M. Priede
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Son progresistas, liberales, cosmopolitas; pero se aíslan. Soy del pueblo pero me voy a Galapagar. Soy liberal y partidario de la sociedad abierta, pero los de Carabanchel que aguanten la inmi gración inasimilable, yo no.
La inmi gración descentrará el foco y por tanto nuestra responsabilidad en el conflicto de clases al que vamos, fragmentará la base que pueda poner en peligro mi estatus social.
Los xenófobos y racistas de Burbuja trabajan para la élite, para nosotros, no son otra cosa que pobres mamporreros que encima se creen por encima del bien y del mal.
(1) La simbiosis entre capitalismo y progretariado: la Escuela de la Ignorancia | Burbuja.info
La sociedad del "entetanimiento" y "La escuela de la ignorancia" | Burbuja.info
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La secesión de las élites francesas
La clave del éxito y los fracasos de Macron
GUILLAUME DUROCHER • 23 DE ABRIL DE 2021
• 1.700 PALABRAS • 83 COMMENTS • RESPONDER
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En artículos anteriores, hemos visto cómo el encuestador francés Jérôme Fourquet en su El archipiélago francés ha documentado estadísticamente el auge del liberalismo social , la presencia y el carácter crecientes de los fiel a la religión del amores y el declive general de la identidad compartida en Francia.
Otro fenómeno crucial es lo que Fourquet llama “la secesión cultural, geográfica e ideológica de las élites [francesas]” (p. 94). Por un lado, hay una cierta reducción a medida que los medios de comunicación de la élite francesa han reducido la influencia y el alcance en la población en general, por otro lado, la élite está buscando emanciparse de las limitaciones de la gente, evidenciada por la huida a barrios aburguesados, escuelas privadas y expatriación total.
El declive de los principales medios de comunicación
Ha habido un declive constante de los principales medios de comunicación franceses en los últimos años. La estación de televisión TF1 solía disfrutar de una participación hegemónica del 45% de los espectadores en 1988, cayendo a un mero 20% en 2017 (p. 80). Las tras*misiones de noticias, entretenimiento y eventos deportivos en TF1 significaron que “una gran parte de la población experimentó lo mismo al mismo tiempo” (p. 79). Por el contrario, el aumento del pluralismo de los medios de comunicación ha significado un declive en el consenso social, ya que “los principales medios de comunicación, con sus grandes audiencias, participaron en la creación de una visión común y compartida del mundo” (p. 79).
El periódico nacional Le Monde ha pasado de vender 408.000 números en 2002 a 300.000 en 2016, aunque en todo caso esto no parece demasiado grave dado el aumento del consumo de noticias online. Varias revistas han perdido igualmente entre un 15% y un 30% en ventas. Este cambio ha sometido a las publicaciones impresas a una enorme presión económica que de ninguna manera se compensa con los escasos ingresos por publicidad en línea. Los despidos masivos de periodistas han sido un hecho frecuente.
Fourquet advierte que estamos en la cúspide de cambios aún mayores para los medios, citando nuevamente a los jóvenes: “el panorama mediático y noticioso que se mantiene con dificultad corre el riesgo de tras*formarse por completo en 15 años, cuando la generación de los Baby Boomers, que hacen hasta el último bloque de lectores de prensa y observadores de canales de televisión históricos, habrá fallecido ”(p. 82).
El resultado práctico de un mayor pluralismo en los medios es una disminución del consenso social. Las élites viven cada vez más en su propia realidad definida por los medios heredados que resuenan emocionalmente con ellos. Las clases más bajas están desertando cada vez más y están sujetas a variaciones entrópicas (supuestamente, alrededor de un tercio de los jóvenes franceses creen en “chemtrails” y programas de control del clima [por ejemplo, HAARP ], p. 83).
Aumento de la segregación de clases: gentrificación, escuelas, expatriación
Proporción de personas en París que son trabajadores o empleados no directivos.
Los centros urbanos se han aburguesado con los altos precios de las propiedades. En la década de 1980, los trabajadores y empleados no gerenciales representaban alrededor del 55% de los residentes en ciudades como Lyon, Toulouse, Estrasburgo y Nantes. Hoy en día, representan solo alrededor de un tercio, habiendo sido reemplazados por profesionales urbanos (p. 99).
