HUMANO DE PLATA
Madmaxista
Bandas organizadas revenden viviendas a las que han accedido con una patada en la puerta.
Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
En los últimos tres años, la empresa STM Seguridad Integrada ha pasado de ser una importante cerrajería a instalar medio centenar de puertas antiocupas al día, y sólo en Catalunya.
FENÓMENO EN EXPANSIÓN
Recién llegados al apartamento. El joven dominicano pagó hace un mes por la llave de un piso nuevo que él ha estrenado en Terrassa.
El citado individuo es uno de los muchos mafiosos que en los últimos dos años se han aprovechado del grave problema de la falta de vivienda para sacar su tajada. Se trata de gente cada vez más organizada que busca en internet o los registros oficiales pisos vacíos propiedad de los bancos. Son sus preferidos. ¿Por qué? Pues porque la entidad tardará en reaccionar y cuando quiera sacar al ocupa, en muchas ocasiones por la presión del resto de los vecinos, acabará pagando una buena compensación económica para que se vayan. Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
“Es necesario desenmascarar cuanto antes a este tipo de mafias”, asegura la concejal socialista en el Ayuntamiento de Terrassa Lluïsa Melgares, responsable de Políticas Sociales y Vivienda. Su consistorio fue el primero en elaborar un censo de viviendas vacías. ¿Con qué fin? “Penalizar con altas multas a los bancos y grandes propietarios que se desentienden de sus pisos vacíos”.
Melgares se refiere a dos modalidades de mafiosos. Por un lado, los que abren pisos de una patada y revenden luego las llaves a personas que realmente lo necesitan.Y, por otra parte, las entidades bancarias que, a través de mediadores, pagan a los inquilinos importantes cantidades de dinero para que se vayan. “Este nuevo fenómeno está produciendo un efecto llamada muy preocupantes y consolidando una situación de descontrol absoluto”, insiste la concejal de Terrassa.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
Para la concejal de Terrassa esta situación es intolerable porque esas viviendas, que el Consistorio podría gestionar para familias que realmente lo necesitan, caen en manos de gente que están fuera de cualquier control. “Las personas que llevan tres años viviendo en Terrassa, que por renta precisan un alquiler social y cumplen unas normas cívicas de convivencia con el resto de vecinos les ayudamos. Al resto no podemos apoyarlos, porque estamos descubriendo personas que se están aprovechando”, insiste.
Hay una realidad sobre la ocupación que queda oculta tras las grandes entradas en bloques de bancos o administraciones, que son aquellas viviendas de particulares que las han conseguido por herencia o que están desocupadas por enfermedad de lo dueños ya mayores. De la noche a la mañana alguien entra de una patada. Esos pisos tampoco son hoy en día nada fáciles de recuperar. Y esas ocupaciones han empezado a ser tan habituales en algunos barrios de Barcelona que incluso hay propietarios que alquilan o compran estas puertas antiocupas para proteger sus viviendas. “Hay gente que blinda la casa durante el tiempo que su progenitora está en el hospital”, asegura un responsable de la empresa.
El citado individuo es uno de los muchos mafiosos que en los últimos dos años se han aprovechado del grave problema de la falta de vivienda para sacar su tajada. Se trata de gente cada vez más organizada que busca en internet o los registros oficiales pisos vacíos propiedad de los bancos. Son sus preferidos. ¿Por qué? Pues porque la entidad tardará en reaccionar y cuando quiera sacar al ocupa, en muchas ocasiones por la presión del resto de los vecinos, acabará pagando una buena compensación económica para que se vayan. Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
“Es necesario desenmascarar cuanto antes a este tipo de mafias”, asegura la concejal socialista en el Ayuntamiento de Terrassa Lluïsa Melgares, responsable de Políticas Sociales y Vivienda. Su consistorio fue el primero en elaborar un censo de viviendas vacías. ¿Con qué fin? “Penalizar con altas multas a los bancos y grandes propietarios que se desentienden de sus pisos vacíos”.
