La izquierda siniestra: el feminismo radical en la escuela

Visilleras

de Complutum
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Un tocho ACOJONANTE (de hecho lo he tenido que "dividir" en cuatro partes) que data del año 2011 y que leído HOY casi 10 años después desgrana perfectamente lo que antes era minoritario, apenas perceptible por la mayoría de la población y hoy es una constante omnipresente, machacona, liberticida, y espantosa.


Os recomiendo su lectura

La izquierda siniestra: el feminismo radical en la escuela

Estoy convencido de que los ideales, valores y reivindicaciones izquierdistas en las sociedades democráticas, han contribuido notablemente a la mejora del estado de derecho, el progreso social y el bienestar general. Creo, sin embargo, que la izquierda internacional y, desde luego, la nacional, ha experimentado una serie de cambios en los últimos tiempos que la hacen irreconocible en muchos sentidos. No puedo estudiar aquí estas cuestiones con detalle, pero sí quiero dar argumentos suficientemente sólidos que muestren de qué manera la izquierda actual está corroyendo el estado de derecho y la salud de la democracia. Estamos, y no es un mero juego de palabras, ante una izquierda siniestra.


El mismo desarrollo y progreso económicos de nuestras sociedades (que tan mal se las están viendo en estos momentos) y la extensión de una clase media acomodada, han ido dejando a la izquierda sin materia de trabajo real, sin víctimas mayoritarias a las que defender de las dentelladas capitalistas. Bien es cierto que el socialismo se podría haber preocupado de la suerte y destino de una bolsa creciente de desahuciados sociales y vagabundos que hoy se conoce como “cuarto mundo”. Pero me temo que los sindicatos y demás fuerzas izquierdistas han preferido dedicarse a defender a sus afiliados o a votantes potenciales: por definición a quienes ya tienen trabajo que defender o un voto que dar como colectivo bien identificado y de peso. Trabajan para quienes les pagan de alguna manera, de modo que el sector más mísero de la ciudadanía, incapaz de pagarse abogado o paladín, se queda sin voz en un mundo hostil y ciego a las culpas. Las fuerzas de la izquierda, a falta de víctimas rentables que defender, se han dedicado a abanderar causas falsas; es decir, a hacer política del más puro y corrosivo victimismo. Buscan víctimas falsas y se erigen en sus representantes y paladines, a cambio de dinero, cuotas o votos.


¿Por qué digo que la izquierda actual es irreconocible? Componga el lector en su mente la imagen de un acaudalado hombre de negocios, de un potentado, de un tipo que disfruta de privilegios, exenciones y prebendas, juega en bolsa, posee varias viviendas lujosas, etc. ¿Ya? Dígame usted ahora si ese sujeto imaginado es un hombre de derechas o de izquierdas. La verdad es que tanto podría ser de unas como de otras. En la actualidad, una persona puede ser rica o inmensamente rica y, no obstante, considerarse y ser considerada de izquierdas. No hay incompatibilidad, al parecer. Socialista puede ser Strauss Kahn, -el acaudalado ex rector del FMI- y socialista podría declararse el mismísimo Bill Gates sin que ya casi nadie enarcase las cejas en un sorpresivo ataque de asombro. “Si no puedes con el enemigo, únete a él”, dice el refrán. Pues esto es lo que ha hecho el socialismo. Se ha fundido con el capitalismo en efusivo y lúbrico abrazo, hasta ser imposible discernir de quién es ese brazo, de quién esa pierna o de quién la tarjeta visa que ha caído al suelo.


Ni qué decir tiene: Ya nadie cuestiona la plusvalía, la propiedad privada o la plutocracia. Es más, los políticos socialistas han practicado en los últimos tiempos el más feroz de los liberalismos económicos, permitiendo que la banca y potentes empresas constructoras hayan obrado a sus anchas. Mientas el precio de una barra de pan está sometido a control estatal por considerarse un bien de primera necesidad, el de la vivienda ha crecido elefantiásicamente y sin contención bajo mandatos socialistas, para regocijo de banqueros y constructoras áureos, hasta convertirse en un bien de lujo sólo al alcance de las rentas más altas. Hoy, para decirlo en pocas palabras, tenemos una izquierda que Marx o Engels, más verdes que gente de izquierdas de rabia, señalarían como el enemigo capitalista a batir.