Las desigualdades sociales también son evidentes en la creciente popularidad de las escuelas privadas. En Francia, las escuelas privadas significan esencialmente escuelas católicas y solían asistir no tanto a la división de clases como a las preferencias religiosas. Ahora, las personas adineradas están más sobrerrepresentadas en el sistema escolar privado, y los padres ansiosos hacen lo que pueden para escapar de las escuelas públicas en declive. Este fenómeno es más severo en las principales ciudades como París y Marsella, donde una gran parte del alumnado público ha sido afroislamizado.
Los nuevos habitantes neցros o fiel a la religión del amores de Francia son generalmente menos sensibles a los problemas del antisemitismo o la santidad del holocausto. Se supone que el acoso a judíos por parte de fiel a la religión del amores está tan extendido que se dice que no queda ni un solo alumno judío en las escuelas públicas de Seine-Saint-Denis, el vasto condado de mayoría afro-islámica que forma la esquina noreste de la gran París. Dos tercios de los padres judíos que optan por enviar a sus hijos a escuelas judías dicen que temen que sus hijos sean atacados por ser judíos (p. 212).
La proporción de estudiantes de familias más pobres se ha derrumbado en las escuelas de élite de Francia. La famosa École nationale d'Administration, la Haute École de Commerce (la mejor escuela de negocios) y otras escuelas de élite han visto caer la proporción de estudiantes de clase baja del 29% en 1950 al 9% en la década de 1990. Hoy, los hijos de directivos y miembros de las clases altas constituyen el 85% de los estudiantes (p. 102). Ya sea debido a la estratificación cognitiva o al nepotismo, la élite y las clases trabajadoras están cada vez más separadas.
Además de la creciente autosegregación de los ricos en sus propios espacios físicos y mediáticos, Fourquet apunta a la desaparición de muchas experiencias comunes entre las clases. Colonias de vacances baratas , básicamente campamentos de verano, solía ser una de esas experiencias que desde entonces se ha fracturado: los ricos ahora optan por experiencias especializadas costosas (montar a caballo ...), los pobres pueden obtener ofertas subvencionadas baratas y alegres de sus municipios, y la clase media está renunciando cada vez más a la experiencia por completo.
Hasta 2002, los jóvenes franceses realizaban el servicio militar independientemente de la clase social (contrariamente a la percepción, las clases altas no servían significativamente menos que la población en general, p. 103). Macron es el primer presidente de la Quinta República francesa que no ha cumplido el servicio militar.
El fenómeno más radical de la secesión de la élite es la expatriación , con las clases adineradas y educadas de Francia yendo al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales y / o impuestos más bajos. En 2002, 385.000 franceses estaban registrados como residentes en el extranjero. Para 2017, la cifra era de 1.264.000, más del triple en solo 15 años (p. 360). Gran Bretaña, Suiza y Luxemburgo son destinos populares, cada uno de los cuales tiene impuestos más bajos, especialmente para las personas con altos ingresos.
Además, el 16% de los ingenieros franceses trabajan ahora en el extranjero, el doble que en 2000 (p. 116). Muchos de ellos pueden ser expatriados permanentes y no ingenieros en una misión temporal en el extranjero.
De manera más general, en Europa, el programa de intercambio de estudiantes Erasmus ha sido un facilitador masivo de la fuga de cerebros de la Europa periférica a los países más ricos del norte de Europa. El programa ha contribuido claramente al desarraigo de los jóvenes europeos educados.
Bélgica, como país parcialmente francófono con bajos impuestos sobre ciertas formas de riqueza, es un destino popular para los exiliados fiscales. Algunos ejemplos destacados incluyen: el actor Gérard Depardieu (aunque recientemente vendió su casa allí), la personalidad de televisión Arthur, Bernard Arnault (propietario de la compañía de moda LVMH) y muchos miembros de la familia Mulliez (propietarios de las principales cadenas minoristas Auchan, Decathlon, Leroy Merlin…). Aproximadamente 50 de los 300 residentes más ricos de Suiza son franceses (págs. 113-4).
