Vicent74_borrado
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"Una historia de vida"
Llevaba idea de contar una historia divertida, de las muchas, o no tantas, que me hayan podido suceder en esta vida. Esta historia cuenta el lapso corto de tres años, en que conocí a un amigo del instituto, Luis Mercader, y es completamente cierta...
Una mañana de septiembre de 1989 llegué aquel infame instituto de FP de un pueblo de las cercanías. Digo infame porque yo quería estudiar BUP, pero no fui a las recuperaciones de septiembre, porque pensé que para lo bien que las hice en 4º y lo poco que me sirvieron, pasaba de darles el gusto de ir a las recuperaciones de 8º y me iba a FP. No les iba a dar el gusto de quedarme un año más en aquel frío colegio...
Las clases empezaron mal, nada más entrar en aquella aula percibí que el grado de civismo quizá no era el esperado, puede que esto fuera debido al detalle quizá sin mucha importancia de que las sillas y las mesas iban volando de un sitio para otro del aula, minutos antes que llegara el profesor.
Pensé "donde me he metido" y acaparé uno de auquellos pupitres y me senté en una de las esquinas... Llegó el profesor de ética, erala única clase en la que yo tenía esperanzas de no morirme de ardor de estomago en aquel curso, cuando el profesor escribió una palabra en la pizarra ESTATUS.
El profesor de ética, un treintañero con greñas a "lo Rosendo", preguntó a la clase si alguien sabía qué quería decir aquella palabra, y la clase enmudeció. Levanté tímidamente la manoy di mi explicación ad hoc sobre lo que es el estatus... Posiblemente toda aquella parafernalia vino por mí, yo era el único chico de aquella clase que vestía un tanto pijín, los otros eran greñudos, "coveros" de las cuevas del pueblo y otras gentes de mal vivir, y allí estaba yo con mis pantalones Chevignon y mi camisa a rayas de ejecutivo...
El profesor atendió mi respuesta y me miró de soslayo, en ese momento supe que ninguna de aquellas clases del curso 89-90 de electrónica me iban a servir para nada...
Siguiendo con la dinámica de lo que es una clase para un progre greñudo hicimos lo que se llama una dinámica de presentación; teníamos que escribir nuestro nombre y algo de lo que estuviéramos orgullosos en un papelito y meterlo en una caja de cartón. Luego íbamos a la caja y sacábamos un papel, leímos el nombre en voz alta y nos íbamos hablar con la persona con la que nos hubiera tocado; a mí me tocó Luis Mercader y en su papelito ponía que estaba orgulloso de haber dejado de fumar...
Lueis Mercader era un tipo no muy alto pero espigado, llevaba siempre el pelo cortado con raya al lado, pero largo y su nariz era aguileña, lo que le dotaba de una sonrisa parecida a la Filemón Pi...
Me sentí avergonzado de aquella cosa de la que debía sentirme orgulloso, pues a mis 16 años no encontré ninguna para estarlo...
Pasó el curso, me hice amigo de otros chicos y por fin llegó junio. Había hecho más o menos como enEGB, después de suspenderme 4º, la ley del mínimo esfuerzo y había suspendido 4; tecnología, prácticas, inglés y dibujo técnico.
Esta vez sí me presenté a las recuperaciones, a ver que sucedía en aquel nuevo instituto y aunque no había tenido tiempo de prepararme debidamente los exámenes, pues yo ya ayudaba a mis padres los veranos en la tienda de comestibles, el profesor de tecnología vino después del exámen y me dijo estas palabras "te vamos aprobar, pero seguramente suspendas 2º".
¡Yuhuuu! Estaba contento. Aquel sábado salí a celebrarlo con los colegas y se armó una buena. Se armó una buena en el cielo, como no recuerdo otra, comenzó a llover a eso de las 10:30 de la noche, con una fuerza inusitada y no paró hasta el día siguiente...