MAYO DEL SESENTA Y OCHO, LA PRIMAVERA INMARCESIBLE



Si el socialista de hoy no se caracteriza por ser enemigo de la plutocracia, la acumulación de la riqueza en unas pocas manos, la plusvalía o la propiedad privada, ¿cuáles son sus (nuevas) señas de identidad? ¿Qué hace o qué dice para seguir mereciendo el título de socialistas? Bastará con que se prenda en el pecho los galardones de ecologista, pacifista, multiculturalista, feminista radical, partidario del amor libre (es decir, del sesso libre de amor), etc. Todos estos ideales nacieron o eclosionaron, como el lector recordará, en la feraz primavera del mayo del sesenta y ocho. El socialista de nuestros días todavía bebe de aquellas alucinógenas aguas. A todos nos queda en la memoria las consignas contestatarias de la revolución parisina: “Haz el amor y no la guerra” (amor libre y pacifismo), “Prohibido prohibir” (liberalidad gonadal y estupefaciente; no a la autoridad), “no te fíes de una persona mayor de treinta” (apología de la juventud, repudio de la tradición), “nada es bueno ni malo, todo vale” (relativismo), “abajo los sujetadores” (feminismo liberador)… Todos estos eslóganes y proclamas han servido al socialismo para conformar su particular ideario electoralista. En los mítines socialistas, los candidatos siguen echando mano de las consignas parisinas para atraer al electorado de tendencia más progresista.


PROGRESÍA PRIMAVERAL Y ESCUELA


Los socialistas, lo diré con palabras breves, intentaron ideologizar la escuela; es decir, inculcar en los niños su ideología política. Si alguien lo pone en duda, no tendrá más que echar un vistazo a los llamados Temas tras*versales: una serie de contenidos supuestamente éticos y cívicos concebidos para formar ciudadanos demócratas al más puro estilo progre. Véanse cuáles son esos temas (copiado de Wikipedia para una fácil consulta por el lector):


-Educación ambiental


-Educación para la paz


-Educación del consumidor


-Educación vial


-Educación para la igualdad de oportunidades entre sexos


-Educación para la salud


-Educación en la sexualidad


-Educación cívica y jovenlandesal


-Temas propios de cada Comunidad Autónoma (p.e.: Cultura andaluza, en el caso de Andalucía).


Como se puede apreciar, el contenido de los famosos temas tras*versales es, en su mayor parte, una copia fidedigna del ideario político de la revolución del sesenta y ocho. O sea, una copia de los ideales políticos del socialismo democrático.


Es evidente que hemos pasado de tener una izquierda que quería cambiar las infraestructuras (materialismo marxista) para, con ello, cambiar las conciencias alienadas, a una izquierda que desea cambiar las conciencias para, así, tras*formar el mundo a su conveniencia (aunque ya no las infraestructuras y estructuras). Y las conciencias, es obvio, donde mejor se moldean y manipulan (siempre que se sepa hacer con un mínimo de solvencia, claro), es en la escuela, cuando todavía están tiernas.


La asunción por el Estado, a través de la institución escolar, de inculcar en los niños ideas (supuestamente) progresistas está ligada al proyecto político que inauguró la Constitución. Dicho de otro modo: la LOGSE es, ante todo, la solícita emisaria de la Constitución para las nuevas generaciones, su portavoz en la escuela. La Constitución española abrió una nueva etapa política, la democracia (no quiero aquí entrar en si ya salió a la luz poco equilibrada o lozana, rozagante o renqueante). La LOGSE, a mi entender, nació de la desconfianza institucional respecto de la capacidad de la sociedad (en concreto, de los padres) para tras*mitir valores democráticos a las nuevas generaciones, para educar a los niños de conformidad con las exigencias y retos políticos del momento. Presentes en el pensamiento de sus redactores estaban, sin duda, la guerra civil y el régimen franquista, llagas abiertas en la memoria colectiva, y el temor de que acontecimientos de esa laya volvieran a repetirse. Por eso, ya desde sus inicios, la LOGSE quiso impregnar los programas académicos de esencias constitucionales, de valores democráticos, supuestos o reales, nacidos, como hemos visto de aquel inmarcesible mayo francés. Ya en los llamados “temas tras*versales” podemos hallar un anticipo de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la cual, simplemente, da un tratamiento explícito y directo a esos temas.


El propósito original de la LOGSE era, a mi juicio, éste: formar ciudadanos con talante y pensamiento democráticos, acordes con nuestra flamante y recién estrenada democracia. O lo que era lo mismo a ojos de quienes la inventaron: con talante y pensamiento socialistas.


En la escuela post-constitucional los niños debían aprender a comportarse como convencidos demócratas (o sea, socialistas progres): multiculturalistas, pacifistas, ecologistas, libérrimos en cuestiones de sesso, tolerantes (relativistas), feministas… Sobre todo, feministas.


RASGOS MATRICIALES DE LA ESCUELA LOGSIANA


Pero veamos algunos rasgos más de la escuela socialista, reflejados e incardinados en la LOGSE. Son rasgos esenciales, matriciales, necesarios para la consecución de los ideales enunciados arriba (pacifismo, relativismo, multiculturalismo, feminismo…). La escuela logsiana es:


Contraria al reto.


Enemiga de la competición.


Anti-jerárquica, anti-autoritaria.


Contraria a la censura y la sanción.


Relativista. Anti-racionalista.


