obras, el robo a las arcas públicas
implica directamente al “establishment” nacionalista. Los
casos se suceden, tanto en la oposición, especialmente el PSC
o ERC, como en el propio partido en el gobierno; al caso Palau
le suceden los escándalos sobre la privatización encubierta de
los hospitales públicos; a esta y al caso ITV últimamente se ha
unido una acusación de cohecho que implica a uno de los hijos
de ese que se consideraba el “patriarca”, Jordi Pujol; otro de sus
hijos está encausado por evasión de capitales (cerca de 30
millones de euros), la propia CiU tiene embargada su sede por
orden judicial…
Cataluña vive un momento de excepcionalidad histórica. El
deterioro económico, político e institucional alcanza cimas
difícilmente imaginables. El desgobierno de un gobierno que
no ejerce, que carece de la más mínima alternativa a la situación
agónica de las finanzas, conduce al país a un vertiginoso
precipicio. Mariano Rajoy y Artur Mas coinciden en el mismo
objetivo, el primero porque puede generar un consenso de las
fuerzas más “ultras” en torno a su
figura, el segundo porque el enfrentamiento
real o imaginario que se
avecina le permitirá desviar la atención
de los enormes problemas so -
cia les que ha provocado; otros, co -
mo Oriol Junqueras, pretenden te -
ner un lugar en los libros de historia.
Algunos más observan la situación sin saber qué hacer,
palpán dose la ropa y buscando permanecer en la foto. La situación
social requiere hombres y mu jeres con capacidad, inteligencia
y visión de país, mientras que sólo encontramos, en la
turba actual, alfeñiques y acondroplásicos políticos escasamente dotados.
La situación del pueblo catalán parece ser una variable
secundaria. Siempre quedará la posibilidad de “echar la culpa
a Madrid”. Para ello ha sido preciso imponer un auténtico pensamiento
único. La idea, la culpabilidad de España, ha sido en -
salzada por los medios, por el poder político y económico. Así,
la reivindicación independentista permite ocultar las auténticas
contradicciones de clase. Bajo el paraguas de la bandera, el
conflicto entre los poseedores y los desposeídos queda subsumido
y desdibujado. La capacidad de reacción social en
Cataluña se está viendo limitada precisamente por el descubrimiento
de un elemento unificador: la independencia como
pro ceso, objetivo y finalidad. Mientras, la ciudadanía permanece
confundida, abducida por unos medios que pintan un
futuro esplendoroso, al que hemos de contribuir ahora con
nuestro sufrimiento diario, en una alegoría casi religiosa. El su -
frimiento actual nos conducirá a un Parnaso futuro, repleto de
esteladas y donde correrán, bajo las cuatro barras, ríos de leche
y de miel
Notas
1. La familia Güell, mecenas del futuro beato catalán Gaudí, es un
ejemplo. El mecenas de Gaudí, Eusebi Güell, tenía intereses industriales
(minas de hierro) en jovenlandia; cuando se produjo la guerra del sur muy sur,
fue una de las personas que más influyeron en la necesidad de la
intervención militar en el protectorado. El padre, Juan Güell i Ferrer,
había sido el fundador de la fortuna familiar, en buena parte basada en
la trata de esclavos, enviando posteriormente su fortuna a Catalunya.
2. Gran Enciclopedia Catalana.
3. La más alta distinción que otorga el ejército español por méritos de
guerra.
4. En este sentido es aconsejable leer el artículo de Laura Freixas (“Una
generación de catalanes”) publicado en la pág. 27 de El País del martes
21 de enero de 2014
5. Marcel Proust autor de la ““À la recherche du temps perdu”.
6. Assemblea Nacional de Catalunya.
7. Defensor del pueblo en Cataluña.
Ni Artur Mas ni Oriol Junqueras, políticos
mediocres sin visión de país pero al frente
del proceso, saben realmente adónde vamos.