Recuerdo estar en el quicio de casa de mi abuela, resguardándome de la lluvia, aunque ya calado y mi tía felicitándome por el aprobado. Seguidamente nos fuimos a un pub local donde se había tenido que trasladar por aluminosis de la finca donde siempre tuvo el local y donde apenas ya iba nadie, y de ahí bajamos a ver el barranco.
La luz se había cortado en el pueblo y del barranco salía un rumor como a rocas arrastrando, éramos conscientes que el barranco bajaba a todo su caudal y ya llevábamos unos cuantos quintos en el cuerpo cuando la estela de agua que saltaba por encima de una de las escaleras metálicas que bajaban al barranco desapareció, yo no lo comprendí al instante, pero alguien dijo y alguien dijo "¡¡la ha arrancado!!, la fuerza del agua se había llevado la escalera de metal falcada al suelo del barranco y el muro...
Entonces, de repente, un rayo iluminó la superficie del barranco y vimos un bulto navegando a través de la corriente. Como éramos apenas unos niños e íbamos un poco bebidos alguien dijo "¡mira, una vaca!". En un ejercicio de exaltación de la imaginación, pues en nuestro pueblo sólo había una vaca, la de la tía Cecilia, y ésta creo que ya hacía algunos años que había muerto...
Era un coche o una furgoneta... Al día siguiente fuimos a recorrer el barranco y el espectáculo era dantesco. Aplastados sobre los pilares del viejo puente romano había no menos de tres coches, entre ellos el BMW del chulito local de moda, un carnicero, y ¿por qué no decirlo? Yo me sentí un tanto culpable, aunque ¡qué huevones! Llovió porque haría un verano húmedo y caluroso, casi tanto como este 2015...
Entonces empezamos 2º, recuerdo encontrarme con Mercader en el porche del instituto. Él se había marchado a Automoción y nos contaba que era del todo feliz, que las clases le iban muy bien, como anillo al dedo y que estaba disfrutando de lo lindo. Para mis fueros yo sabía que si hubiera hecho lo mismo que él, habría sido igual de feliz, pues a mí la mecánica me encantaba, pero no quería acomodarme, pues por lo que yo sentía verdadera vocación y fascinación era por la Cultura con mayúsculas...
Aquel año nos compraron sendas motos de 74cc a Luis Mercader y a mí, a mí una Yamaha TZR 80 y a el una Honda NSR. Así que cierta tarde de invierno quedamos para ir a probarlas a El Garbí, un puerto de montaña, cercano a mi población.
Recuerdo que bajamos bien, sin incurrir en demasiado riesgos, pero al subir fuimos a darlo todo y yo tuve que dar una patada al suelo para levantar la moto en cierta curva porque se me fue del tren anterior... (años más tarde me quebraría este mismo tobillo por casi lo mismo..).
El diagnóstico suyo fue que de todas la TZR que conocía, la mía era la más "tiraba", aunque su NSR subió más rauda el puerto de montaña. Era normal, mi moto llevaba un chasis que pesaba el doble que el suyo, un DELTABOX en doble viga, y la moto tenía bastante más peso que las Honda NSR inspiradas en el cuerpo del delfín...
Quedamos para "hacer una salida" a "Montanejos" otro puerto de montaña, esta vez más lejos, junto a otra NSR y dos NS1.
Recuerdo que íbamos por la carretera principal, cuando a mi amigo el de la otra NSR se le ocurrió girar por una carretera que no habíamos ido nunca, y tiró delante. Mi amigo Mercader lo siguió y detrás de él iba yo a la zaga...
Germán, que era el piloto de la NSR en cabeza se desmarcó un poco y llegamos a un tramo rápido, de curvas entrelazadas, dentro del propio puerto de montaña, pero... De repente, al parecer, después del tramo de cuvas entrelazadas rápidas (de 100km/h +/-) había una curva cerrada y Germán, que iba en cabeza la vio y frenó, pero Mercader, que iba como a 50 metro debió no darse cuenta de la maniobra y se la comió, se hizo un recto, y detrás de él, fui yo...