La base poderosa pero limitada de Macron
Fourquet argumenta de manera persuasiva que la secesión física y cultural de las altas esferas de la sociedad francesa fue un factor crucial para permitir la elección del centrista-globalista Emmanuel Macron a la presidencia. Observa: “Un síntoma de la magnitud de este éxodo de fuerzas vitales y riquezas francesas es el hecho de que los candidatos electorales ahora hacen el circuito de capitales extranjeros para recaudar fondos” (p. 352). Durante la campaña presidencial de 2017, Macron viajó a Londres seis veces para recaudar fondos entre los expatriados franceses, muchos de los cuales trabajaban en la City, y los expatriados en destinos caros votaron abrumadoramente por él (San Francisco, Washington DC, Montreal ...).
Durante la campaña, el apoyo inicial a Macron se correlacionó con la cantidad que la gente pagaba por el impuesto a la propiedad, sobre la que había propuesto específicamente una exención fiscal. De manera más general, el mejor predictor para el apoyo a Macron es el rendimiento educativo, y los menos educados tienden a apoyar a Marine Le Pen y / o los chalecos amarillos. Francia está estratificada cognitiva, temperamental y económicamente entre "ganadores abiertos" y "perdedores cerrados" (p. 272), o "gente de cualquier lugar" y "gente de algún lugar".
El partido de Macron, La République en Marche ("La República en la Marcha", LREM), logró obtener la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Estos nuevos representantes a menudo carecían de experiencia política y contaban con una proporción sin precedentes de mujeres y minorías étnicas. Sin embargo, a pesar de una campaña orientada en torno a la “democracia participativa y la cercanía con la ciudadanía”, los representantes de la LREM son más elitistas que nunca: el 69% de los miembros del nuevo parlamento son de clases altas, con un marcado declive en la representación de las clases medias (p. 365). El 81% de los miembros del partido LREM son graduados universitarios, frente a solo el 28% de la población en general (p. 368). ¡Qué ejemplo revelador de la ley de hierro de la oligarquía!
Los representantes de Macron a menudo han tenido un comienzo difícil en la vida pública. Uno se quejaba en la radio de que los franceses solo hablaban de bajos salarios y falta de poder adquisitivo. Una representante femenina se quejó de que su salario parlamentario era más bajo de lo que había recibido en el sector privado y que ella y sus compañeros "no estaban seguros de si llegarían al final [de su mandato]". Macron ha sido ampliamente criticado como "el presidente de los ricos".
El éxito de Macron refleja que el ~ 20% superior de Francia se consolida como un bloque cultural y electoral. Sin embargo, como era de esperar, su mensaje globalista particular no podría resonar de manera duradera más allá de este grupo central. Vemos fenómenos similares en otros países cuando la Unión Europea ha lanzado en paracaídas a primeros ministros globalistas, como vimos con Mario Monti en Italia y Dacian Cioloș en Rumanía: el gobierno globalista simplemente carece del atractivo para gobernar solo en un sistema oficialmente democrático. Estos gobiernos colapsan muy pronto, pero su electorado central puede consolidarse políticamente alrededor de ~ 10-20% del electorado (representado por los socialdemócratas en Italia y USR-PLUS en Rumania).
Macron ha ampliado sabiamente su mensaje más allá de las originalidades de su campaña liberal-globalista. Ahora expresa preocupaciones cuasi-proteccionistas característicamente francesas y se ha convertido en el "presidente de todos" giratorio, haciendo declaraciones contradictorias y tomando varias medidas para apelar simultáneamente al creciente electorado despierto y a las inclinaciones básicamente de centroderecha (al menos en seguridad e identidad) de la gran masa de votantes franceses. Para citar solo un ejemplo reciente entre muchos: Macron advierte simultáneamente contra la importación de las guerras culturales estadounidenses despiertas y recientemente le dijo a un medio estadounidense que Francia necesita "deconstruir su historia" para volverse más receptiva a los neցros y fiel a la religión del amores. El tiempo dirá si esto vale la pena en 2022, a partir de hoy, las elecciones son suyas para perder.
Todas estas tendencias estructurales y políticas no auguran nada bueno para Francia. Es poco probable que se supere la fractura interna. El fenómeno de la expatriación es grave y novedoso. Diga lo que diga la gente, la fracción inteligente contribuye de manera desproporcionada a la organización económica y la destreza tecnológica de un país, que a su vez son los pilares fundamentales del poder nacional.
Es cierto que Francia sigue atrayendo a un gran número de profesionales formados del sur y este de Europa, y muchos de estos expatriados franceses no se “pierden en Europa” en la medida en que encuentran un empleo productivo en los países vecinos. Sin embargo, tal como están las cosas hoy en día, la decadencia del tan difamado Estado-nación francés difícilmente se compensa con el surgimiento de una Europa invertébrée.
