FuturoEuropeo
Madmaxista
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La primera gran bronca entre Enrique Ponce y Ana Soria
«Estaban muy nerviosos, se escuchó el nombre de Paloma Cuevas. Ana parecía llorar», dice un testigo de la pelea en una playa de Cabo de Gata
Cabo de Gata, martes 18 de agosto sobre las doce de la mañana, una pareja discute acaloradamente en la playa almeriense. Son dos personas muy conocidas y atraen la curiosidad de los bañistas, de dos agentes de la Policía Local y de un testigo muy concreto, el «vigilante de la playa», que al ver el alboroto se acercó rápidamente al lugar de los hechos. Se llama Juan José Sánchez y lo que nos cuenta supone la mayor sorpresa que podíamos esperar de la idílica relación entre Enrique Ponce y Ana Soria. Según su relato, no parece tan perfecta como dan a entender sus imágenes cargadas de cariño y felicidad.
Cuesta creerlo, pero Juanjo asegura que «los gritos fueron subiendo de tono y se oían a distancia. No me quedó más remedio que acercarme para ver qué ocurría, y al ver al torero y a su novia discutir acaloradamente me quedé de piedra. Menudo espectáculo… Como vigilante, mi labor es estar atento a todo lo que sucede en la playa y avisar a la gente de las normas establecidas. Por lo que me contaron algunos bañistas que presenciaron los hechos desde sus inicios, esa pareja tuvo una discusión muy fuerte. La cuestión es que fue un episodio muy desagradable y a la vista de todo el mundo. Los motivos del altercado debieron ser muy fuertes para que Ponce se alterara tanto. Yo les vi a los dos muy nerviosos, no supieron controlarse… y saltaron los insultos y los reproches. Incluso el nombre de Paloma Cuevas sale a la luz, por lo que me da a entender que algo relacionado con la ex mujer de este señor podría haber sido la principal causa de su enfrentamiento». Nuestro interlocutor añade que «el rostro de esa chica era todo un poema, parecía haber llorado, se la veía muy afectada».
Paloma Cuevas guarda silencio
Dicen también que Ana comienza a darse cuenta de lo que significa compartir la vida con un torero, que el revolcón que sufrió Ponce hace unos días en una plaza por culpa de un astado le ha abierto los ojos. Que no es lo mismo presenciar una corrida como simple espectadora que hacerlo cuando quien torea es el amor de tu vida. Los nervios, la angustia y la ansiedad son malos compañeros de viaje. Bien lo saben todas las parejas de toreros, sobre todo aquellas que son incapaces de acudir al ruedo y esperan la llamada en casa tras el festejo.
Así lo hacía Paloma Cuevas, en eso no se parece a Soria. Hoy sufre en silencio al lado de sus dos hijas, mientras el padre de sus niñas se exhibe públicamente con una mujer a las que las crías no conocen. No tenemos constancia de que Enrique haya visitado a sus hijas. Septiembre será un mes crucial en el proceso de divorcio de Ponce y Cuevas. A nuestros oídos llega el mensaje de que no será tan fácil como se ha publicado, que las dos partes no están tan bien avenidas como parece. Y que el respeto y el cariño que sigue demostrando Paloma a quien tanto quiso, podría tras*formarse en otra cosa a la hora de verse las caras en un juzgado. Ya veremos si en el momento de repartirse los bienes matrimoniales no surgen contratiempos inesperados que alarguen la causa. Un posible problema para un hombre que tiene a la vista la temporada taurina en las Américas y que quiere casarse con su jovencísima novia lo antes posible. Lo que tiene muy difícil es convencer a Paloma para que no le ponga trabas al solicitar la anulación eclesiástica para unirse en matrimonio con Ana por la Iglesia.
/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/larazon/33VFTNSUEZFTZOZMEYNTJAXZII.jpg "Enrique Ponce sufre una cogida en El Puerto de Santa María")
El torero Enrique Ponce y su pareja Ana Soria se muestran muy cariñosos al final de la corrida de toros, en El Puerto de Santa María./Foto: Europa Press /Europa Press
Fue nuestro periódico quien adelantó en exclusiva a principios de agosto que la estudiante de Derecho y el torero han fijado la fecha del mes de junio del 2021 para convertirse legalmente en marido y mujer. Y que la familia de Ana ha dado su beneplácito a que se formalice una unión con la que están encantados desde que se enteraron de la relación.