Melgares se refiere a dos modalidades de mafiosos. Por un lado, los que abren pisos de una patada y revenden luego las llaves a personas que realmente lo necesitan.Y, por otra parte, las entidades bancarias que, a través de mediadores, pagan a los inquilinos importantes cantidades de dinero para que se vayan. “Este nuevo fenómeno está produciendo un efecto llamada muy preocupantes y consolidando una situación de descontrol absoluto”, insiste la concejal de Terrassa.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
Para la concejal de Terrassa esta situación es intolerable porque esas viviendas, que el Consistorio podría gestionar para familias que realmente lo necesitan, caen en manos de gente que están fuera de cualquier control. “Las personas que llevan tres años viviendo en Terrassa, que por renta precisan un alquiler social y cumplen unas normas cívicas de convivencia con el resto de vecinos les ayudamos. Al resto no podemos apoyarlos, porque estamos descubriendo personas que se están aprovechando”, insiste.
Otro dato permite ayudar a entender mejor este problema cada vez más asentada en algunos municipios. En los últimos tres años, la empresa STM Seguridad Integrada ha pasado de ser una importante cerrajería a instalar medio centenar de puertas antiocupas al día, y sólo en Catalunya.
Hay una realidad sobre la ocupación que queda oculta tras las grandes entradas en bloques de bancos o administraciones, que son aquellas viviendas de particulares que las han conseguido por herencia o que están desocupadas por enfermedad de lo dueños ya mayores. De la noche a la mañana alguien entra de una patada. Esos pisos tampoco son hoy en día nada fáciles de recuperar. Y esas ocupaciones han empezado a ser tan habituales en algunos barrios de Barcelona que incluso hay propietarios que alquilan o compran estas puertas antiocupas para proteger sus viviendas. “Hay gente que blinda la casa durante el tiempo que su progenitora está en el hospital”, asegura un responsable de la empresa.
Una moto en el rellano
La presidenta de una comunidad de vecinos de Terrassa batalla contra las ocupaciones de los pisos vacíos de su inmueble propiedad del banco
Sandra Rodríguez Loreto, la presidenta de una comunidad de vecinos de un barrio obrero de Terrassa, lidera una batalla con tintes épicos contra los ocupas de su edificio. De los siete inquilinos que llegaron a vivir ilegalmente, sólo queda uno, pero no baja la guardia. Junto al resto de vecinos intenta que siempre haya uno de guardia en el edificio por si se produce un nuevo intento de ocupación. Parece cosa de locos, pero *incluso comparten un grupo de WhatsApp en el que se alertan de cualquier ruido desconocido. A los extraños que se asoman por esta escalera se les somete a todo tipo de preguntas. No se fían de nadie.
“Nos ha costado muchísimo que se vayan y ahora no vamos a consentir que vuelvan a convertirse en nuestros vecinos gente que ni sabe convivir, ni quiere, ni están en situación precaria para ocupar un piso por la cara”, asegura la presidenta. Su bloque ilustra la situación de muchos otros inmuebles en Catalunya.
Durante los últimos meses y ante la incansable insistencia de Sandra, el banco designó un mediador para que negociara con los ocupas. “Les han ido pagando para que se fueran” ¿Cuánto dinero? “Ni idea, pero ninguno se fue llorando, al contrario. Seguro que ya están en otro de los pisos que se pueden ocupar comprando una llave. Hasta que les vuelvan a pagar para irse de allí”, relata la presidenta, que insiste en que los ocupas que vivieron en su comunidad no eran personas sin recursos sino “jetas consumados que han encontrado en la ocupación social una forma de vivir del cuento y conseguir un dinero fácil cada vez que les echan”.
La vanguardia:
La ocupación mafiosa de pisos se generaliza en Catalunya
Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
En los últimos tres años, la empresa STM Seguridad Integrada ha pasado de ser una importante cerrajería a instalar medio centenar de puertas antiocupas al día, y sólo en Catalunya.
FENÓMENO EN EXPANSIÓN
Recién llegados al apartamento. El joven dominicano pagó hace un mes por la llave de un piso nuevo que él ha estrenado en Terrassa.