--------------------
Lo siento; intento arreglar el desaguisado producto de haber copipasteado de un PDF descargable de la web del Viejo Topo; he intentado arreglarlo con texedit y Quark - X - Press desformateando el texto y es peor el remedio que el mal.
para una lectura más amena y sin cortes o saltos raros de la maquinación original (fluido del texto), aconsejo descargarse el PDF:
El viejo topo
Disculpad el "tocho" pero creo que el "jugo" del artículo lo vale.
ha sido gobernada históricamente por unas trescientas familias.
Siempre tuvieron hijos, sobrinos o primos en todas las es -
fe ras del poder. Ganara quien ganara, gobernara quien go -
bernase, siempre mandaban. Ellos y sus intereses quedaban a
sal vo. Fueron furibundos españolistas cuando el control de las
co lonias cubanas aportaba, a través de la trata de esclavos, al -
godón barato para la industria catalana1. Giraron hacia el cata -
la nismo cuando la relación con Madrid se volvió incómoda. Se
volvieron a reencontrar con el gobierno conservador y españolizante
de Maura cuando la lucha obrera representó una amenaza
para sus intereses. Estuvieron al lado del general Martínez
Anido cuando se aplicaba la “Ley de fugas” contra los dirigentes
sindicales y estos eran asesinados en las calles de Bar ce -
lona. Fueron republicanos con la república, pero poco. Dijeron
defender el país y las “libertades nacionales de Cata luña” aunque,
durante la sublevación del gobierno de Com panys en
1934, uno de sus representantes más conspicuos, Josep Dencàs
i Puigdollers (fundador de ERC y de las JEREC, conseller de go -
bernació y fundador con Francesc Ma cià de los “escamots”
militares que perseguían a los sindicalistas de la CNT) no tuvo
reparos, cuando Companys proclama “L’estat català”, en huir
por las alcantarillas de Barcelona rumbo a la Italia fascista. Pre -
via mente hace un llamamiento en Radio Barcelona para que
los denostados españoles salvaran la Ge neralitat de Ca taluña,
acabando su discurso con un ¡Viva Es paña! Mientras, na cio na -
listas y obreros de izquierdas morían o eran encarcelados.
Posteriormente, Gil Robles afirmaría en las Cortes españolas
que él, Gil Robles, propició el levantamiento de Companys; si
eso fuera cierto, Dencàs habría trabajado para la derecha fascista
española.
En plena Guerra Civil siguió teniendo fluidas
relaciones con la Italia fascista de Mussolini, que le consideraba
como un fascista catalán2. Gerald Brenan, en El Laberinto
es pañol, le atribuye connivencias muy importantes con la
CEDA y el nazismo alemán. Acabó organizando un partido de -
no minado “Nosaltres sols”, con claras influencias fascistas, que
adoptó por bandera la actual estelada nacionalista.
Algunas de esas trescientas familias no dudaron en financiar
al propio general Franco. En plena Guerra Civil, voluntarios ca -
talanes organizaron el “Tercio de Nuestra Señora de Mont se -
rrat”, que combatió contra la República y la Generalitat de Ca -
talunya en Belchite o en el Ebro. Apellidos tan catalanes co mo
Ciurana, Amiel o Sopena fueron condecorados con la Lau reada
de San Fernando3. Mientras, miles de catalanes de la columna
Llibertat combatían contra Franco en la defensa de la Ciudad
Universitaria de Madrid. Por ello, cuando el establish ment me -
diático y algún renombrado político hablan de la Gue rra Civil
española como una guerra de España contra Cataluña, no sólo
faltan a la verdad, sino que provocan auténtica da repelúsncia.
Es te intento de reescribir la historia y adaptarla a la visión
obre los sentimientos, los sueños, las ilusiones, nada que objetar. Cada uno tiene los que tiene, y punto. Y es
muy libre de perseguirlos. Lo malo es que, a veces, los forjadores de sueños ajenos lo que en realidad hacen
es encubrir con ellos sus propias apetencias, y para ello manipulan, deforman, mienten, envueltos en banderas.
tidista pretende olvidar, como lo hizo el franquismo, a los miles
de catalanes muertos en la defensa de Madrid o la de extremeños,
murcianos o andaluces defendiendo a Ca ta lunya en el
Ebro o en el Segre. Acabada la guerra, se refuerza la alianza en -
tre el franquismo y la burguesía catalana4, sobre las espaldas
del subdesarrollo de otras regiones, en especial la andaluza.
