loveisintheair
Madmaxista
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A mi Soto Ivars me encanta. Primero, porque me parece que escribe muy bien. Segundo, porque es librepensador. Y tercero, porque le echa unos bemoles tremendos, y aunque muchos no lo vean (seguramente porque no lo conozcan...) este tipo de personajes son los que MÁS AYUDAN a que las cosas (especialmente la mentalidad) cambie.
Es un tipo que había sido de izquierdas de toda la vida, pero de la izquierda crítica. Cree en lo del reparto de la riqueza y tal, pero no se come los mantras de la izquierda, y ha sido increíblemente crítico con el wokismo y la censura en medios y redes. Además con bastante sorna.
Es valiente, porque en su momento salir de ese armario le iba a suponer lo que ya le pasa, que la izquierda más pogre hace días que le llama fascista y cosas de esas. Pero no se calla, y sigue metiendo caña.
Y digo que estos casos son los más efectivos, porque al ser un izquierdista tradicional, tiene acceso a medias y tertulias que alguien de la derecha sería muy difícil que lo tuviera. Y porque no hace el mismo efecto que le llamen ultraderecha y cosas de esas para evitar que la gente lo escuche, porque la gente sabe que no es así.
Y como su opinión suele ser bastante ecuánime, suele ser muy contraria a la del resto. No hace mucho en una de estas tertulias en la TV dijo abiertamente que los medios ocultaban datos que no favorecieran la agenda de la ideología de género, y que era una aberración, y una traición a su profesión. Y que el estado solo se cuentan los asesinatos de hijos hechos por los padres, pero no por las madres cuando son más, lo cual era una tremenda manipulación.
O esta misma semana, vi un vídeo suyo porque analizaban el caso ese del tío con algún retraso que había forzado una cabra, y varios se pusieron 'intensitos', e Ivars se les descojonó en la fruta cara. De qué shishi estás hablando, si esa misma cabra te la podrías estar comiendo para merendar cuando salgas de aquí.
Cuando le he visto por twitter, he visto ese efecto tan maravilloso de que es capaz de abrir los ojos a otra gente de izquierdas, que puedan ser moderados o al menos un poco racionales. Les hace pensar, y le defienden. Contra los sectarios que solo saben decir siempre y en todo momento ultraderecha-fascista-francopantano.
Es más, cuando se meten otros de izquierdas a defenderle, en el fondo es una cuña enorme que resquebraja el hielo, entre los que aún conservan dos dedos de frente, a pesar de su izquierdismo, y los que se comerán eternamente la próxima consigna de Pedro Sánchez.
Es curioso que la gente de la derecha no suele criticar a los suyos porque, por ejemplo, tengan amigos de izquierdas, o incluso en algún momento puedan criticar al partido que más les represente, si la crítica es razonable y razonada.
Pero es que la izquierda no es así, funciona como un banco de caballas que se mueven a espamos, y cualquiera que mee un poco fue del tiesto automáticamente es purgado. Y Soto Ivars provoca purgas continuas de los suyos. Que (imagino...), al ser atacados con esa fiereza y sin razón por defender cosas obvias, aún se darán más cuenta de lo insostenible que es una ideología en la que la realidad no importa.
De hecho mi sensación es que se da cuenta de que su postura, al no haber cambiado conforme la izquierda evolucionaba con el wokismo, está cada vez más cerca de la derecha. Pero claro, es la izquierda la que se ha ido lejos lejos.
Para mi está a diez vídeos de rallo de darse cuenta de que (ya...) no es de izquierdas. Él mismo dice que no sabe nada de economía, pero es que la parte social que defiende ya se la ha movido completamente. Los de izquierdas más fanáticos lo consideran un auténtico traidor, cuando hace no demasiado era uno de los suyos...
Sigo a Soto Ivars desde hace muchos años, y antes era el perfecto equidistante insoportable -equidistante pero siempre tirando para la izquierda-. Pero, tal y como yo imaginaba que pasaría, en cuanto tuvo el primer hijo, se acabó la equidistancia.
Ser padre y caérsele la venda roja fue todo uno.
Y es que no hay nada como tener hijos para comprender la realidad de la vida y volverse conservador.