El citado individuo es uno de los muchos mafiosos que en los últimos dos años se han aprovechado del grave problema de la falta de vivienda para sacar su tajada. Se trata de gente cada vez más organizada que busca en internet o los registros oficiales pisos vacíos propiedad de los bancos. Son sus preferidos. ¿Por qué? Pues porque la entidad tardará en reaccionar y cuando quiera sacar al ocupa, en muchas ocasiones por la presión del resto de los vecinos, acabará pagando una buena compensación económica para que se vayan. Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
“Es necesario desenmascarar cuanto antes a este tipo de mafias”, asegura la concejal socialista en el Ayuntamiento de Terrassa Lluïsa Melgares, responsable de Políticas Sociales y Vivienda. Su consistorio fue el primero en elaborar un censo de viviendas vacías. ¿Con qué fin? “Penalizar con altas multas a los bancos y grandes propietarios que se desentienden de sus pisos vacíos”.
Melgares se refiere a dos modalidades de mafiosos. Por un lado, los que abren pisos de una patada y revenden luego las llaves a personas que realmente lo necesitan.Y, por otra parte, las entidades bancarias que, a través de mediadores, pagan a los inquilinos importantes cantidades de dinero para que se vayan. “Este nuevo fenómeno está produciendo un efecto llamada muy preocupantes y consolidando una situación de descontrol absoluto”, insiste la concejal de Terrassa.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
Para la concejal de Terrassa esta situación es intolerable porque esas viviendas, que el Consistorio podría gestionar para familias que realmente lo necesitan, caen en manos de gente que están fuera de cualquier control. “Las personas que llevan tres años viviendo en Terrassa, que por renta precisan un alquiler social y cumplen unas normas cívicas de convivencia con el resto de vecinos les ayudamos. Al resto no podemos apoyarlos, porque estamos descubriendo personas que se están aprovechando”, insiste.
Hay una realidad sobre la ocupación que queda oculta tras las grandes entradas en bloques de bancos o administraciones, que son aquellas viviendas de particulares que las han conseguido por herencia o que están desocupadas por enfermedad de lo dueños ya mayores. De la noche a la mañana alguien entra de una patada. Esos pisos tampoco son hoy en día nada fáciles de recuperar. Y esas ocupaciones han empezado a ser tan habituales en algunos barrios de Barcelona que incluso hay propietarios que alquilan o compran estas puertas antiocupas para proteger sus viviendas. “Hay gente que blinda la casa durante el tiempo que su progenitora está en el hospital”, asegura un responsable de la empresa.
El citado individuo es uno de los muchos mafiosos que en los últimos dos años se han aprovechado del grave problema de la falta de vivienda para sacar su tajada. Se trata de gente cada vez más organizada que busca en internet o los registros oficiales pisos vacíos propiedad de los bancos. Son sus preferidos. ¿Por qué? Pues porque la entidad tardará en reaccionar y cuando quiera sacar al ocupa, en muchas ocasiones por la presión del resto de los vecinos, acabará pagando una buena compensación económica para que se vayan. Los que compran las llaves de estos pisos ocupados reciben la garantía de que sólo podrán ser desalojados con dinero o también a cambio de otro piso. Pero que nunca saldrán perdiendo.
“Es necesario desenmascarar cuanto antes a este tipo de mafias”, asegura la concejal socialista en el Ayuntamiento de Terrassa Lluïsa Melgares, responsable de Políticas Sociales y Vivienda. Su consistorio fue el primero en elaborar un censo de viviendas vacías. ¿Con qué fin? “Penalizar con altas multas a los bancos y grandes propietarios que se desentienden de sus pisos vacíos”.
Melgares se refiere a dos modalidades de mafiosos. Por un lado, los que abren pisos de una patada y revenden luego las llaves a personas que realmente lo necesitan.Y, por otra parte, las entidades bancarias que, a través de mediadores, pagan a los inquilinos importantes cantidades de dinero para que se vayan. “Este nuevo fenómeno está produciendo un efecto llamada muy preocupantes y consolidando una situación de descontrol absoluto”, insiste la concejal de Terrassa.