Los méritos contraídos por la gran banca catalana en la previa
al golpe militar de Franco y la existencia de una base industrial
y comercial, le granjearon como premio la industrialización del
país con dinero público. Los obreros andaluces, murcianos,
aragoneses… esos que ahora “roban a Cataluña”, pusieron su
sudor y su esfuerzo al servicio del país.
¿Y ahora?
Las trescientas familias y sus representantes políticos siempre
estuvieron cerca del poder o directamente en él, tanto en
Madrid como en Barcelona. La democracia no modificó esta
realidad: Pujol, Artur Mas, no son sino representantes de ese
poder tanto como lo fueron, en mayor o menor medida, Mon -
tilla o Maragall. Incluso esa clase adinerada que presume de
raíces catalanas nunca tuvo ningún reparo, bien al contrario,
en ser ennoblecida por los Reyes de España, como lo fue, sin ir
más lejos, el Conde de Güell, con el marquesado de Co millas,
que también recaló en su familia, o el Conde de Godó, nombrado
en 2008 “Grande de España” por Juan Carlos I.
La llegada del “tripartito” fue un momento de esperanza en
un cambio que se hacía imprescindible. Se creyó que representaría
un revulsivo. El balance en realidad fue tan pobre para las
clases populares como lo fue la acción conservadora de CiU.
Tanto es así que la acción del ejecutivo de Maragall y Montilla
acabó perdiéndose en un laberinto, que bien pudiera parafrasear
a Marcel Proust5 en la búsqueda de una “entidad nacional”
en abstracto. La situación actual se gesta precisamente en ese
momento.
La votación del nuevo
Estatut de Catalunya el 18 de ju -
nio del 2006 fue el clímax de la
acción del ejecutivo de “izquierdas”.
La sentencia del Tribunal
Constitucional el 27 de junio del
2010 anulando varios artículos
del Estatut, por cierto votado por
menos de la mitad de la población
catalana, insufló nuevos ai -
res al victimismo. El Maraga llis -
mo, con la complacencia de ERC
y ICV-EUiA, lo había conseguido,
el cambio de modelo económico
había quedó abducido por el debate sobre las esencias patrias.
Ni Pasqual Maragall ni Montilla supieron o quisieron cambiar
las relaciones de poder en beneficio de las clases populares; es
más, durante su mandato siguieron creciendo la corrupción o
el nepotismo.
Los medios de comunicación, en manos de los de siempre,
jugaron y siguen jugando un papel central: callaron y ocultaron
mientras pudieron. Uno de los casos más curiosos ha sido la
evolución de la familia Godó; de furibundo españolista, y mo -
nárquico por más señas, se tras*muta en pro independentista,
sobre todo desde el momento en que el negocio familiar, La
vanguardia, pierde un 25% de los lectores en el año 2012, con
un descenso del 67% de su beneficio operativo. Apro ve chando
el ERE que ha puesto en la calle a 300 periodistas de la Cor -
poración de Medios Audiovisuales de la Generalitat (CCMA),
pretende hacer un pingüe negocio capturando la externalización
de la publicidad de esa Corporación, un pelota zo de más
de 55 millones de euros. Ahora, no obstante, el nombramiento
de un nuevo director que está en muy buena sintonía con la
familia real puede señalar un cambio de rumbo.
Una eficaz cortina de humo
El estallido independentista es hijo fundamentalmente de la
crisis económica, de unas clases medias empobrecidas, temerosas,
que pretenden soluciones cuasi mágicas en una vuelta a
un irracionalismo romántico de buenos patriotas catalanes
contra malos españoles, de blanco y neցro. En 2012, los recortes
brutales llevados a cabo por Artur Mas provocan una enorme
desafección hacia las políticas de CiU. La solución para el
gobierno conservador es lanzar la pelota hacia delante, e inicia
una campaña de exaltación nacionalista. El objetivo era la victoria
electoral en el mes de noviembre del 2012, saldada con un
enorme fracaso. Ahorquillado por la presión de ERC, incapaz
de articular ninguna alternativa
más allá de profundizar los recortes,
con una población que se ma -
nifiesta día sí día también contra
las políticas del gobierno, Mas
pone en marcha una cortina de
humo en la exaltación nacionalista
del “España nos roba”. El tratamiento
que se está dando a la Gue -
rra de Sucesión de 1714 es reflejo
de este dualismo simplista: se basa
en una enorme manipulación histórica
que ha contado con la inestimable
ayudada de sectores intelec españas
TV3 se ha convertido en un modelo de manipulación
informativa tal, que incluso suscita
comentarios poco favorables de la prensa
extranjera.