Salió volando de la carretera, lo vi perfectamente, con los brazos levantados y las piernas extendidas, mientras su moto caía a lo que parecía un barranquito, juro que vi esa escena y mi mente discernió rápido y pensé "ahí no caigo". Entonces tiré de "hierro", del disco delantero de mi TZR, y gracias a que compré la moto con unos neumáticos Top de la gama, unos Michelí Hi sport, pude clavar la rueda delantera de mi moto a escasos 2 cm de la gravilla y la tierra que me hubiera llevado irremisiblemente a caer encima de Mercader y su moto...
La escena se repite en mi memoria , Luis Mercader volando con los brazos abiertos y mi moto clavada en una "Gamma", que en el argot motociclista significa clavar la rueda de delante y que la moto se levante de detrás, y así quedé yo a escasos 2 centímetros de la gravilla y la tierra que me hubiera llevado al barranquito detrás de Mercader...
Mi moto volvió a tocar el suelo con las dos ruedas con un ¡pras! y sin quitarme el casco fui aparcar a un puentecito que había, justo al lado de donde se salió Mercader de la calzada. Recuerdo que... ¡No podía parar de reir!, estaba dejando la moto, aun con el casco puesto y no podía parar de reír, en un ataque de risa, posiblemente histérica, por haber sobrevivido y me estaba descojonando dentro del casco...
Entonces llegó Germán y preguntó por mi amigo Luis, le señalé, entre risas el barranquito y entonces vimos aparecer a Luis, sin casco y con un peladito en la barbilla que decía "estic be" (estoy bien), también con su típica sonrisa en la cara.
Recuerdo que Germán me recriminó y me dijo que no estaba bien que me estuviera riendo del accidente, años más tarde su hermana se iría a recriminar a otro colega que se había salido de la carretera con Citroen Saxo y se había cagado encima...; Me preguntó ¿por qué te ríes?, le contesté, "no lo sé..."
Esto sería octubre, en diciembre bajé con la moto a u ver a otro amigo y estando delante de un pub me dijo como el que no quiere la cosa ¿sabes quien se ha muerto?, y yo le pregunté ¿quien? Como que no fuera conmigo, y me respondió Luis Mercader, y entones esbocé una sonrisilla estulta, jajaja.
La confesión como el que oye llover me había pillado por sorpresa y no pude sino dejar escapar aquella sonrisa sencilla... Aunque aquello sí me dolió, subí, despues con la moto a mi pueblo, después de toda la noche como si nada y llegué llorando dentro del casco al colegio público donde años antes había dejado EGB y de pura rabia clavé el freno delantero de mi moto y la tiré al suelo. Me puse a llorar en silencio, con la moto allí tirada, apoyado contra un muro del colegio.
Un toro lo había apiolado. Al parecer quedaron un grupo de amigos de su pueblo para hacer otra salida en moto, entonces era lo habitual, pero Luis tenía una casa en Jérica y al parecer fueron todo el grupo a pasar la noche allí, para salir al día siguiente con las motos.
Luis tenía la misma opinión de los toros al "carrer" que yo, nos daban ardor de estomago, pero al parecer aquella noche de sábado hacían lo que los "boueros" llaman "festejos taurinos" y fueron a verlos, mi amigo se sentó debajo de una barrera, un toro metió la cabeza, lo enganchó de la ropa, lo sacó y le dio un golpe en la cabeza contra un rastel que lo dejó en coma en el hospital, del que nunca saldría con vida.
Sentí amargamente que algo tan menso fuera la causa de la fin de mi amigo, él hubiera sido uno de esos mecánicos de motos sensible, de estos que que cogen tu moto y la llevan a la autopista "solo para sentirla", que tienen y sienten pasión por la mecánica de por vida...
