La izquierda de progreso y su Ley de Restauración de la Naturaleza (de la bitácora de Txirlo)

Eric Finch

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La izquierda de progreso y su Ley de Restauración de la Naturaleza.


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La Unión «Europea» quiere acabar con la agricultura. Le llaman Ley de Restauración de la Naturaleza, para volver a la Edad Media o mejor dicho al neolítico, cuando aun no había presas y represas destructoras de los ecosistemas primigenios, pantanos y control del agua para poder regar y evitar inundaciones, y los fértiles campos cultivados para alimentar a los humanos eran ensueños en alguna cueva donde sus habitantes tenían una esperanza de vida de treinta años y la mortalidad infantil era del vaya usted a saber.

Se acabaron los cultivos: en el granero de Italia, la región de Emilia-Romaña, se aplica desde este año un programa de abandono progresivo de la agricultura. Pronto se extenderán dichas medidas al conjunto de la agricultura europea.

Se invita a los agricultores locales a abandonar su actividad durante veinte años a cambio de una compensación mensual de entre 500 y 1.500 euros.
El programa ha pasado a formar parte de los amplios planes de la UE para una agenda verde en el marco de lo que denominan la Ley de Restauración de la Naturaleza, que obligará a los Estados miembros a reparar antes del año 2030 al menos el 20% de las áreas terrestres y marinas y, para el año 2050, extenderlas a todos los ecosistemas dañados que necesitan restauración, todo ello a través de medidas jurídicamente vinculantes.
Europa se embarca en un suicidio colectivo. Emilia-Romaña es una de las regiones europeas más ricas. Según Eurostat, tiene el 23.º PIB per cápita más alto de todas las regiones europeas y el tercero más alto de Italia. Ciudades como Bolonia y Módena están entre las cinco más ricas del país.
A esta región —y a las demás, cuando les llegue el turno— se le pide que renuncie a sus poderosas y ancestrales tradiciones agrarias, incluida la producción de queso parmesano, jamón de Parma, Lambrusco, Trebbiano y vinos Sangiovese. Y los agricultores deben acabar engrosando las filas del paro.
Tales desafueros no se limitan, como decíamos, a Emilia-Romaña. Toda Europa está amenazada por ellos, como en Alemania lo saben muy bien los campesinos (¿se puede aún hablar de campesinos?, ¿no estará prohibido el término?), los cuales se han lanzado con sus tractores a bloquear las autopistas en el curso de enormes manifestaciones de protesta.
Lo que pretende la Comisión Europea, con su ultraecologismo de salón, es obligar a que todos los ecosistemas dañados —también los españoles, por supuesto— vuelvan a su condición original o, al menos, a un estado cercano al de antes de ser dañados. Aplicado al pie de la letra, ello significaría… hacer que el campo vuelva a la situación que tenía en el Paleolítico, antes de la gran revolución del Neolítico. Según los cálculos de Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), ello supondría que “el 36% de la superficie terrestre de Portugal y el 40% de la superficie de España pasarían a ser improductivas porque no se permitiría la actividad agrícola tal como se realizaba hasta ahora”.
Lo que sí es seguro es que, en los yermos que, si no lo remediamos, sustituirán a los actuales huertos y trigales, habrá espacio más que suficiente para que, manejadas por las poblaciones árabes y africanas que sustituirán a la europea, se alcen las fábricas de producción de insectos con que alimentar tanto a unos como a otros.
El Manifiesto

La izquierda, la derecha y la frase que define la ideología de este blog; Si te consideras de izquierda o de derecha no te mosquees si me cachondeo.