El debate sobre independencia sí o no oculta
todos los demás debates.
tuales a sueldo del gobierno.
En la enseñanza, la crítica al
actual sistema (por cierto, únicamente
aplicado en Catalunya de
entre todos los países en que existe
más de un idioma oficial) es rá -
pidamente anatematizada y criticada
con el baldón de “españolista”,
como si el de seo de que nuestros
alumnos aprendan más, también lenguas oficiales o foráneas,
sea poco menos que un atentado contra las esencias
patrias. La penetración del nacionalismo conservador ha tenido
un apoyo fundamental en la escuela catalana. La obligatoriedad
del uso del catalán y la marginación real del castellano
ha permitido que, en general, hoy en la escuela catalana esté
mal visto usar el idioma de Cervantes. Poco importa que por
esa causa se produzca un empobrecimiento cultural. Los debates
sobre el tema están tan absolutamente sesgados que no se
tiene ningún empacho en mentir: tal y como se de mostró en
sede parlamentaria en el 2013, los exámenes para determinar
el nivel de castellano para el Informe PISA se hacían en catalán.
Mientras, hasta que se publicitó el tema, tanto la Consellera
Rigau como Artur Mas proclamaban que
el nivel de castellano de los alumnos catalanes
era similar a los de Burgos.
Pero el independentismo se sustenta en
una proporción cambiante de factores. Se
ha vendido el proceso independentista co -
mo una cosa festiva, casi familiar, manifes -
ta ciones, ca denas humanas… Son mo -
men tos de reencuentro que no implican
ma yores esfuerzos individuales. Pero cuan -
do Oriol Junqueras propuso una huel ga ge -
neral política hasta que Ma drid cediera, el
coro de voces críticas en el interior de Cataluña al canzó la luna.
Una cosa es asistir a una fiesta más o menos reivindicativa y
otra bien diferente cuando la acción puede tener costos personales.
La condición básica para el éxito es vender el independentismo
desde la vía democrática, un camino fácil, sin problemas.
Cuando Josep Fontana, a raíz de su intervención en el
Congreso “España contra Catalunya”, planteó que no conocía
ningún proceso independentista que no hubiera pasado por
un baño de sangre (“Que Cataluña se vaya a independizar sobre
la base de un referéndum, eso no lo creo yo ni nadie que tenga
tres dedos de sentido común. Es evidente que no lo van a consentir”)
fue rápidamente acallado. No es eso lo que se quiere
vender.
Sea como sea, el sentimiento de acoso por parte de un partido
heredero de actitudes franquistas,
casposo e intolerante, ha promovido
a su vez una reacción na -
cionalista excluyente. Todo ello son
elementos de este cóctel que pretende
–y lo está consiguiendo–
rom per las estructuras sociales en
Cataluña y en frentarse al resto del
país.
Un débil argumentario
El discurso sobre la independencia ha contaminado, tal y
como deseaba el conservadurismo catalán, todo el espectro
político. Para los conservadores, el proceso nos llevará a convertirnos
en semialemanes, en europeos de primera, que po -
drán dejar de lado finalmente el subdesarrollado sur de Eu -
ropa. El sueño de Artur Mas sería una Catalunya convertida en
“colonia” alemana.
Para sectores de la izquierda radical, con una debilidad teórica
inversamente proporcional al resultado electoral, nos llevará
de forma mágica a las puertas de la revolución social. Otra
parte de la izquierda intenta sobre todo seguir saliendo en la
foto, porque están en juego los cargos e ingresos provenientes
del juego parlamentario.