La inmi gración descentrará el foco y por tanto nuestra responsabilidad en el conflicto de clases al que vamos, fragmentará la base que pueda poner en peligro mi estatus social.
Los xenófobos y racistas de Burbuja trabajan para la élite, para nosotros, no son otra cosa que pobres mamporreros que encima se creen por encima del bien y del mal.
(1) La simbiosis entre capitalismo y progretariado: la Escuela de la Ignorancia | Burbuja.info
La sociedad del "entetanimiento" y "La escuela de la ignorancia" | Burbuja.info
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La secesión de las élites francesas
La clave del éxito y los fracasos de Macron
GUILLAUME DUROCHER • 23 DE ABRIL DE 2021
• 1.700 PALABRAS • 83 COMMENTS • RESPONDER
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En artículos anteriores, hemos visto cómo el encuestador francés Jérôme Fourquet en su El archipiélago francés ha documentado estadísticamente el auge del liberalismo social , la presencia y el carácter crecientes de los fiel a la religión del amores y el declive general de la identidad compartida en Francia.
Otro fenómeno crucial es lo que Fourquet llama “la secesión cultural, geográfica e ideológica de las élites [francesas]” (p. 94). Por un lado, hay una cierta reducción a medida que los medios de comunicación de la élite francesa han reducido la influencia y el alcance en la población en general, por otro lado, la élite está buscando emanciparse de las limitaciones de la gente, evidenciada por la huida a barrios aburguesados, escuelas privadas y expatriación total.
El declive de los principales medios de comunicación
Ha habido un declive constante de los principales medios de comunicación franceses en los últimos años. La estación de televisión TF1 solía disfrutar de una participación hegemónica del 45% de los espectadores en 1988, cayendo a un mero 20% en 2017 (p. 80). Las tras*misiones de noticias, entretenimiento y eventos deportivos en TF1 significaron que “una gran parte de la población experimentó lo mismo al mismo tiempo” (p. 79). Por el contrario, el aumento del pluralismo de los medios de comunicación ha significado un declive en el consenso social, ya que “los principales medios de comunicación, con sus grandes audiencias, participaron en la creación de una visión común y compartida del mundo” (p. 79).
El periódico nacional Le Monde ha pasado de vender 408.000 números en 2002 a 300.000 en 2016, aunque en todo caso esto no parece demasiado grave dado el aumento del consumo de noticias online. Varias revistas han perdido igualmente entre un 15% y un 30% en ventas. Este cambio ha sometido a las publicaciones impresas a una enorme presión económica que de ninguna manera se compensa con los escasos ingresos por publicidad en línea. Los despidos masivos de periodistas han sido un hecho frecuente.
Fourquet advierte que estamos en la cúspide de cambios aún mayores para los medios, citando nuevamente a los jóvenes: “el panorama mediático y noticioso que se mantiene con dificultad corre el riesgo de tras*formarse por completo en 15 años, cuando la generación de los Baby Boomers, que hacen hasta el último bloque de lectores de prensa y observadores de canales de televisión históricos, habrá fallecido ”(p. 82).
El resultado práctico de un mayor pluralismo en los medios es una disminución del consenso social. Las élites viven cada vez más en su propia realidad definida por los medios heredados que resuenan emocionalmente con ellos. Las clases más bajas están desertando cada vez más y están sujetas a variaciones entrópicas (supuestamente, alrededor de un tercio de los jóvenes franceses creen en “chemtrails” y programas de control del clima [por ejemplo, HAARP ], p. 83).
Aumento de la segregación de clases: gentrificación, escuelas, expatriación
Proporción de personas en París que son trabajadores o empleados no directivos.
Los centros urbanos se han aburguesado con los altos precios de las propiedades. En la década de 1980, los trabajadores y empleados no gerenciales representaban alrededor del 55% de los residentes en ciudades como Lyon, Toulouse, Estrasburgo y Nantes. Hoy en día, representan solo alrededor de un tercio, habiendo sido reemplazados por profesionales urbanos (p. 99).
