El pecado más habitual entre los de las izquierdas es la envidia, pero entre los de las derechas es la soberbia, y mira que nos bautizan para quitárnoslo, pero que ni raspando sale oiga. Luego entiendo yo, dado su grado de suficiencia, que cojeará usté, mesié -igual que yo- más de la pata derecha que de la izquierda.
Pero es bien sabido que esto es Espain y todos cojeamos de las dos patas:
Espain is diferent.
Bien, vale, nos podemos poner en guerra con Iráq o con Afganistán. ¿Y?. O con Libia oiga, y aquello no es achacable a los gringos, que éso fue cosa europea. Que ocurrió cuando pilinguin -o Putín, nunca sé cómo acentuar los apellidos rusos- subió el precio del gas con el que se calienta la Europa Central ésa y se lo empezaron a escamotear los ucranianos y cortó el grifo sin más miramientos, total que los alemanes se acabaron asustando. Pero como hay un gaseoducto que atraviesa Italia de sur a norte y parte desde Libia, don Gadaffi a t.p.c.* de un día para otro sin más miramientos.
Y, hala: los de la Cirenaica contra los de la Tripolitania igual que pasaba desde antes de Tutmosis II.
Hoy día se han instalado por allí maffias, puede que incluso mexicanas, que igual que venden gas, venden pasajes a polizones, espías e infiltrados dentro del tráfico humano ése.
Ná, como ve usté mesié: ni chispa conocimiento.
¿Y piensa que así, con estos mimbres, vamos a ganar una guerra?.
¿Qué pasa si los el otro lado no admiten la declaración de guerra o si se rinden sin pelear?, ¿A ver para qué va a ir alguien por allí a ocupar ná de ná?.
Para declarar una guerra señor, hay que saber primero quién puñetas es el enemigo.
(*) Nota para dar el cante: t.p.c. = tomar por ojo ciego.