El argumentarlo independentista fundamental
es de lo más rotundo: España
nos roba. Es un argumento simple, ge -
neral, creíble para una población crédula
que se resiste a pensar por sí misma.
Que CiU o Artur Mas estén de acuerdo
en los recortes impuestos por la Troika
europea no importa: la culpa es de Ma -
drid. Que la derecha catalana vote una y
otra vez con el PP (su supuesto ene mi -
go) aquellas leyes que perjudican a las
clases populares, no importa: la culpa es de Madrid. Siguen
manteniendo que la lengua está oprimida y la culpa es de
Madrid, que también oprime las libertades nacionales. La de -
bilidad argumentativa de alguno de los principales líderes intelectuales
de la propuesta independentista es de tal calibre que
provo ca sonrojo. Hace unas semanas, la presidenta de la ANC6
aseguraba en los medios que Cataluña es un país libre y que,
por tanto, cualquiera podía decir lo que quisiera, pero añadiendo
a continuación y sin rubor que era necesaria la independencia
porque Cataluña era una nación oprimida…. Leer
para creer.
Frente a una situación compleja de crisis generalizada, que
amenaza con romper los delicados equilibrios del poder en Ca -
taluña, se fomenta una campaña que permita aliviar la tensión
españas
El Viejo Topo 314 / marzo 2014 / 19
El sentimiento de acoso por parte de un partido
heredero de actitudes franquistas, casposo
e intolerante, ha promovido a su vez
una reacción nacionalista excluyente.
y desenfocar los objetivos hacia nuevos/viejos enemigos. El
fracaso de la campaña electoral de Artur Mas provocó sudores
fríos al “establishment” nacionalista conservador. Lo que
podría haber sido un momento determinante para romper los
esquemas de poder en beneficio de las clases populares fue
rápidamente neutralizado por una ERC que antepuso la cuestión
nacional, la independencia, a cualquier otra consideración
de orden social. La debilidad de las otras fuerzas de la
izquierda, ICV, PSC, CUP, su miedo a no salir en la foto y los cálculos
electorales hicieron el resto. Nuevamente Madrid y Es -
paña serán el enemigo. El debate sobre independencia sí o no
oculta todos los demás debates. Los me -
dios han recibido instrucciones de focalizar
la actividad política sobre ese objetivo.
TV3 se ha convertido en un mo delo
de manipulación informativa tal, que
incluso suscita comentarios poco favorables
de la prensa extranjera.
Para algunos sectores políticos catalanes,
la reivindicación contra la opresión
nacional no es óbice para envidiar
a uno de los países más intolerantes del
mundo, Israel. La penetración del lobby israelí en Catalunya
viene de muy antiguo. Algunos dirigentes cercanos a la ANC y
próceres mediáticos de TV3 no dudan en defender al Estado
sionista. Que éste oprima con violencia a un pueblo que reclama
sus derechos, Palestina, no im porta. ¿Contradicción? No, es
el espejo en el que se mira un sector del catalanismo conservador.
El otro reflejo es la Liga Norte, una organización con fuertes
impulsos fascistas, cuyos “grupos de ciudadanos” persiguen
a los emigrantes por las noches. ¿Es un Estado policial el
modelo del independentismo conservador en nuestro país?
¿Y la izquierda?
Mientras, la izquierda, que ha -
bría de funcionar al menos co mo
contrapeso, ni está ni se la espera.
La confusión es la nor ma, la división
la regla. Las llamadas a la unidad
son la condición para crear
más y más chiringuitos. Hoy hasta
el más orate hace relojes. Nuevos
grupos de izquierda aparecen en
el escenario, apoyados, curiosamente,
por los medios afines a la
derecha. Dis frutan el espacio electoral
alternativo amparándose en
la visibilidad televisiva de una o dos figuras relevantes. Su discurso
es parecido al de todos. ¿Qué aportan de nuevo?
