China se construyó y destruyó de forma cíclica durante 2.000 años. Desde la unificación de Shi Huan-Di, hasta la proclamación de la república en 1912. Sería el equivalente a que el Imperio Romano hubiese durado hasta el siglo XX, y que a los alubio*-claudios, flavios, antoninos, severos... les siguieran los Fernández de Córdoba, los Medici, los Estuardo... pero que las fronteras hubieran seguido intactas, así como su base cultural.
Es curioso, por que los conocimientos y el progreso técnico no se perdían con los cambios de dinastía. La insurrección campesina que se cargó a los Qin irónicamente se llevaron a cabo con las armas que éstos habían inventado: ballestas y estribos; y la Muralla China no sólo no se destruyó, sino que se amplió. Igualmente, en China vemos un desarrollo imparable sobre productividad agraria, descubrimientos químicos, diseño de barcos... insisto, a pesar de las guerras civiles que ocurrían de forma impredecible (dinastías como la Sui, apenas duraron 35 años).
Lo que sucedió en Asiria, Roma, el Sacro Imperio... no sucedió en China.