Cuando llegas a los 45 sin hijos o pareja la vida te resulta muy solitaria y triste.
Por los huevones
Estoy rodeado de amigos y familiares con pareja e hijos, sobre todo hijos. Tíos con 50 palos, bigotuda/poco trabajadora/lastre en algunos casos y solos en otros, uno o dos niños, trabajo que les absorbe y dudas cada día más grandes sobre lo que han hecho con sus vidas. Zombies a los que todavía les queda por delante un tercio de una existencia ya sin aliciente, ni ilusión, ni fuerzas. Treinta años de seguir engañándose cada Navidad para poder tirar para adelante, de seguir cometiendo los mismos errores de siempre, de convivencia con ese miedo a lo que nunca intentaron (porque les dijeron que les iría mal) y que les acompañará hasta el día de su fin. Todos lo saben, algunos lo reconocen abiertamente, resignados, y los otros sólo cuando se emborrachan.
Mi calidad de vida nada tiene que ver con la de ellos, y no ya por el tema económico sino sobre todo por la paz mental. En esta fruta sociedad postmoderna el estado perfecto es la soledad.
La especie humana es ganado, propiedad, a ver si os lo metéis en la cabeza. A los creadores de este mundo infernal les importamos una fruta cosa, sólo somos un QR, se divierten manipulando por deporte y lo que más les pone es la manipulación psicológica. Han llevado a las sociedades desarrolladas al punto perfecto para poder jugar con las personas. Por eso los más manipulables somos los del supuesto primer mundo, los más acomodados, los más decadentes, los que ya ni recordamos lo que es una guerra. Los más inteligentes (juas).
Las sociedades tercermundistas son mucho menos manipulables psicológicamente, tan sólo se le puede someter por la fuerza. Curiosamente en esas sociedades todavía se pueden formar familias y ser felices, que no os quepa ninguna duda.