Confusión y división. Otros pequeños grupos, que se preten -
dían diferentes y alternativos, no se plantean la cuestión nacional
sencillamente porque divide a la propia organización. Gru -
pos minoritarios anticapitalistas hablan de autodeterminación
basándose, supuestamente, en textos clásicos. Olvidan que el
mismo Marx, o Rosa Luxem burg, no apoyaban todas las formas
de autodeterminación “per se”, sino aquellas que representaban
avances para las clases populares.
Lo fundamental, la respuesta a la cuestión central (¿qué ca -
talanismo queremos o a qué Catalunya
as piramos?) no se abor da, se oculta.
Mien tras, las fuerzas de la derecha fijan
su hoja de ruta en un camino que no
conduce a ninguna parte. Ni Artur Mas
ni Oriol Junqueras, políticos mediocres
sin visión de país pero al frente del proceso,
saben realmente adónde vamos.
El modelo que se dibuja es una Ca -
talunya independiente neoliberal, con
recortes, bajos salarios, inscrita en el eu -
ro, dependiente de la OTAN –con bases militares en Barcelona
y Tarragona. Seremos independientes de España pero dependientes
de la OTAN y de la Europa de la Troika. Esta es la propuesta
dominante.
No es cierto que el soberanismo gire hacia la izquierda, bien
al contrario. Nace del miedo y de la desesperanza. Y no plantea
respuestas sociales al neoliberalismo rampante, sino que pretende
una solución individual de país (dinero para Catalunya
porque España nos roba), no pretende procesos de integración
social, sino que se asienta en la exclusión de los demás (ya
hemos oído a algún prócer económico pedir la expulsión de los
pagapensiones para reducir la tasa de
paro, aunque el conferenciante se
cuidó mucho de definir quién era
para él un viajero).
El movimiento social que apoya
la independencia, cada día más
tras*versal, tiene una base muy
conservadora. Está dominado por
la derecha, que ha visto en esta au -
to proclamación nacionalista la
fórmula para distraer la atención
sobre hechos brutales que podrían
poner en cuestión su forma de do -
minación: el “Síndic de Greu ges”6
denunciaba hace unos me ses que
españas
20 / El Viejo Topo 314 / marzo 2014
Mientras, la izquierda, que habría de funcionar
al menos como contrapeso, ni está ni se
la espera. La confusión es la norma, la división
la regla.
Bajo el paraguas de la bandera, el conflicto
entre los poseedores y los desposeídos queda
subsumido y desdibujado.
50.000 niños en edad escolar es -
tán mal alimentados. La respuesta
al unísono de CiU y ERC fue
pactada: se negaron a que los
con sejeros respectivos dieran ex -
plicaciones en el Parla ment. Otro
hecho, uno más, fue conocido
hace poco: Cata lu nya es la segunda
comunidad autó no ma con mayor número de familias sin
ningún tipo de ingreso (95.100 familias). Mientras, el decreto
de CiU, con apoyo de ERC, impide de hecho que las familias
con pobreza energética puedan aplazar el pago de sus recibos.
Ante todo esto, la posición de la izquierda es patética, tanto
la de ERC como la de ICV-EUiA. No hace mucho, la formación
ecologista pretendía diferenciarse de todos proponiendo un
“pacto social” jamás explicitado, para correr acto seguido a
hacerse la foto con Artur Mas, olvidando por el camino la anterior
propuesta. Hace pocas semanas, el ex fiscal anticorrupción,
Jiménez Villarejo, siempre lúcido, recriminaba a ICVEUiA
–aunque el reproche podría extenderse perfectamente a
ERC–, que hubiera apoyado a CiU, un partido que está de
acuerdo con una las leyes más represivas desde la tras*ición, la
“Ley de Seguridad ciudadana”. Atrapados por su electoralismo
se mueven en el limbo del sí pero no, no pero sí. Como siempre.
Todo un sinsentido.