En ese municipio, por ejemplo, en el bloque ocupado recientemente de la carretera de Montcada todos los nuevos inquilinos habían recibido la visita de un mediador. ¿Qué piden ustedes? “Pues depende, dinero si la suma que nos ofrecen es interesante, o un alquiler social si nos podemos quedar aquí, porque realmente la casa nos encanta y será difícil encontrar un piso nuevo mejor que éste”, añade uno de los inquilinos. Su situación no es de vulnerabilidad. Trabaja en un restaurante y hasta que compró la llave vivía con sus padres.
Para la concejal de Terrassa esta situación es intolerable porque esas viviendas, que el Consistorio podría gestionar para familias que realmente lo necesitan, caen en manos de gente que están fuera de cualquier control. “Las personas que llevan tres años viviendo en Terrassa, que por renta precisan un alquiler social y cumplen unas normas cívicas de convivencia con el resto de vecinos les ayudamos. Al resto no podemos apoyarlos, porque estamos descubriendo personas que se están aprovechando”, insiste.
Otro dato permite ayudar a entender mejor este problema cada vez más asentada en algunos municipios. En los últimos tres años, la empresa STM Seguridad Integrada ha pasado de ser una importante cerrajería a instalar medio centenar de puertas antiocupas al día, y sólo en Catalunya.
Hay una realidad sobre la ocupación que queda oculta tras las grandes entradas en bloques de bancos o administraciones, que son aquellas viviendas de particulares que las han conseguido por herencia o que están desocupadas por enfermedad de lo dueños ya mayores. De la noche a la mañana alguien entra de una patada. Esos pisos tampoco son hoy en día nada fáciles de recuperar. Y esas ocupaciones han empezado a ser tan habituales en algunos barrios de Barcelona que incluso hay propietarios que alquilan o compran estas puertas antiocupas para proteger sus viviendas. “Hay gente que blinda la casa durante el tiempo que su progenitora está en el hospital”, asegura un responsable de la empresa.
Una moto en el rellano
La presidenta de una comunidad de vecinos de Terrassa batalla contra las ocupaciones de los pisos vacíos de su inmueble propiedad del banco
Sandra Rodríguez Loreto, la presidenta de una comunidad de vecinos de un barrio obrero de Terrassa, lidera una batalla con tintes épicos contra los ocupas de su edificio. De los siete inquilinos que llegaron a vivir ilegalmente, sólo queda uno, pero no baja la guardia. Junto al resto de vecinos intenta que siempre haya uno de guardia en el edificio por si se produce un nuevo intento de ocupación. Parece cosa de locos, pero *incluso comparten un grupo de WhatsApp en el que se alertan de cualquier ruido desconocido. A los extraños que se asoman por esta escalera se les somete a todo tipo de preguntas. No se fían de nadie.
“Nos ha costado muchísimo que se vayan y ahora no vamos a consentir que vuelvan a convertirse en nuestros vecinos gente que ni sabe convivir, ni quiere, ni están en situación precaria para ocupar un piso por la cara”, asegura la presidenta. Su bloque ilustra la situación de muchos otros inmuebles en Catalunya.
Durante los últimos meses y ante la incansable insistencia de Sandra, el banco designó un mediador para que negociara con los ocupas. “Les han ido pagando para que se fueran” ¿Cuánto dinero? “Ni idea, pero ninguno se fue llorando, al contrario. Seguro que ya están en otro de los pisos que se pueden ocupar comprando una llave. Hasta que les vuelvan a pagar para irse de allí”, relata la presidenta, que insiste en que los ocupas que vivieron en su comunidad no eran personas sin recursos sino “jetas consumados que han encontrado en la ocupación social una forma de vivir del cuento y conseguir un dinero fácil cada vez que les echan”.
La vanguardia:
La ocupación mafiosa de pisos se generaliza en Catalunya
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