Las desigualdades sociales también son evidentes en la creciente popularidad de las escuelas privadas. En Francia, las escuelas privadas significan esencialmente escuelas católicas y solían asistir no tanto a la división de clases como a las preferencias religiosas. Ahora, las personas adineradas están más sobrerrepresentadas en el sistema escolar privado, y los padres ansiosos hacen lo que pueden para escapar de las escuelas públicas en declive. Este fenómeno es más severo en las principales ciudades como París y Marsella, donde una gran parte del alumnado público ha sido afroislamizado.
Los nuevos habitantes neցros o fiel a la religión del amores de Francia son generalmente menos sensibles a los problemas del antisemitismo o la santidad del holocausto. Se supone que el acoso a judíos por parte de fiel a la religión del amores está tan extendido que se dice que no queda ni un solo alumno judío en las escuelas públicas de Seine-Saint-Denis, el vasto condado de mayoría afro-islámica que forma la esquina noreste de la gran París. Dos tercios de los padres judíos que optan por enviar a sus hijos a escuelas judías dicen que temen que sus hijos sean atacados por ser judíos (p. 212).
La proporción de estudiantes de familias más pobres se ha derrumbado en las escuelas de élite de Francia. La famosa École nationale d'Administration, la Haute École de Commerce (la mejor escuela de negocios) y otras escuelas de élite han visto caer la proporción de estudiantes de clase baja del 29% en 1950 al 9% en la década de 1990. Hoy, los hijos de directivos y miembros de las clases altas constituyen el 85% de los estudiantes (p. 102). Ya sea debido a la estratificación cognitiva o al nepotismo, la élite y las clases trabajadoras están cada vez más separadas.
Además de la creciente autosegregación de los ricos en sus propios espacios físicos y mediáticos, Fourquet apunta a la desaparición de muchas experiencias comunes entre las clases. Colonias de vacances baratas , básicamente campamentos de verano, solía ser una de esas experiencias que desde entonces se ha fracturado: los ricos ahora optan por experiencias especializadas costosas (montar a caballo ...), los pobres pueden obtener ofertas subvencionadas baratas y alegres de sus municipios, y la clase media está renunciando cada vez más a la experiencia por completo.
Hasta 2002, los jóvenes franceses realizaban el servicio militar independientemente de la clase social (contrariamente a la percepción, las clases altas no servían significativamente menos que la población en general, p. 103). Macron es el primer presidente de la Quinta República francesa que no ha cumplido el servicio militar.
El fenómeno más radical de la secesión de la élite es la expatriación , con las clases adineradas y educadas de Francia yendo al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales y / o impuestos más bajos. En 2002, 385.000 franceses estaban registrados como residentes en el extranjero. Para 2017, la cifra era de 1.264.000, más del triple en solo 15 años (p. 360). Gran Bretaña, Suiza y Luxemburgo son destinos populares, cada uno de los cuales tiene impuestos más bajos, especialmente para las personas con altos ingresos.
Además, el 16% de los ingenieros franceses trabajan ahora en el extranjero, el doble que en 2000 (p. 116). Muchos de ellos pueden ser expatriados permanentes y no ingenieros en una misión temporal en el extranjero.
De manera más general, en Europa, el programa de intercambio de estudiantes Erasmus ha sido un facilitador masivo de la fuga de cerebros de la Europa periférica a los países más ricos del norte de Europa. El programa ha contribuido claramente al desarraigo de los jóvenes europeos educados.
Bélgica, como país parcialmente francófono con bajos impuestos sobre ciertas formas de riqueza, es un destino popular para los exiliados fiscales. Algunos ejemplos destacados incluyen: el actor Gérard Depardieu (aunque recientemente vendió su casa allí), la personalidad de televisión Arthur, Bernard Arnault (propietario de la compañía de moda LVMH) y muchos miembros de la familia Mulliez (propietarios de las principales cadenas minoristas Auchan, Decathlon, Leroy Merlin…). Aproximadamente 50 de los 300 residentes más ricos de Suiza son franceses (págs. 113-4).
La base poderosa pero limitada de Macron
Fourquet argumenta de manera persuasiva que la secesión física y cultural de las altas esferas de la sociedad francesa fue un factor crucial para permitir la elección del centrista-globalista Emmanuel Macron a la presidencia. Observa: “Un síntoma de la magnitud de este éxodo de fuerzas vitales y riquezas francesas es el hecho de que los candidatos electorales ahora hacen el circuito de capitales extranjeros para recaudar fondos” (p. 352). Durante la campaña presidencial de 2017, Macron viajó a Londres seis veces para recaudar fondos entre los expatriados franceses, muchos de los cuales trabajaban en la City, y los expatriados en destinos caros votaron abrumadoramente por él (San Francisco, Washington DC, Montreal ...).