Hacia el precipicio
La profundísima crisis económica que soportamos –y soportaremos
durante años– ha venido a cuestionar el “oasis catalán”,
revelando lo que auténticamente es: una ciénaga. La co -
rrupción, el sobrecoste de las obras, el robo a las arcas públicas
implica directamente al “establishment” nacionalista. Los
casos se suceden, tanto en la oposición, especialmente el PSC
o ERC, como en el propio partido en el gobierno; al caso Palau
le suceden los escándalos sobre la privatización encubierta de
los hospitales públicos; a esta y al caso ITV últimamente se ha
unido una acusación de cohecho que implica a uno de los hijos
de ese que se consideraba el “patriarca”, Jordi Pujol; otro de sus
hijos está encausado por evasión de capitales (cerca de 30
millones de euros), la propia CiU tiene embargada su sede por
orden judicial…
Cataluña vive un momento de excepcionalidad histórica. El
deterioro económico, político e institucional alcanza cimas
difícilmente imaginables. El desgobierno de un gobierno que
no ejerce, que carece de la más mínima alternativa a la situación
agónica de las finanzas, conduce al país a un vertiginoso
precipicio. Mariano Rajoy y Artur Mas coinciden en el mismo
objetivo, el primero porque puede generar un consenso de las
fuerzas más “ultras” en torno a su
figura, el segundo porque el enfrentamiento
real o imaginario que se
avecina le permitirá desviar la atención
de los enormes problemas so -
cia les que ha provocado; otros, co -
mo Oriol Junqueras, pretenden te -
ner un lugar en los libros de historia.
Algunos más observan la situación sin saber qué hacer,
palpán dose la ropa y buscando permanecer en la foto. La situación
social requiere hombres y mu jeres con capacidad, inteligencia
y visión de país, mientras que sólo encontramos, en la
turba actual, alfeñiques y acondroplásicos políticos escasamente dotados.
La situación del pueblo catalán parece ser una variable
secundaria. Siempre quedará la posibilidad de “echar la culpa
a Madrid”. Para ello ha sido preciso imponer un auténtico pensamiento
único. La idea, la culpabilidad de España, ha sido en -
salzada por los medios, por el poder político y económico. Así,
la reivindicación independentista permite ocultar las auténticas
contradicciones de clase. Bajo el paraguas de la bandera, el
conflicto entre los poseedores y los desposeídos queda subsumido
y desdibujado. La capacidad de reacción social en
Cataluña se está viendo limitada precisamente por el descubrimiento
de un elemento unificador: la independencia como
pro ceso, objetivo y finalidad. Mientras, la ciudadanía permanece
confundida, abducida por unos medios que pintan un
futuro esplendoroso, al que hemos de contribuir ahora con
nuestro sufrimiento diario, en una alegoría casi religiosa. El su -
frimiento actual nos conducirá a un Parnaso futuro, repleto de
esteladas y donde correrán, bajo las cuatro barras, ríos de leche
y de miel
Notas
1. La familia Güell, mecenas del futuro beato catalán Gaudí, es un
ejemplo. El mecenas de Gaudí, Eusebi Güell, tenía intereses industriales
(minas de hierro) en jovenlandia; cuando se produjo la guerra del sur muy sur,
fue una de las personas que más influyeron en la necesidad de la
intervención militar en el protectorado. El padre, Juan Güell i Ferrer,
había sido el fundador de la fortuna familiar, en buena parte basada en
la trata de esclavos, enviando posteriormente su fortuna a Catalunya.
2. Gran Enciclopedia Catalana.
3. La más alta distinción que otorga el ejército español por méritos de
guerra.
4. En este sentido es aconsejable leer el artículo de Laura Freixas (“Una
generación de catalanes”) publicado en la pág. 27 de El País del martes
21 de enero de 2014
5. Marcel Proust autor de la ““À la recherche du temps perdu”.
6. Assemblea Nacional de Catalunya.
7. Defensor del pueblo en Cataluña.
Ni Artur Mas ni Oriol Junqueras, políticos
mediocres sin visión de país pero al frente
del proceso, saben realmente adónde vamos.
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Lo siento; intento arreglar el desaguisado producto de haber copipasteado de un PDF descargable de la web del Viejo Topo; he intentado arreglarlo con texedit y Quark - X - Press desformateando el texto y es peor el remedio que el mal.
para una lectura más amena y sin cortes o saltos raros de la maquinación original (fluido del texto), aconsejo descargarse el PDF:
El viejo topo
Disculpad el "tocho" pero creo que el "jugo" del artículo lo vale.
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