Llevaba idea de contar una historia divertida, de las muchas, o no tantas, que me hayan podido suceder en esta vida. Esta historia cuenta el lapso corto de tres años, en que conocí a un amigo del instituto, Luis Mercader, y es completamente cierta...
Una mañana de septiembre de 1989 llegué aquel infame instituto de FP de un pueblo de las cercanías. Digo infame porque yo quería estudiar BUP, pero no fui a las recuperaciones de septiembre, porque pensé que para lo bien que las hice en 4º y lo poco que me sirvieron, pasaba de darles el gusto de ir a las recuperaciones de 8º y me iba a FP. No les iba a dar el gusto de quedarme un año más en aquel frío colegio...
Las clases empezaron mal, nada más entrar en aquella aula percibí que el grado de civismo quizá no era el esperado, puede que esto fuera debido al detalle quizá sin mucha importancia de que las sillas y las mesas iban volando de un sitio para otro del aula, minutos antes que llegara el profesor.
Pensé "donde me he metido" y acaparé uno de auquellos pupitres y me senté en una de las esquinas... Llegó el profesor de ética, erala única clase en la que yo tenía esperanzas de no morirme de ardor de estomago en aquel curso, cuando el profesor escribió una palabra en la pizarra ESTATUS.
El profesor de ética, un treintañero con greñas a "lo Rosendo", preguntó a la clase si alguien sabía qué quería decir aquella palabra, y la clase enmudeció. Levanté tímidamente la manoy di mi explicación ad hoc sobre lo que es el estatus... Posiblemente toda aquella parafernalia vino por mí, yo era el único chico de aquella clase que vestía un tanto pijín, los otros eran greñudos, "coveros" de las cuevas del pueblo y otras gentes de mal vivir, y allí estaba yo con mis pantalones Chevignon y mi camisa a rayas de ejecutivo...
El profesor atendió mi respuesta y me miró de soslayo, en ese momento supe que ninguna de aquellas clases del curso 89-90 de electrónica me iban a servir para nada...
Siguiendo con la dinámica de lo que es una clase para un progre greñudo hicimos lo que se llama una dinámica de presentación; teníamos que escribir nuestro nombre y algo de lo que estuviéramos orgullosos en un papelito y meterlo en una caja de cartón. Luego íbamos a la caja y sacábamos un papel, leímos el nombre en voz alta y nos íbamos hablar con la persona con la que nos hubiera tocado; a mí me tocó Luis Mercader y en su papelito ponía que estaba orgulloso de haber dejado de fumar...
Lueis Mercader era un tipo no muy alto pero espigado, llevaba siempre el pelo cortado con raya al lado, pero largo y su nariz era aguileña, lo que le dotaba de una sonrisa parecida a la Filemón Pi...
Me sentí avergonzado de aquella cosa de la que debía sentirme orgulloso, pues a mis 16 años no encontré ninguna para estarlo...
Pasó el curso, me hice amigo de otros chicos y por fin llegó junio. Había hecho más o menos como enEGB, después de suspenderme 4º, la ley del mínimo esfuerzo y había suspendido 4; tecnología, prácticas, inglés y dibujo técnico.
Esta vez sí me presenté a las recuperaciones, a ver que sucedía en aquel nuevo instituto y aunque no había tenido tiempo de prepararme debidamente los exámenes, pues yo ya ayudaba a mis padres los veranos en la tienda de comestibles, el profesor de tecnología vino después del exámen y me dijo estas palabras "te vamos aprobar, pero seguramente suspendas 2º".
¡Yuhuuu! Estaba contento. Aquel sábado salí a celebrarlo con los colegas y se armó una buena. Se armó una buena en el cielo, como no recuerdo otra, comenzó a llover a eso de las 10:30 de la noche, con una fuerza inusitada y no paró hasta el día siguiente...