Consideraciones en este mismo sentido de Martín Varsavsky
Mi tras*ición hacia la derecha puede explicarse mejor al observar cómo lo que se consideraba progresista y de izquierdas se ha vuelto conservador, y lo que se consideraba conservador y de derechas, ahora es progresista. Las nociones tradicionales de izquierda y derecha, antes sinónimas de progresismo y conservadurismo, respectivamente, se han invertido. La derecha está adoptando cada vez más elementos innovadores y progresistas, mientras que las facciones de la izquierda están abogando por la preservación del statu quo, un rasgo tradicionalmente asociado con el conservadurismo. Este cambio se ejemplifica en el movimiento medioambiental. La preservación del medio ambiente, una causa defendida por la izquierda, ha llevado inadvertidamente a resultados conservadores. Las rigurosas regulaciones medioambientales, aunque a veces necesarias para la salud a largo plazo de nuestro planeta, han aumentado muchísimo el coste de la vivienda y la energía. Los códigos de construcción más estrictos y las leyes de zonificación han inflado los costos de construcción, lo que ha llevado a un aumento en los precios de la vivienda, haciendo que la propiedad de una casa sea inasequible para muchos. Ahora, para abogar por una concesión de permisos más fácil, tienes que inclinarte hacia la derecha en el espectro político, pero una concesión de permisos más fácil conduce a una vivienda asequible, una misión tradicionalmente de la izquierda.
De manera similar, la fobia a la posibilidad de accidentes nucleares ha llevado a la izquierda a luchar por el cierre de las centrales nucleares que por un lado no emiten gases de carbón y por otro producen las 24 horas algo que las renovables no pueden hacer. El resultado es que la izquierda nos lleva a la pobreza energética. Otro ejemplo es la economía gig, que ha revolucionado la forma en que trabajamos y vivimos, ofreciendo flexibilidad y autonomía para los trabajadores y comodidad para los consumidores. Sin embargo, se enfrenta a una oposición significativa por parte de la izquierda y los sindicatos laborales, que abogan por una mayor regulación para proteger las estructuras de empleo tradicionales y encarecer los productos. Sin embargo, la derecha tiende a ver la economía gig como un testimonio del poder de la innovación y los principios de libre mercado, abogando por un enfoque más laissez-faire para fomentar su crecimiento. Incluso aquellos que critican la economía gig son consumidores diarios de su comodidad y los que en ella trabajan la usan para complementar sus ingresos y seguir con estudios en búsqueda de un futuro mejor, algo que la izquierda tendría que apoyar pero no lo hace. La revolución de la inteligencia artificial (IA) presenta una dicotomía similar. La izquierda, con su creciente cautela, ve la IA como una amenaza, citando preocupaciones de desplazamiento laboral, implicaciones éticas e infracciones de privacidad.
Algunos llegan al extremo de decir que la IA representa una amenaza existencial para la civilización y que simplemente nos matará. En contraste, la derecha es mucho mas progresista y ve la IA como una oportunidad significativa, argumentando que puede impulsar el crecimiento económico, mejorar la productividad y abordar desafíos sociales. El cambio en las actitudes hacia la libertad de expresión, históricamente un pilar de la ideología liberal, proporciona otro ejemplo. Hay un creciente sentimiento en la derecha de que la izquierda está intentando limitar la libertad de expresión en favor de la corrección política o la armonía social. En contraste, la derecha está cada vez más abogando por la preservación de los derechos de libertad de expresión. Lo que se encontró en esta plataforma, anteriormente conocida como Twitter, es un claro ejemplo de censura, ahora mayormente eliminada por otra persona que se fue hacia la derecha
@elonmusk. Las actitudes hacia los judíos e Israel, antes favoritos de la izquierda y ahora vilipendiados por ella, es otro caso en cuestión. Israel, la única democracia en el Medio Oriente, se presenta en la izquierda como un poder supremacista blanco y no como un país atacado por el islam radical fascista. Los islamistas radicales son vistos como luchadores por la libertad en lugar de los herederos de la ideología nazifusionada con el islam. Israel es visto como el paria de Medio Oriente cuando en el pasado fue gracias al progresismo que consiguió su independencia del imperio británico. En resumen, la derecha y la izquierda han cambiado de posición en la mayoría de los temas y así fue que yo también. Si quieres ser progresista hoy en día, inclínate a la derecha. En España el PP es mucho más progresista que el PSOE. En Argentina Milei es el progreso, no el peronismo. Y así en muchos otros países.

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Desde que mi hijo me comentó sobre Ricky Gervais lo sigo fielmente. Por fin he podido reírme con los chistes de alguien tras años de no poder soltar la carcajada.

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esta visto que la vida tal y como la conocemos se va a acabar, y pronto, lo que vendra despues no sera vida, sera otra cosa
 
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