Del amor al repruebo, un solo paso
Cuentan que Ponce es celoso, que le molesta ver cómo la gente mira con admiración el estupendo físico de Ana. Quiere mimetizarse en uno más de la cuchipandi de su chica y comienza a parecerse a un maduro gruñón, en el «pagafantas», como le bautizaron en una web. El torero está muy ilusionado con la veinteañera.
«Estaban muy nerviosos, se escuchó el nombre de Paloma Cuevas. Ana parecía llorar», dice un testigo de la pelea en una playa de Cabo de Gata
Cabo de Gata, martes 18 de agosto sobre las doce de la mañana, una pareja discute acaloradamente en la playa almeriense. Son dos personas muy conocidas y atraen la curiosidad de los bañistas, de dos agentes de la Policía Local y de un testigo muy concreto, el «vigilante de la playa», que al ver el alboroto se acercó rápidamente al lugar de los hechos. Se llama Juan José Sánchez y lo que nos cuenta supone la mayor sorpresa que podíamos esperar de la idílica relación entre Enrique Ponce y Ana Soria. Según su relato, no parece tan perfecta como dan a entender sus imágenes cargadas de cariño y felicidad.
Cuesta creerlo, pero Juanjo asegura que «los gritos fueron subiendo de tono y se oían a distancia. No me quedó más remedio que acercarme para ver qué ocurría, y al ver al torero y a su novia discutir acaloradamente me quedé de piedra. Menudo espectáculo… Como vigilante, mi labor es estar atento a todo lo que sucede en la playa y avisar a la gente de las normas establecidas. Por lo que me contaron algunos bañistas que presenciaron los hechos desde sus inicios, esa pareja tuvo una discusión muy fuerte. La cuestión es que fue un episodio muy desagradable y a la vista de todo el mundo. Los motivos del altercado debieron ser muy fuertes para que Ponce se alterara tanto. Yo les vi a los dos muy nerviosos, no supieron controlarse… y saltaron los insultos y los reproches. Incluso el nombre de Paloma Cuevas sale a la luz, por lo que me da a entender que algo relacionado con la ex mujer de este señor podría haber sido la principal causa de su enfrentamiento». Nuestro interlocutor añade que «el rostro de esa chica era todo un poema, parecía haber llorado, se la veía muy afectada».
Paloma Cuevas guarda silencio
Dicen también que Ana comienza a darse cuenta de lo que significa compartir la vida con un torero, que el revolcón que sufrió Ponce hace unos días en una plaza por culpa de un astado le ha abierto los ojos. Que no es lo mismo presenciar una corrida como simple espectadora que hacerlo cuando quien torea es el amor de tu vida. Los nervios, la angustia y la ansiedad son malos compañeros de viaje. Bien lo saben todas las parejas de toreros, sobre todo aquellas que son incapaces de acudir al ruedo y esperan la llamada en casa tras el festejo.
Así lo hacía Paloma Cuevas, en eso no se parece a Soria. Hoy sufre en silencio al lado de sus dos hijas, mientras el padre de sus niñas se exhibe públicamente con una mujer a las que las crías no conocen. No tenemos constancia de que Enrique haya visitado a sus hijas. Septiembre será un mes crucial en el proceso de divorcio de Ponce y Cuevas. A nuestros oídos llega el mensaje de que no será tan fácil como se ha publicado, que las dos partes no están tan bien avenidas como parece. Y que el respeto y el cariño que sigue demostrando Paloma a quien tanto quiso, podría tras*formarse en otra cosa a la hora de verse las caras en un juzgado. Ya veremos si en el momento de repartirse los bienes matrimoniales no surgen contratiempos inesperados que alarguen la causa. Un posible problema para un hombre que tiene a la vista la temporada taurina en las Américas y que quiere casarse con su jovencísima novia lo antes posible. Lo que tiene muy difícil es convencer a Paloma para que no le ponga trabas al solicitar la anulación eclesiástica para unirse en matrimonio con Ana por la Iglesia.
Fue nuestro periódico quien adelantó en exclusiva a principios de agosto que la estudiante de Derecho y el torero han fijado la fecha del mes de junio del 2021 para convertirse legalmente en marido y mujer. Y que la familia de Ana ha dado su beneplácito a que se formalice una unión con la que están encantados desde que se enteraron de la relación.
Del amor al repruebo, un solo paso
Cuentan que Ponce es celoso, que le molesta ver cómo la gente mira con admiración el estupendo físico de Ana. Quiere mimetizarse en uno más de la cuchipandi de su chica y comienza a parecerse a un maduro gruñón, en el «pagafantas», como le bautizaron en una web. El torero está muy ilusionado con la veinteañera.