Durante la campaña, el apoyo inicial a Macron se correlacionó con la cantidad que la gente pagaba por el impuesto a la propiedad, sobre la que había propuesto específicamente una exención fiscal. De manera más general, el mejor predictor para el apoyo a Macron es el rendimiento educativo, y los menos educados tienden a apoyar a Marine Le Pen y / o los chalecos amarillos. Francia está estratificada cognitiva, temperamental y económicamente entre "ganadores abiertos" y "perdedores cerrados" (p. 272), o "gente de cualquier lugar" y "gente de algún lugar".
El partido de Macron, La République en Marche ("La República en la Marcha", LREM), logró obtener la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Estos nuevos representantes a menudo carecían de experiencia política y contaban con una proporción sin precedentes de mujeres y minorías étnicas. Sin embargo, a pesar de una campaña orientada en torno a la “democracia participativa y la cercanía con la ciudadanía”, los representantes de la LREM son más elitistas que nunca: el 69% de los miembros del nuevo parlamento son de clases altas, con un marcado declive en la representación de las clases medias (p. 365). El 81% de los miembros del partido LREM son graduados universitarios, frente a solo el 28% de la población en general (p. 368). ¡Qué ejemplo revelador de la ley de hierro de la oligarquía!
Los representantes de Macron a menudo han tenido un comienzo difícil en la vida pública. Uno se quejaba en la radio de que los franceses solo hablaban de bajos salarios y falta de poder adquisitivo. Una representante femenina se quejó de que su salario parlamentario era más bajo de lo que había recibido en el sector privado y que ella y sus compañeros "no estaban seguros de si llegarían al final [de su mandato]". Macron ha sido ampliamente criticado como "el presidente de los ricos".
El éxito de Macron refleja que el ~ 20% superior de Francia se consolida como un bloque cultural y electoral. Sin embargo, como era de esperar, su mensaje globalista particular no podría resonar de manera duradera más allá de este grupo central. Vemos fenómenos similares en otros países cuando la Unión Europea ha lanzado en paracaídas a primeros ministros globalistas, como vimos con Mario Monti en Italia y Dacian Cioloș en Rumanía: el gobierno globalista simplemente carece del atractivo para gobernar solo en un sistema oficialmente democrático. Estos gobiernos colapsan muy pronto, pero su electorado central puede consolidarse políticamente alrededor de ~ 10-20% del electorado (representado por los socialdemócratas en Italia y USR-PLUS en Rumania).
Macron ha ampliado sabiamente su mensaje más allá de las originalidades de su campaña liberal-globalista. Ahora expresa preocupaciones cuasi-proteccionistas característicamente francesas y se ha convertido en el "presidente de todos" giratorio, haciendo declaraciones contradictorias y tomando varias medidas para apelar simultáneamente al creciente electorado despierto y a las inclinaciones básicamente de centroderecha (al menos en seguridad e identidad) de la gran masa de votantes franceses. Para citar solo un ejemplo reciente entre muchos: Macron advierte simultáneamente contra la importación de las guerras culturales estadounidenses despiertas y recientemente le dijo a un medio estadounidense que Francia necesita "deconstruir su historia" para volverse más receptiva a los neցros y fiel a la religión del amores. El tiempo dirá si esto vale la pena en 2022, a partir de hoy, las elecciones son suyas para perder.
Todas estas tendencias estructurales y políticas no auguran nada bueno para Francia. Es poco probable que se supere la fractura interna. El fenómeno de la expatriación es grave y novedoso. Diga lo que diga la gente, la fracción inteligente contribuye de manera desproporcionada a la organización económica y la destreza tecnológica de un país, que a su vez son los pilares fundamentales del poder nacional.
Es cierto que Francia sigue atrayendo a un gran número de profesionales formados del sur y este de Europa, y muchos de estos expatriados franceses no se “pierden en Europa” en la medida en que encuentran un empleo productivo en los países vecinos. Sin embargo, tal como están las cosas hoy en día, la decadencia del tan difamado Estado-nación francés difícilmente se compensa con el surgimiento de una Europa invertébrée.
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