Recuerdo estar en el quicio de casa de mi abuela, resguardándome de la lluvia, aunque ya calado y mi tía felicitándome por el aprobado. Seguidamente nos fuimos a un pub local donde se había tenido que trasladar por aluminosis de la finca donde siempre tuvo el local y donde apenas ya iba nadie, y de ahí bajamos a ver el barranco.
La luz se había cortado en el pueblo y del barranco salía un rumor como a rocas arrastrando, éramos conscientes que el barranco bajaba a todo su caudal y ya llevábamos unos cuantos quintos en el cuerpo cuando la estela de agua que saltaba por encima de una de las escaleras metálicas que bajaban al barranco desapareció, yo no lo comprendí al instante, pero alguien dijo y alguien dijo "¡¡la ha arrancado!!, la fuerza del agua se había llevado la escalera de metal falcada al suelo del barranco y el muro...
Entonces, de repente, un rayo iluminó la superficie del barranco y vimos un bulto navegando a través de la corriente. Como éramos apenas unos niños e íbamos un poco bebidos alguien dijo "¡mira, una vaca!". En un ejercicio de exaltación de la imaginación, pues en nuestro pueblo sólo había una vaca, la de la tía Cecilia, y ésta creo que ya hacía algunos años que había muerto...
Era un coche o una furgoneta... Al día siguiente fuimos a recorrer el barranco y el espectáculo era dantesco. Aplastados sobre los pilares del viejo puente romano había no menos de tres coches, entre ellos el BMW del chulito local de moda, un carnicero, y ¿por qué no decirlo? Yo me sentí un tanto culpable, aunque ¡qué huevones! Llovió porque haría un verano húmedo y caluroso, casi tanto como este 2015...
Entonces empezamos 2º, recuerdo encontrarme con Mercader en el porche del instituto. Él se había marchado a Automoción y nos contaba que era del todo feliz, que las clases le iban muy bien, como anillo al dedo y que estaba disfrutando de lo lindo. Para mis fueros yo sabía que si hubiera hecho lo mismo que él, habría sido igual de feliz, pues a mí la mecánica me encantaba, pero no quería acomodarme, pues por lo que yo sentía verdadera vocación y fascinación era por la Cultura con mayúsculas...
Aquel año nos compraron sendas motos de 74cc a Luis Mercader y a mí, a mí una Yamaha TZR 80 y a el una Honda NSR. Así que cierta tarde de invierno quedamos para ir a probarlas a El Garbí, un puerto de montaña, cercano a mi población.
Recuerdo que bajamos bien, sin incurrir en demasiado riesgos, pero al subir fuimos a darlo todo y yo tuve que dar una patada al suelo para levantar la moto en cierta curva porque se me fue del tren anterior... (años más tarde me quebraría este mismo tobillo por casi lo mismo..).
El diagnóstico suyo fue que de todas la TZR que conocía, la mía era la más "tiraba", aunque su NSR subió más rauda el puerto de montaña. Era normal, mi moto llevaba un chasis que pesaba el doble que el suyo, un DELTABOX en doble viga, y la moto tenía bastante más peso que las Honda NSR inspiradas en el cuerpo del delfín...
Quedamos para "hacer una salida" a "Montanejos" otro puerto de montaña, esta vez más lejos, junto a otra NSR y dos NS1.
Recuerdo que íbamos por la carretera principal, cuando a mi amigo el de la otra NSR se le ocurrió girar por una carretera que no habíamos ido nunca, y tiró delante. Mi amigo Mercader lo siguió y detrás de él iba yo a la zaga...
Germán, que era el piloto de la NSR en cabeza se desmarcó un poco y llegamos a un tramo rápido, de curvas entrelazadas, dentro del propio puerto de montaña, pero... De repente, al parecer, después del tramo de cuvas entrelazadas rápidas (de 100km/h +/-) había una curva cerrada y Germán, que iba en cabeza la vio y frenó, pero Mercader, que iba como a 50 metro debió no darse cuenta de la maniobra y se la comió, se hizo un recto, y detrás de él, fui yo...
