Y como anécdota, recuerdo una gran noche hace unos 10 años en la que el jubilado de turno ya llevaba metidos unos 300 lerus en la máquina a la hora de cierre y le salieron los 500 de premio. El hijomio quiso seguir jugando y el palillero llamó a la camarera y le dijo que cerrara el bar para sacarle la pasta y que quedara yo por si había problemas.
Resultado. El viejo se fundió los 500, yo tuve barra libre, me ***é a la camarera en el baño y nos despertó el encargado del bar a las 7 de la mañana mientras el puñetero viejo seguía metiendo pasta a la maquinita. Me sentó mal por el pobre viejo pero lo pasé de querida progenitora esa noche.