¿Por qué la escuela socialista es contraria al reto, es decir, contraria a que los alumnos se esfuercen por plantearse y conseguir metas académicas ambiciosas? Porque el reto personal acaba generando una actividad social competitiva: los alumnos competirían entre ellos de manera implícita o explícita. Y esto es contrario al ideario del socialista actual, pues el capitalismo se distingue por estimular la competitividad de sus agentes económicos, de las empresas y sus (explotados) trabajadores. El concepto de democracia que tiene el socialismo es contrario a la competición, pues ésta establece las bases del clasismo: los competidores ganadores sojuzgan a los perdedores. Es decir, la competición forma parte de la misma esencia del capitalismo. Siendo esto así, la escuela logsiana debía trasmitir los valores contrarios a los del capitalismo. En vez de retos personales ambiciosos y competición entre alumnos, colaboración entre ellos, compartición, ayuda al necesitado, cooperación… A los niños, en efecto, se les dice que lo “importante es participar, no ganar”. Compartir y colaborar son rasgos del socialismo, del comunismo…


¿Por qué es la escuela logsiana anti-jerárquica? ¿Por qué es contraria a la autoridad? Porque el socialista progre entiende que la jerarquía, el orden y la autoridad son rasgos de los regímenes políticos despóticos o dictatoriales. En nuestro caso particular, rasgos del régimen franquista. Por tanto, el alumno logsiano debía aprender a rechazar la autoridad, incluida la autoridad del maestro o profesor. Y, por supuesto, también la del padre.


¿Por qué la escuela logsiana es relativista (y contraria a la censura)? Porque el relativismo lo entiende el socialista como un signo de tolerancia, o, mejor dicho, la tolerancia en sí misma. Si nada es verdadero ni falso, ni bueno ni malo, entonces nada es censurable y todo está permitido. El relativista se reputa como tolerante por antonomasia. Y si nada es cierto de manera indubitable, ya podemos imaginar en qué lugar queda la autoridad y la función del maestro. Si los contenidos académicos están sujetos a duda y a opinión, ¿en qué lugar quedará la autoridad docente?


Así pues, capitalismo y dictadura son los dos cocos de quienes la escuela ha de huir, los males de quienes la escuela progresista debía prevenirse. Pero todavía hay más cocos…


MÁS RAZONES PARA REPUDIAR LA AUTORIDAD, EL RETO Y LA SANCIÓN Y LA COMPETICIÓN EN LA ESCUELA.


La autoridad, el reto y la competición son, para la doctrina socialista, características del escualo capitalista y de las dictaduras fascistas. Mas hay otros motivos, acaso más poderosos, para que el socialismo repudie tales características. Vamos a verlo con algún detenimiento.


DIMORFISMO sensual HUMANO. LO QUE DICE LA CIENCIA SOBRE HOMBRES Y MUJERES.


Durante casi un siglo, el paradigma psicológico conductista, enraizado en el más extremado de los positivismos, dominó el ámbito de la psicología científica con mano de hierro. Entre sus dogmas más férreos se encontraba –o se encuentra- el de la tabla rasa. Según esta concepción psicológica (en realidad, filosófica), las diferencias interindividuales humanas son debidas exclusivamente al ambiente, la historia de refuerzos (Skinner) y diferentes procesos de condicionamiento pavloviano experimentados por el sujeto a lo largo de su vida (Watson). Por ejemplo, si Juan es más inteligente que Pedro es porque ha recibido más estimulación ambiental. La diferencia en C.I. no está causada jamás por la biología o la genética de cada individuo. Si alguien se atrevía a cuestionar este dogma de fe, se exponía a recibir durísimas críticas generales; incluso a ser acusado de fascista (en especial si ese alguien se aventuraba a ofrecer o plantear una explicación biológica de las diferencias intelectuales entre razas humanas o entre hombre y mujer). Sin embargo, las cosas han ido cambiando poco a poco. Hoy ya hay investigadores serios que han plantado cara al imperio de la tabla rasa. Steven Pinker es uno de ellos. En la “La Tabla Rasa”, su obra más conocida, refutó con ingentes razones y pruebas los dogmas ambientalistas. Otros investigadores iconoclastas, -algunos de los más eminentes, de sesso femenino-, han estudiado sin prejuicios las diferencias en personalidad e inteligencia en función del sesso o la raza (Doreen Kimura, Helen Cronin, Louann Brizendine…). Pese a la contumaz resistencia de los ambientalistas, la investigación al respecto arroja resultados ya popularmente divulgados y conocidos del gran público. Todos los amantes de la verdad deberán celebrar la impugnación hecha al dogma de la tabla rasa. Ahora bien, los estudios en cuestión encerraban riesgos ominosos, principalmente derivados de la dificultad que tiene la mayoría de la gente para entenderlos de forma correcta, y derivados, asimismo, de las interpretaciones interesadas que algunas personas hacen de ellos. Más adelante explicaré a qué me refiero.
 
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ese programa educativo ya lo tuve yo en mi escuela, años antes del 2011 que ahi cita.
tambien nos anticiparon lo de la invasion jovenlandésnegra y que, como comparados con ellos, nosotros somos ricos, nos tocaria compartir lo nuestro con ellos.
yo creia que exageraban. tenia yo 14 años.
y parece que todo lo que nos contaron, esta ocurriendo de verdad.
 
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