Salió volando de la carretera, lo vi perfectamente, con los brazos levantados y las piernas extendidas, mientras su moto caía a lo que parecía un barranquito, juro que vi esa escena y mi mente discernió rápido y pensé "ahí no caigo". Entonces tiré de "hierro", del disco delantero de mi TZR, y gracias a que compré la moto con unos neumáticos Top de la gama, unos Michelí Hi sport, pude clavar la rueda delantera de mi moto a escasos 2 cm de la gravilla y la tierra que me hubiera llevado irremisiblemente a caer encima de Mercader y su moto...
La escena se repite en mi memoria , Luis Mercader volando con los brazos abiertos y mi moto clavada en una "Gamma", que en el argot motociclista significa clavar la rueda de delante y que la moto se levante de detrás, y así quedé yo a escasos 2 centímetros de la gravilla y la tierra que me hubiera llevado al barranquito detrás de Mercader...
Mi moto volvió a tocar el suelo con las dos ruedas con un ¡pras! y sin quitarme el casco fui aparcar a un puentecito que había, justo al lado de donde se salió Mercader de la calzada. Recuerdo que... ¡No podía parar de reir!, estaba dejando la moto, aun con el casco puesto y no podía parar de reír, en un ataque de risa, posiblemente histérica, por haber sobrevivido y me estaba descojonando dentro del casco...
Entonces llegó Germán y preguntó por mi amigo Luis, le señalé, entre risas el barranquito y entonces vimos aparecer a Luis, sin casco y con un peladito en la barbilla que decía "estic be" (estoy bien), también con su típica sonrisa en la cara.
Recuerdo que Germán me recriminó y me dijo que no estaba bien que me estuviera riendo del accidente, años más tarde su hermana se iría a recriminar a otro colega que se había salido de la carretera con Citroen Saxo y se había cagado encima...; Me preguntó ¿por qué te ríes?, le contesté, "no lo sé..."
Esto sería octubre, en diciembre bajé con la moto a u ver a otro amigo y estando delante de un pub me dijo como el que no quiere la cosa ¿sabes quien se ha muerto?, y yo le pregunté ¿quien? Como que no fuera conmigo, y me respondió Luis Mercader, y entones esbocé una sonrisilla estulta, jajaja.
La confesión como el que oye llover me había pillado por sorpresa y no pude sino dejar escapar aquella sonrisa sencilla... Aunque aquello sí me dolió, subí, despues con la moto a mi pueblo, después de toda la noche como si nada y llegué llorando dentro del casco al colegio público donde años antes había dejado EGB y de pura rabia clavé el freno delantero de mi moto y la tiré al suelo. Me puse a llorar en silencio, con la moto allí tirada, apoyado contra un muro del colegio.
Un toro lo había apiolado. Al parecer quedaron un grupo de amigos de su pueblo para hacer otra salida en moto, entonces era lo habitual, pero Luis tenía una casa en Jérica y al parecer fueron todo el grupo a pasar la noche allí, para salir al día siguiente con las motos.
Luis tenía la misma opinión de los toros al "carrer" que yo, nos daban ardor de estomago, pero al parecer aquella noche de sábado hacían lo que los "boueros" llaman "festejos taurinos" y fueron a verlos, mi amigo se sentó debajo de una barrera, un toro metió la cabeza, lo enganchó de la ropa, lo sacó y le dio un golpe en la cabeza contra un rastel que lo dejó en coma en el hospital, del que nunca saldría con vida.
Sentí amargamente que algo tan menso fuera la causa de la fin de mi amigo, él hubiera sido uno de esos mecánicos de motos sensible, de estos que que cogen tu moto y la llevan a la autopista "solo para sentirla", que tienen y sienten pasión por la mecánica de por vida...
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