Principio de autoridac. Como lo dicen las autoridades, que saben mucho, es la verdad.
Las autoridades tienen una motivación fundamental para mentir. Hacernos creer que la recaudación es poca, a pesar de que los asalariados pagamos del orden del 70% de nuestra renta. Y de paso reducir todas las ratios fundamentales.
Lo que tienen que hacer es bajar los impuestos y reducir el gasto, que la mitad son cosas innecesarias para la gente.
Ya...el gobierno español ha convencido a Eurostat, la ONU, la CIA, el FMI y el Banco Mundial para mentir y convencernos a los españoles. Pero curiosamente, a otros países europeos con recaudaciones sobre el PIB mucho mayores, no les miente.
¿Quién tiene la culpa de que España recaude un 15% menos que Europa en impuestos?
Quién tiene la culpa de que España recaude un 15% menos que Europa en impuestos?
España es el octavo país de la eurozona con menor recaudación y el último de los grandes países europeos, una brecha que explica por qué el Estado del bienestar está menos desarrollado
29/11/2018 05:00 - ACTUALIZADO: 07/11/2019 13:41
Educación, sanidad, pensiones, vivienda… España ha asistido en los últimos años a muchas movilizaciones sociales que reclamaban un Estado del bienestar sólido. El gasto público en España es muy inferior al de la Unión Europea y eso redunda en un Estado del bienestar más precario. Es la consecuencia del bajo nivel recaudatorio que tienen las administraciones públicas. En 2017, la cuña fiscal de España se situó en el 34,5% del PIB, esto es, 6,9 puntos porcentuales menos que en la eurozona.
Esta diferencia no es menor: 6,9 puntos del PIB son más de 80.000 millones de euros, esto es, elevaría la recaudación un 20%. Tal diferencia con Europa hace imposible que España tenga un Estado del bienestar comparable al resto del continente. En 2017, España fue el octavo país del euro con menor recaudación y el último de los grandes. Francia ingresó el equivalente al 48,4% de su PIB, un 40% más que España, y Alemania, un 40,5%, un 17% más que España.
Es importante apuntar que los tres tributos están muy afectados por la economía sumergida, cuyo volumen es especialmente relevante en España. Esto provoca que muchas rentas del trabajo y tras*acciones de bienes y servicios se escapen del control de la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Así se explica una buena parte de la brecha de recaudación con Europa. En otras palabras, todo no se debe a que los tipos impositivos sean más bajos en España, de hecho, en la mayoría de los casos no es así.
La mayor diferencia radica en las cotizaciones sociales a la Seguridad Social de los asalariados, con una brecha de 2,6 puntos del PIB. La aportación del régimen general se divide entre la cuota que paga la empresa, que supone un 23,6% del salario del régimen general y la cuota del empleado, que es del 4,7%. Es esta segunda parte, la que recae directamente sobre el salario del trabajador, la que es mucho menor en España: recauda un 1,8% del PIB, muy lejos del 4,4% del conjunto de la eurozona. Las bases máximas de cotización y la economía sumergida tienen una buena parte de la culpa de este diferencial.
El IRPF explica la segunda gran diferencia, con una brecha de 1,9 puntos respecto a la eurozona. En gran medida, es el resultado de la precariedad del empleo en España, aunque también influyen los bajos tipos impositivos que se aplican. En primer lugar, los salarios más bajos (inferiores a 14.000 euros anuales) están exentos del IRPF y los tramos más bajos aplican tipos muy reducidos. De ahí que los países que tienen muchos trabajadores precarios generen una recaudación del impuesto sobre la renta muy baja.
Pero, además, España tiene los tipos marginales más bajos, muy lejos de Europa, lo que provoca que los salarios más altos aporten menos que en el resto del continente. El tipo marginal más alto en España se sitúa en el entorno del 45% (oscila entre comunidades en función del tipo autonómico), por debajo de los grandes países europeos como Francia (51,5%), Alemania (47,5%) o Italia (47,2%).
La Comisión Europea elabora anualmente un estudio sobre la fiscalidad en los diferentes países y compara el tipo efectivo que soportan las familias por su renta. Para una persona cuyo salario sea equivalente al 50% de la renta media del país y sin hijos, el tipo efectivo que soporta sobre su renta salarial (incluyendo cotizaciones a la Seguridad Social) es del 30,9%. Esto significa que la cuña fiscal sobre los trabajadores es la octava más baja de la eurozona.
Los tipos reducidos del IVA
El IVA cierra el círculo de la baja recaudación de España. En este caso, se debe principalmente a la cantidad de tipos reducidos que aplica el país y que han sido criticados periódicamente por la Comisión Europea, el FMI y la OCDE. En 2017, el IVA aportó el equivalente al 6,5% del PIB, esto es, 0,6 puntos menos que en la eurozona.
Uno de los sectores ‘subsidiados’ con los tipos reducidos del IVA es el de la hostelería. Con el fin de estimular el turismo, todo el sector aplica una tasa del 10% en lugar del 21% habitual. Pero no solo los hoteles aplican esta tasa, también la restauración, lo que amplía la diferencia de recaudación respecto a Europa.
Por el contrario, los impuestos que soportan las empresas se sitúan en línea con la media europea si se tienen en cuenta el impuesto sobre sociedades y las cotizaciones sociales del empleador. La recaudación sobre los beneficios en 2017 se situó en el 2,3% del PIB, cuatro décimas menos que en la eurozona, lo que justificaría la reforma del tributo que propuso el Gobierno.
Sin embargo, la tributación sobre el empleo (las cotizaciones a la Seguridad Social) en España es más gravosa que en el conjunto del continente. Los empleadores (empresas y autónomos) aportaron el equivalente al 8,4% del PIB en cuotas a la Seguridad Social, esto es, nada menos que 1,4 puntos más que el conjunto de la eurozona. Una recaudación que compensa los bajos tipos que se aplican sobre los trabajadores.
Por último, la recaudación con los impuestos del capital en España, principalmente sucesiones, donaciones y patrimonio, es superior a la media europea. Estos tributos son muy polémicos en España, ya que están cedidos a las regiones y aplican tipos impositivos muy diferentes, lo que rompe la unidad de mercado.
Sin embargo, se trata de tributos que generan importantes recursos para financiar la sanidad y la educación, competencias que están tras*feridas a las regiones. Además, son muy progresivos y ayudan a la distribución de la renta, ya que se cargan principalmente sobre las grandes fortunas. En el año 2017, España generó el equivalente al 0,5% del PIB con los impuestos sobre el capital, dos décimas más que la media de la eurozona.