Fornicious Jr
Madmaxista
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La macroinspección a las Big Four agita a los bufetes: "Si abren el melón, caemos todos"
La entrada de Trabajo en las auditoras causa inquietud en los grandes despachos, cuyo modelo fricciona con las pautas horarias de la legislación, pero confían en seguir bajo el radar
www.elconfidencial.com
UN MODELO BASADO EN LAS HORAS DE TRABAJO
La macroinspección a las Big Four agita a los bufetes: "Si abren el melón, caemos todos"
La entrada de Trabajo en las auditoras causa inquietud en los grandes despachos, cuyo modelo fricciona con las pautas horarias de la legislación, pero confían en seguir bajo el radar
La macroinspección llevada a cabo por Trabajo contra las Big Four ha creado inquietud en muchos de los grandes despachos de abogados presentes en España. La noticia, adelantada ayer por este diario, provocó no pocos comentarios y reuniones ayer en la élite del sector legal, conscientes de que su modelo, intensivo en horas, es también "carne de cañón" [sic] en caso de que la Inspección de Trabajo (ITSS) quisiera poner el foco en estos bufetes. "Si abren el melón, caemos todos", describían ayer gráficamente en la sede una firma internacional.
Según relatan diversas fuentes a este diario, los registros en las sedes de Deloitte, PwC, EY y KPMG eran conocidos ya por algunos grandes bufetes, pero no por todos. A otros les ha pillado de nuevas. En todo caso, quienes sabían de la actuación del ministerio de Yolanda Díaz desde noviembre han tratado la cuestión de forma muy discreta, sin querer hacer demasiado ruido. Las fricciones —por no decir incompatibilidad— del modelo de los despachos de élite, intensivo en horas de trabajo, con las pautas sobre la jornada laboral contenidas en la ley son uno de los elefantes en la habitación del sector legal. A falta de una legislación adaptada a su realidad —que se contempla como la opción más idónea, pero inviable en la actual situación política— en las cúpulas de los grandes bufetes parecen fiarlo todo a permanecer por debajo del radar de la Administración.
"Inicialmente, nos asustamos, pero con el paso de las semanas cundió la idea de que el objetivo con las Big Four no era tanto el área de legal, la de los abogados, sino la consultoría; eso nos tranquilizó", aseveran desde un bufete que sí conocía de la actuación inspectora. "Tenemos que analizarlo con calma, pero sería deseable que se entendieran los matices de un modelo como el nuestro. No pueden aplicarse a una firma de servicios profesionales los mismos criterios en relación con las horas que a una fábrica", indican desde otro, en este caso, que tuvo conocimiento de la noticia por El Confidencial.
La creencia en las firmas, en todo caso, no es que desde el departamento de Yolanda Díaz se persigan las condiciones de trabajo de los abogados, que son privilegiadas, sino la cotización de las horas extra que en todas ellas se realizan. En los principales despachos nacionales e internacionales, el primer sueldo de un recién licenciado supera ya los 40.000 euros y, a partir de ahí, se le aplican revisiones anuales de entre el 5% y el 10% —a partir de los 30 años, pueden superarse ya los 100.000 euros anuales—. A estas extraordinarias condiciones retributivas hay que sumar numerosos beneficios sociales y otros complementos, como la formación continua. Un contexto laboral que impide cualquier paralelismo con la situación de precariedad real que sí padecen otros sectores o la abogacía de a pie.
¿Cuál es la contrapartida? Unas enormes exigencias de rendimiento, dedicación y disponibilidad. En los grandes despachos nacionales, el objetivo anual de horas facturables a clientes se sitúa en el entorno de las 1.400 o 1.500 horas, mientras que en los principales internacionales, ronda las 1.700 o 1.800, unas metas imposibles de cumplir haciendo una jornada laboral de ocho horas —hay que tener en cuenta que no todas las horas de trabajo de un abogado pueden facturarse a los clientes, también tienen formación, labores de desarrollo de negocio, etcétera—.
Una entrada "intimidatoria"
Lo que sí admiten determinados despachos es que existe una situación de falta de registro de las horas extra, a efectos de pagar sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social. Aunque indican, como defensa, la alta tributación que ya aportan fruto de sus cuantiosas retribuciones. En este sentido, en algún bufete creen que el modus operandi desplegado contra Deloitte, KPMG, EY y PwC pretendía enviar un mensaje "intimidatorio" al sector de los servicios profesionales y la banca de inversión. "No tiene sentido entrar así, como si fuera una redada, si no se buscaba un determinado impacto mediático", resumen desde un despacho extranjero.
Hubiera esa intención o no, todos los bufetes consultados admiten que si la ITSS posara sus ojos en ellos, tendrían un problema. La situación más grave, que aún se da en los menos de ellos, es la falta de cumplimiento de la obligación de llevar a cabo un registro de las horas de trabajo, incluida en el Estatuto de los Trabajadores a comienzos de 2019, y que ya por entonces generó un importante revuelo en el sector.
Algo más leve, pero también arriesgada, es la circunstancia que se da en la gran mayoría, en donde llevan a cabo una suerte de doble conteo de horas. Por un lado, existe un registro formal del tiempo de trabajo, que es el que se presentaría a la Administración en caso de inspección. Por otro, también hay habilitado un sistema real de control del rendimiento y la productividad de los profesionales, en donde se apuntan las horas dedicadas a cada una de las tareas que realizan los abogados, y que a diario supera las ocho horas que marca la ley. Lo que figura en cada una de las aplicaciones informáticas, en algunos casos, se parece como un huevo a una castaña, según admiten varios profesionales.
"Que le pregunten a nuestros abogados si quieren empezar a trabajar de nueve a cinco de la tarde, pero cobrando la mitad"
"Todos sabemos lo que hay, por eso nos estamos poniendo de perfil", indica un responsable de Recursos Humanos, que relata que en el pasado se ha intentado, de forma infructuosa, que el Ministerio de Trabajo impulse una regulación en materia de horarios que ofrezca una flexibilidad compatible con su modelo. No hay que olvidar, en este sentido, que los abogados de élite trabajan al servicio de unos clientes (grandes empresas y fondos) que no entienden de horarios de trabajo, sino de necesidades. Y, además, que la estructura de las firmas es una pirámide en la que, cada año, los profesionales rinden al máximo para seguir en la carrera por alcanzar la condición de socios.
"No solo es que tengan unas condiciones privilegiadas, es que, además, aquí ni se obliga ni se engaña a nadie. Quien entra en un gran despacho sabe a lo que se atiene y, si decide salir, no tiene ningún problema en encontrar otro puesto gracias a la formación y la reputación que da trabajar aquí", resumen desde un gran bufete nacional. Un colega de una firma internacional remata: "Que le pregunten a nuestros abogados si quieren empezar a trabajar de nueve a cinco de la tarde, pero cobrando la mitad".
La macroinspección llevada a cabo por Trabajo contra las Big Four ha creado inquietud en muchos de los grandes despachos de abogados presentes en España. La noticia, adelantada ayer por este diario, provocó no pocos comentarios y reuniones ayer en la élite del sector legal, conscientes de que su modelo, intensivo en horas, es también "carne de cañón" [sic] en caso de que la Inspección de Trabajo (ITSS) quisiera poner el foco en estos bufetes. "Si abren el melón, caemos todos", describían ayer gráficamente en la sede una firma internacional.